No le cabe duda al legendario exsubversivo de que la economía criolla, sobre todo en materia petrolera,funciona según la pauta dictada por un acuerdo entre el expresidente de EE UU (en plan de facilitador) , el magnate venezolano y el mandatario bolivariano. A éste último lo acusa de haber iniciado la
privatización de los recursos energéticos.
CARACAS.- Si algo define la actual situación del mítico ex guerrillero
venezolano Douglas Bravo es el desparpajo y camaradería con que lo saludan sus
vecinos, en el piso 15 de una de las torres de Parque Central en Caracas: cuando
él se asoma por la puerta de su apartamento, otras puertas se abren y surgen
personas en bermudas y batas de casa que lo saludan alegremente.
Douglas Bravo ya es una persona normal, si acaso importunado por algún
policía trasnochado en algún aeropuerto que le recuerda la toma que hiciera
del fundo de la papelera transnacional Smurfit Cartón en Ospino ¡hace 11
años! y que él cita con entusiasmo juvenil como si hubiera ocurrido la semana
pasada.
En su apartamento, que da hacia El Ávila, todo está viejo, corroído por el
abandono y el óxido. Los libros –es un lector voraz- están guardados en
cajas y, aún así, hay periódicos, folletos, opúsculos, revistas, libros,
libros, libros desperdigados incluso bajo las dos enormes palmeras que cobijan
extrañamente la mitad de la sala –y que él mima como un símbolo de su nueva
pasión ecologista, del mismo modo como los cristianos renacidos adoran todo lo
que tiene que ver con Jesús. Obsequia un ejemplar de un periódico
ultraizquierdista que suponíamos extinguido –Ruptura- y uno se entera al
instante del por qué de tal suposición: sale una vez al año.
Douglas Bravo, como Simón Bolívar, apenas si mide 1.67 cms de altura,
imponiéndose su gran cabeza coriana (mejor dicho, cabureña) de las
estribaciones de la sierra falconiana. Allí va a instalar, en la casa de su
madre, el “Museo de la Resistencia”.
-¿De la guerrilla?, inquirimos.
- No, de la resistencia cultural, porque ésta todavía sigue.
- Globovisión ha lanzado una campaña para advertir que se nos viene encima un
ajuste económico “light”, suave y con mantequilla, pero ajuste al fin.
¿Cómo lo caracteriza usted?
- Cuando gobernaba Caldera II, él lanzó aquel proyecto que parecía muy
revolucionario, la Agenda Venezuela. Lo cierto es que el ministro Sosa no logró
los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional y Caldera tuvo que ceder a un
ajuste en gran escala que trajo consigo la apertura petrolera. Esto se le
parece. El gobierno de Chávez ha hecho desde sus comienzos un discurso radical,
antiimperialista en la forma pero no en el contenido. En la práctica ha tenido
un comportamiento capitalista, especialmente en el caso de la política
energética que ha pasado de los acuerdos de la entrega de la plataforma deltana
hasta las empresas mixtas que constituyen un verdadero atentado a la soberanía,
puesto que le concede 40 % de las acciones a las empresas multinacionales.
- Un momento. No hay pérdida de la soberanía: la mayoría de las acciones
siguen siendo de Pdvsa.
- Sí hay pérdida de la soberanía porque antes éramos propietarios del 100
%, cosa que sucede en el resto de los países de la Opep.
- Pero, que yo sepa, en Arabia Saudita explotan el petróleo las
transnacionales norteamericanas.
- Eso es cierto, pero se les pagan sus servicios sin ser propietarios ni
siquiera del 1 %. Es decir, que Venezuela inició, con esa modalidad de empresas
mixtas, la privatización de los recursos energéticos fósiles. Y lo peor es
que esta política se está extendiendo fuera de Pdvsa. El resultado es un Alca
(Acuerdo de Libre Comercio para las Américas) disfrazado. Más aún, Venezuela
inició en América Latina, con esa fórmula, la nueva modalidad de dominación
del capitalismo.
- Si eso es cierto, ¿por qué la animadversión norteamericana de la ex
administració n Bush y ahora la de Obama hacia Chávez?
- Tú te has dado cuenta que Wall Street no ha atacado al gobierno bolivariano
ni una sola vez. El Pentágono sí. ¿Por qué? Porque los acuerdos del pacto
Carter-Cisneros- Chávez son los que deciden la verdadera y esencial política
económica, en particular la energética. Pero podríamos ir más allá: si
Venezuela ha intentado acercarse a Rusia en un acuerdo
político-econó mico-militar, no quiere decir que Venezuela se esté alejando
del capitalismo sino que está buscando una nueva modalidad del capitalismo que
es el del Estado. Hay una confusión cuando los ricos de Fedecámaras y los
ingenuos del gobierno dicen que Venezuela está entrando en la era socialista.
La pugna real que existe ahorita entre el gobierno y los sectores ricos
afectados no es sino una pelea entre dos burguesías por el reparto de la renta
petrolera. Y eso ha venido sucediendo desde hace décadas en Venezuela. Recuerde
que Fedecámaras participó en la caída de Rómulo
Gallegos, de Pérez Jiménez y de CAP II. Es una pugna entre dos burguesías.
La del Estado y la privada.
- ¿Qué burguesía estatal es esa que desterró el analfabetismo, adelanta una
lucha contra el latifundio, se alía con gobiernos progresistas en América
Latina, defiende como a su propio hijo a la revolución cubana y ha hecho del
Ché y de Alí Primera sus emblemas?
- Con el ejemplo que te puse de la Unión Soviética que generó desde el
Estado una burguesía para-estatal, es suficiente para comprender lo que ha
pasado en China y lo que está pasando en Venezuela. Cuando tú dices que este
gobierno está afectando a los latifundistas y desterró el analfabetismo,
estás poniendo unos ejemplos que se parecen mucho a lo que hizo la revolución
inglesa con Cronwell a la cabeza y la revolución francesa: ambas liquidaron
latifundios y no llegaron nunca a ser socialistas. Toda revolución burguesa
seria tiene que enfrentar el latifundio.
- Reexaminemos la crisis económica mundial. ¿De qué maneras nos afectará?
- Desde varios ángulos. Venezuela ha vivido en las últimas décadas del
rentismo petrolero y en estos 10 años se ha profundizado. No hemos
diversificado la producción. El año pasado importamos cerca de 60 mil millones
de dólares en comida y la deuda externa ha subido a 70 mil millones. Y los
fundos zamoranos, los Consejos Comunales y las cooperativas no tienen ninguna
participación en la producción agrícola, pecuaria y de pesca. Los
trabajadores no tienen en sus manos, bajo su control total, la producción
energética fósil, ni la del hierro o del aluminio, etc. Por otra parte, la
banca que no pertenece al Estado, está más que satisfecha con sus ganancias en
10 años, porque en realidad desde que cayó CAP II hasta nuestros días, se ha
vivido una política de conciliación de clases y paz laboral. No ha habido un
solo movimiento de protesta o resistencia a la política energética.
Satisfechos están en Wall Street, en la gran prensa
venezolana y en los medios televisivos. Si esos acuerdos energéticos hubiesen
sido firmados por un adeco o un copeyano, el propio Chávez se hubiera puesto al
frente del pueblo para pedir una revolución contra la traición.
- Sus palabras quieren decir una sola cosa: que estamos ante la revolución
como espectáculo y no como verdad.
- Sí, estamos ante una revolución como espectáculo.
- Si sus conceptos anteriores son verdad plena ¿Por qué el odio visceral y
absoluto de las clases A y B hacia Chávez, por no hablar de la gran prensa
escrita, televisiva, radial y de las grandes asociaciones de empresarios?
- Es el odio de la burguesía privada hacia la burguesía estatal.
- Si usted fuera Presidente ¿Cómo manejaría la crisis que se nos viene
encima?
- Es difícil que yo llegue a ser Presidente porque estoy luchando para
derribar el poder estatal y privado y crear una nueva civilización. Pero en la
actualidad yo le diría a los obreros, empleados y profesionales de Guayana, de
Pdvsa y de la burguesía privada que asuman el control de los medios de
producción, es decir, propiedad comunitaria organizada con las colectividades
populares, despojando a las dos burguesías del poder que tienen.
- ¿Usted ya se olvidó de tomar el poder?
- Quiero tomar un poder que no esté vinculado al Estado, porque a éste lo
vamos a derribar.
- Chávez le manda saludos a través de “Aló Presidente”. ¿Usted nunca lo
llama?
- No, porque él es el Presidente y yo quedaría como un pendejo.
De perfil
Douglas Bravo duró exactamente 20 años en la vida subversiva.
Se le ha llamado “el último guerrillero venezolano”. Nacido el 11 de marzo
de 1932 en Cabure, estado Falcón, a los 13 años el fundador del Partido
Comunista de Venezuela en su pueblo natal, Raúl Henríquez, lo incorporó a la
militancia política en una célula del PCV.
Tras venirse a Caracas a estudiar bachillerato, decidió mudarse al barrio
Matapalo de la parroquia San Juan -construyendo allí un rancho- para vivir
“cerca del pueblo”. Confinado en Cabure por la dictadura perezjimenista, se
escapó para volver a esta ciudad, trabajando como obrero en la fábrica de
cementos La Vega.
Allí se le ocurrió adelantar la lucha política comunista a través de un
sindicato fundado por él: la Confederación Nacional de Bolas Criollas. Tan
efectivo fue su trabajo que lideró la representació n obrera en la Junta
Patriotica que terminó por derrocar al dictador.
En 1960 se fue a Lara a organizar a los campesinos y en el 61 al Turimiquire.
Hecho preso por conspirar a favor de un levantamiento militar en Carúpano y
Maturín contra el gobierno de Rómulo Betancourt, fundó en 1966 el Partido de
la Revolución Venezolana (PRV). Volvió a la vida pública el 24 de noviembre
de 1979.
Ecología versus capitalismo
Douglas Bravo se opone a la indemnización de la transnacional Smurfit Carton,
decidida por el presidente Hugo Chávez tras ordenar la ocupación de sus
tierras en el municipio Simón Planas del estado Lara, en el marco de sus
acciones contra el latifundio.
“No se le debe indemnizar porque ha destruido el ambiente, secando las
fuentes de acuíferos con sus siembras extensivas de eucaliptos para hacer
papel”, postula.
Aborda el tema ecologista, que es su más reciente pasión política. “La
crisis financiera mundial ha traído consigo la contracción de la producción,
disminuyendo el consumo energético de fuentes fósiles: petróleo, gas y
carbón, que es precisamente el que causa el recalentamiento global.
Pero para recuperar la economía capitalista privada y estatal, se hace
necesario volver a los índices de producción que había alcanzado la energía
fósil, que es la enemiga de la naturaleza. Para recuperarse, el capitalismo
necesita destruir el planeta”.
De acuerdo con la interpretació n de Bravo, una civilización que reemplace a
la capitalista tiene que alejarse por completo de los paradigmas de las
revoluciones burguesas que hicieron posible “este desastre que estamos
viviendo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario