27/11/09

Con dinero de los ahorristas se compraron bancos intervenidos

Mundo
El derrumbe se acerca
La prensa anglosajona observa con estupor la rapidez con que la crisis
económica está devastando a Venezuela y causando un colapso en la
popularidad de Hugo Chávez

Crónicas desde el Imperio

Harry Blackmouth

Sunny isles, Florida

Las declaraciones contra Colombia hechas por Chávez recuerdan la
decisión de Galtieri de conducir a Argentina a una guerra

L o impensable ha comenzado a pensarse. El presidente Hugo Chávez
podría sufrir un destino similar al de su archienemigo Carlos Andrés
Pérez, y concluir su mandato antes del plazo estipulado. De repente,
como las piezas de un rompecabezas que se va armando para dibujar la
palabra "desastre", Venezuela ha sido golpeada en varios frentes al
mismo tiempo: el Banco Central ha anunciado oficialmente su ingreso en
la recesión, la primera en afectar al país desde 2003, un período de
enorme agitación política. Luego de 22 trimestres en que gracias al
alza en los precios del petróleo el gobierno de Caracas pareció
"blindado" contra la crisis económica que azota al mundo
industrializado, finalmente llegó la hora de poner las barbas en
remojo.

El 17 de noviembre de 2009, las autoridades del BCV admitieron una
contracción del 4,5% en el tercer trimestre del año, con relación al
mismo período de 2008, luego de una declinación de la actividad
económica del 2,4% en el segundo trimestre. (De acuerdo a los
parámetros de la economía capitalista que el presidente Chávez se
niega a aceptar, un país entra en recesión cuando sufre dos períodos
consecutivos de contracción en materia de bienes y servicios.

A eso se suma la inflación, la más alta de América Latina, que según
las legendarias cifras oficiales podría llegar a 26% en 2009, los
periódicos cortes de luz y de agua, que comienzan a convertirse en
crónicos ­inclusive en servicios de primera necesidad, como
hospitales­ la demora en el pago a empleados públicos, y un desempleo
que subió en octubre ­nuevamente según cifras oficiales­ a 8,1%, un
incremento del 1,4% con relación a igual período del año anterior.

Esa mezcla tiene todos los ingredientes de un cóctel Molotov.

Según un corresponsal de The An- geles Times, "debido en parte a la
declinación en los servicios públicos, está desfalleciendo la
confianza popular en Chávez" y eso se refleja en recientes encuestas
de opinión.

En una de ellas, divulgada por el encuestador Alfredo Keller, sólo 35%
de los entrevistados dijeron que votarían por los candidatos chavistas
en las elecciones legislativas de septiembre de 2010, comparado con
46% que anunciaron su apoyo a candidatos de la oposición. Pero, señaló
el periódico, hay algo "más ominoso. Dos terceras partes de los 1.200
participantes en la encuesta creen que es posible un alzamiento
popular contra Chávez en esta nación profundamente polarizada".

GALTIERI ES EL CAMINO
¿Qué hace un gobierno acosado en tantos frentes y con una población
tan dividida? Pues apela a la unidad. ¿Y qué mejor manera de convocar
a la unidad que haciendo batir los tambores de guerra? The Financial
Times aludió en un reciente editorial titulado " Boli- varian bully"
(matón bolivariano) a la creciente confrontación de Venezuela con
Colombia a raíz de la decisión del presidente Álvaro Uribe de meter el
Caballo de Troya norteamericano en siete bases militares. Si bien
Chávez tiene todo el derecho del mundo a sentirse alarmado, es bueno
preguntarse si la orden que dio al Ejército de prepararse "para 100
años de guerra" con Colombia no encubre un trasfondo doméstico
bastante grave.

El diario dijo que tal vez la "verdadera preocupación" de Chávez es
que en el frente interno, las cosas se están cayendo a pedazos.

"Sus pregonadas clínicas se están deteriorando. .. y Caracas está
afectada por cortes de agua y de energía". Ante ese panorama, indicó
el editorial, "los beneficios políticos internos de contar con
enemigos externos es otra perogrullada de viejo cuño". ( The Financial
Times, 10 de noviembre de 2009).

Y como en política no hay muchas opciones, es posible que Chávez
piense en una solución a lo Galtieri. En 1982, la Junta Militar
argentina, liderada por el general Leopoldo Galtieri, decidió
recuperar las islas Malvinas, que Gran Bretaña había ocupado en 1833.
Más allá de las razones patrióticas, había otras de índole económica.
La inflación anual en Argentina era del 90%, se profundizaba la
recesión, buena parte de la actividad económica estaba en declive, y
los sindicatos comenzaban a plantear reivindicaciones laborales.

La invasión a las islas Malvinas no cambió la situación económica,
pero sí el ánimo de los argentinos.

Cundió el patriotismo, y entre el 2 de abril de 1982, en que comenzó
la invasión, y el 14 de junio en que los generales argentinos se
rindieron a discreción, el que no era patriota mejor que se escondiera
en una gruta. Hubo enormes muestras de unidad, nadie aludió durante
esa época a los crímenes de la dictadura, o a los millares de
desaparecidos, y la Argentina vivió una de sus eras más gloriosas.

Aunque la parte final del libreto no es recomendable, tal vez la
primera parte tiente al presidente Chávez. Una guerra permite olvidar
rencillas internas y mientras dure ­y el Ejército no sea derrotado­ el
Gobierno se fortalece y puede acallar disidencias internas. Y si la
historia de América Latina enseña algo, es que los vehículos blindados
y las tropas son más útiles de las fronteras para adentro, que de las
fronteras para afuera.

DOS MALES UNIDOS
Si Chávez no opta por la solución militar, su popularidad se seguirá
derrumbando. Francisco Monaldi, del grupo de estudios IESA, de
Caracas, señaló a Los Angeles Times que "la tendencia al empeoramiento
es clara y contrasta con la mayor parte de la región. La depresión
económica es aún peor de lo que se esperaba".

Es posible que el presidente Chávez pueda recomendar durante algún
tiempo los baños de totuma, o usar papel higiénico del tamaño de
estampillas. Pero esos consejos, o las críticas a la Madre Naturaleza
o a la corriente del Niño porque no envían lluvias a las represas
hidroeléctricas, o a los ricos porque consumen demasiada electricidad,
o a los medios de prensa por emperrarse en divulgar malas noticias,
tienen un corto período de aceptación. En algún momento, las argucias
llaneras tendrán que ceder el paso a la realidad. Tal vez Chávez
debería arrancar otra página del libro de historia y observar cómo su
archienemigo CAP intentó lidiar con la crisis a comienzos de la década
del noventa.

Si descubre una receta económica distinta, se convertirá en un
verdadero prócer venezolano.

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