4/7/09

La Corte Suprema de Justicia de Honduras dice NO a la OEA


El secretario general José Miguel Insulza negocia en un país polarizado y dividido | "La OEA puede hacer lo que quiera y suspender lo que quiera suspender, pero la posición de la CSJ sigue en firme", aseguró un portavoz

La misión en Honduras del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, está a punto de naufragar. La Corte Suprema de Justicia (CSJ) de Honduras rechazó facilitar el retorno al poder del depuesto presidente Manuel Zelaya. Tras una reunión de más de una hora con el presidente del alto tribunal, Jorge Rivera, un portavoz oficial declaró que "Insulza pidió que Honduras restituya en la presidencia a Zelaya, pero el presidente de la Corte le contestó contundentemente que hay una orden de capturarlo". "La OEA puede hacer lo que quiera y suspender lo que quiera suspender, pero la posición de la CSJ sigue en firme", agregó el portavoz.

En una Honduras cada vez más polarizada, José Miguel Insulza, llegó a Tegucigalpa para forzar el retorno a la presidencia de Manuel Zelaya. El gobierno de facto de Roberto Micheletti advirtió que la restitución del depuesto gobernante no es negociable.

La misión de Insulza era difícil y delicada por lo inamovible de las posiciones. Micheletti, respaldado por los poderes del Estado, empresarios y buena parte de la población, rechaza de plano el regreso de Zelaya. El derrocado presidente cuenta con el respaldo de sectores populares y sindicales. Observadores independientes dijeron a 'La Vanguardia' que el derrocado gobernante no tendría mínimas condiciones de gobernabilidad si la fuerte presión internacional forzara su reinstalación en la presidencia.

A Insulza le bastaron unos pocos minutos en Honduras para advertir que la resolución de la crisis institucional no será fácil. En su camino desde el aeropuerto hacia la Corte Suprema de Justicia, la comitiva del secretario general de la OEA tuvo que sortear dos marchas en las que participaban decenas de miles de personas, unas clamando por paz y democracia, y otras por el retorno de Zelaya. La llegada de Insulza provocó que la gente saliera a la calle a expresar su apoyo o rechazo a Micheletti.

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