25/1/10

Fraudes de Pérez Jiménez: ‘Si pierdo, arrebato’ – F. Ochoa Antich [Archivo adjunto 1]

Fernando Ochoa Antich // Si pierdo, arrebato



Así pensó Marcos Pérez Jiménez, en dos oportunidades, durante su dictadura militar: el 30 de noviembre de 1952, ante el sorprendente triunfo de la oposición democrática liderizada por Jóvito Villalba, y el 15 de diciembre de 1957, al convocar el plebiscito que lo autorizaba a reformar la Constitución Nacional y permitir la reelección presidencial. Los dos fraudes electorales fueron grotescos. En 1952, los resultados fueron avasalladores: URD, obtuvo 1.198.000 votos, el FEI, 403.000 votos, COPEI, 306.000. De inmediato, la camarilla militar suspendió los cómputos, destituyó al presidente y a los miembros del Consejo Supremo Electoral, y las Fuerzas Armadas designaron presidente provisional a Marcos Pérez Jiménez. En 1957, el resultado del plebiscito fue un escandaloso fraude. El "sí" ganó arrolladoramente, pero los venezolanos mayoritariamente rechazaron la maniobra. El descontento militar, producto de los abusos que se cometían en las Fuerzas Armadas y el elevado nivel de corrupción del régimen, provocaron el alzamiento del 1 de enero de 1958 y el derrocamiento del dictador el 23 de enero de ese mismo año. El error de Marcos Pérez Jiménez fue no entender que en el tiempo cambia la historia. No era lo mismo 1952 que 1957.


Ese ejemplo debería alertar a Hugo Chávez. Diez años de gobierno desgastan políticamente. En 1998, los venezolanos se ilusionaron con las promesas de cambio. Los errores políticos cometidos por los partidos democráticos de ese tiempo facilitaron su triunfo. Después, su carisma personal, el inmenso ingreso petrolero, el asesoramiento cubano, los programas sociales y fundamentalmente el abuso de poder le ha permitido ganar un número significativo de elecciones. La situación ha ido cambiando progresivamente. La caída de la popularidad de Hugo Chávez es una realidad. Son demasiados los errores que el gobierno "revolucionario" ha venido cometiendo a través del tiempo. Buenos ejemplos son la crisis de la electricidad y los elevados niveles de corrupción demostrados por la camarilla gubernamental durante la crisis bancaria. Ante la certeza de su posible derrota en las elecciones parlamentarias, Hugo Chávez está decidido a "arrebatar". El cambio en las circunscripciones electorales de los estados dominados mayoritariamente por los sectores de oposición y el abusivo uso de los dineros públicos, a través de la devaluación y de las "expropiaciones" , son claros indicativos del desespero que muestra la dirigencia "revolucionaria" .


Los sectores democráticos deben responderse la siguiente pregunta: ¿Es realmente posible derrotar a Hugo Chávez? No tengo dudas, la respuesta es sí. Las triquiñuelas que empieza a utilizar, en su ya declarada campaña electoral, no son garantía de nada. La historia ha empezado a cambiar. Todos los sectores sociales se muestran fatigados de tanta palabrería. De todas maneras, el derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez ocurrió porque la oposición democrática tuvo la capacidad de interpretar el momento histórico que se vivía. La unidad demostrada, en la reunión de Nueva York, por Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba y Rafael Caldera y la clara oferta programática de establecer un régimen democrático, con sentido social y base pluralista, generó tal esperanza en los venezolanos que el régimen dictatorial se derrumbó como un castillo de naipes. Ese mismo fin le espera a Hugo Chávez. La oposición democrática debe unirse y presentar un creíble e incluyente programa de gobierno. Ese es el camino. Adelante…


Nota: Deseo rendirle un tributo de admiración a la memoria de los doctores Vicente Grisanti, y Juan Saturno Canelón, presidente y vicepresidente del Consejo Nacional Electoral y a sus demás miembros, durante las elecciones de 1952, quienes, con integridad y sentido patriótico, no aceptaron las presiones de la dictadura para realizar un fraude electoral. Un buen ejemplo para el actual Consejo Supremo Electoral.

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