Palabras de Rómulo Betancourt desde su exilio dibujan perfectamente la situación actual de Venezuela.
Venezuela se convirtió durante la última semana en un saco de rumores de todo tipo, la mayoría de ellos creados por el laboratorio del G-2 cubano
para acabar con la credibilidad de sectores de la oposición, pero sobre todo de periodistas y medios de comunicación libres.
Pero el hecho de que Hugo Chávez haya aparecido a nivel nacional con la prepotencia que lo caracteriza para desmentir rumores sobre su inestabilidad y nombrar nuevos ministros, no quiere decir que el Primer Mandatario no esté en uno de los momentos más críticos desde que asumió el poder hacer 11 años.
El nombramiento de un nuevo Ministro de la Defensa tuvo que hacerlo Hugo Chávez en medio de un clima de verdadero malestar dentro de los cuarteles que tiene varias aristas, sobre todo de origen económico. A Chávez le costó muchísimo que el general Carlos Mata Figueroa le aceptara el cargo y por ello el Presidente pernoctó en Fuerte Tiuna, negociando, la noche del lunes.
Pero lo más crítico para el Presidente, ha sido la determinación del movimiento estudiantil de permanecer en las calles a pesar de que tropas de milicianos se han prestado para arremeter brutalmente contra ellos.
Entre los aliados más importantes que ha encontrado Hugo Chávez, ha sido, irónicamente, la antigua dirigencia estudiantil que ahora ha pasado a forma filas en los partidos políticos de oposición, sobre todo Un Nuevo Tiempo. En una asamblea estudiantil que se realizó el martes en la noche en Caracas, uno de esos jóvenes, ubicado ya en las listas de la mesa de la unidad como candidato a la Asamblea Nacional, dijo: “Las protestas en la calle deben terminarse ya mañana, para que nos concentremos en las elecciones del próximo 26 de septiembre”, lo cual fue recibido con abucheos y pitas por parte de los estudiantes.
Los rumores van y vienen pero la única verdad es que lo único que afecta a Hugo Chávez, es la calle. Coincidencialmente, unas palabras escritas por Rómulo Betancourt desde su exilio a finales de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, dibujaron en aquella oportunidad una situación que podría trasladarse perfectamente al presente que vive Venezuela. Su diagnóstico en aquella oportunidad, fue el que sigue:
"Y la verdad es que nosotros no podemos pensar, en estos momentos precisos, en organizar una acción violenta que venga de los cuarteles a la calle, porque la inmensa mayoría de los oficiales afectos a las ideas democráticas han sido dados de baja, o no tienen mando de tropas, o están en la cárcel o el destierro, o traicionados por el tirano. Si no es posible organizar una acción de este tipo,(…), no nos queda como posible sino la acción popular de masas, constante, valiente, perseverante. Esa acción debe ser conducida hacia una encrucijada en que ya no sea tolerable por el país la existencia de un régimen de usurpación, y la cólera popular se exprese en forma tan avasallante que ya no puedan detenerla las bayonetas".
Rómulo Betancourt
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