22/10/09

EL CÁNCER DEL SOCIALISMO, MARIANELLA SALAZAR, EN EL NACIONAL

La pegó el alcalde del municipio Libertador y vocero del PSUV, Jorge Rodríguez, cuando definió al socialismo del siglo XXI como un cáncer. La semana pasada, cuando el burgomaestre del municipio Libertador reapareció para desmentir rumores sobre una supuesta enfermedad, afirmo: "El único cáncer incurable que tengo es el cáncer del socialismo, el que nos inoculó Hugo Chávez Frías desde que inicio la revolución bolivariana".

En boca de un médico psiquiatra tal afirmación resulta un diagnóstico definitivo, en labios del alcalde tiene un significado grave. No hay que ser un especialista ni un psicólogo para interpretarlo, su subconsciente le jugó una trampa.

Lo que tuvo el doctor Rodríguez no es más que un lapsus linguae -estudiado por Freud-, un mecanismo que hace decir lo que se piensa y se esconde en los profundos vericuetos de la mente.

Un lapsus revelador en un funcionario que desde que irrumpió en la vida pública -como rector en el CNE-, no ha hecho otra cosa que gozar de privilegios y vivir muy bien, contradiciendo las creencias socialistas proclamadas de la boca para afuera por el líder supremo, cuando espetó que "ser rico es malo" y que no perdonara pecados capitalistas y burgueses.

Es paradójico que sea precisamente un psiquiatra quien resulte traicionado por lo que verdaderamente siente y sin darse cuenta, se confesó públicamente. De su insólita declaración se desprende que la revolución bolivariana, no sufrió una mutación que degeneró en cáncer, porque desde sus inicios, como lo reveló el doctor Rodríguez, el agente carcinógeno -HCHF- inoculó sus células malignas en una Venezuela desprevenida y con las defensas bajas.

Como no se diagnosticó a tiempo, después de diez años, el cáncer hizo metástasis y se encuentra en fase terminal. El pronóstico es desolador, con la enfermedad mortal del socialismo la democracia también agoniza, el insaciable y cruel capitalismo de Estado acaba, por la vía intravenosa de las expropiaciones, con el aparato productivo y, hay un número indeterminado de empresas arruinadas, de familias desintegradas y vidas truncadas.

Esta experiencia revolucionaria con casi once años de corrupción y fracasos, signados por la represión, la violencia y el hambre, más que una enfermedad mortal es un trauma nacional. Luchemos juntos contra el cáncer socialista y hagamos que desaparezca.

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