Opinión
La economía en 2010
D. F. MAZA ZAVALA
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N o es posible dejar de considerar el año 2010 como crucia1 para la vida
venezolana: se inicia el último trienio del mandato presidencial de Hugo
Chávez; se celebrarán elecciones para diputados a la Asamblea Nacional y
otros cargos; también, según la expectativa del Gobierno, será el punto de
inflexión hacia la recuperación económica, lo cual se fundamentará en el
restablecimiento de los precios del petróleo. Es el año en que el Gobierno
se jugará el todo por el todo para lograr una holgada mayoría parlamentaria.
Entre los recursos que podrá movilizar con ese objeto está el gasto público.
Sin embargo, éste tendrá una base financiera insuficiente, porque las
fuentes de ingresos ordinarios no alcanzarán. En la presentación del
Presupuesto el Ejecutivo fija como base un precio del petróleo de 40 dólares
el barril, al mismo tiempo que proyecta una exportación física de 3 millones
de barriles diarios, cerca de 1,1 millardos de barriles anuales; a 40
dólares el ingreso de divisas por este concepto sería de 43,8 millardos de
dólares, insuficiente para las necesidades de pago al exterior.
En relación con lo anterior, sería indispensable reducir las importaciones
en 30% con respecto a las de este año, calculadas en 40 millardos de
dólares. Ese reajuste ocasionaría una caída de la actividad económica mayor
que la de este año, posiblemente de 2% a 3%, que, por habitante, se cifraría
en alrededor de 4%. Si se tiene en cuenta que el gasto público podría
superar los 180 billones de bolívares, sin suficiente contrapartida real,
porque la producción interna tiende al decaimiento, el efecto inflacionario
superaría ampliamente la meta de 22% fijada oficialmente: podría sobrepasar
30% el año próximo. Parte del gasto público será financiado por la
diferencia probable entre 40 dólares y 60 dólares el barril de petróleo el
año próximo, un margen de 50%, utilizable mediante créditos adicionales. Si
esto no fuese suficiente el Gobierno recurrirá, una vez más, al
endeudamiento. La deuda global podría situarse en 35% del PIB, cuya carga de
intereses pesaría a partir del año 2011.
La recuperación de la economía no puede lograrse exclusivamente con
actuaciones del Gobierno, porque el sector privado ocupa un espacio de más
de 60% en la generación del PIB, el empleo, el gasto y otras variables. La
inversión privada es importante para la agricultura, la industria
manufacturera y la construcción, entre otras actividades. La inversión
pública es indispensable para la industria petrolera, la metalurgia, la
electrificació n, la infraestructura, principalmente. Sin la inversión la
economía no retomará la senda del crecimiento y los factores estructurales
de la recesión continuarían en operación.
Dos casos son dramáticos: el de la electrificació n y el de la
infraestructura física urbana, interurbana y rural bastante deteriorada. La
atención a los servicios públicos es urgente.
La crisis económica internacional, si bien ha entrado en una etapa menos
aguda, no ha sido superada. En el caso del petróleo se observa que la
demanda se recupera moderadamente, pero no se vislumbra en el mediano plazo
el advenimiento de precios como los de 2007 y 2008. Venezuela debe
administrar con prudencia y habilidad la faja del Orinoco, nuestra gran
reserva; pero no debe dejar su explotación principalmente en manos
extranjeras, sino mantener el dominio nacional efectivo. En un año
electoral, sin embargo, la atención se centra en problemas inmediatos y de
corto plazo, los que la gente del común padece y reclama soluciones
prácticas. Pero ello no debe subestimar la perspectiva de mediano y largo
plazo, el futuro del país. Desde luego, no hay que dejar de considerar que
de la conformación del Poder Legislativo que resulte de las elecciones
depende en buena medida el futuro.
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