3/2/10

De Rey Midas a Yer Sadím

Malos, muy malos tiempos para quien, de ser Rey Midas, aquel que cuando tocaba excrementos los convertía en oro, termina convertido en Yer Sadím, aquel que cuando toca oro los vuelve ñoña.
Pedro Lastra

De Rey Midas a Yer Sadím
¡Pobre los Navegantes! Todo marchaba viento en popa al puerto seguro de la gran victoria hasta que Yer Sadím metió su descomunal cuchara y apostó por el Magallanes. Ahí está el resultado: los Leones del Caracas los arrastraron por el suelo propinándoles una derrota ominosa, comparable a la de Yer Sadím el 2 de diciembre del 2007. Comparable a la que espera por él en septiembre próximo. Si los hados lo permiten y a Yer Sadím no se le ocurre la desastrosa idea de impedirlas. Que entonces se desatarán los demonios. Y terminará siguiendo el ejemplo de otro ex Rey Midas, el Yer Sadím sirio, Sadam Hussein.

Si en algún ámbito la teoría de la relatividad es demostrable al detalle es en la súbita aceleración de los tiempos históricos, cuando las sociedades que viven crisis terminales asisten asombradas a la compresión del calendario. Bajo esas condiciones de agravamiento de las crisis meses suceden en semanas y días en horas. ¿Quién iba a imaginar el 24 de diciembre recién pasado que apenas pasadas las fiestas el 2010 se envejecería como en una película de ciencia ficción? No termina enero y ya pareciéramos estar viviendo en octubre.
Y eso que falta febrero, el más terrorífico, el más tremebundo, el más desastroso de nuestros meses.

¡Ay, Febrero! Mes de golpes, de asonadas, de motines, de devaluaciones. Mes en que los ingresos se evaporan, en que las facturas de las locuras de diciembre golpean a nuestras puertas, mes en que todo vacila, se bambolea, se precipita a los abismos. ¿Ejemplos? 4 de febrero: golpe de Estado. 18 de febrero: viernes negro. 27 de febrero: caracazo.

Para no hablar de Marzo: el mes de los Idus, de las traiciones, el mes en que Julio César es apuñaleado por los suyos, incluido Bruto, su bienamado. Cuenta Plutarco que el gran emperador romano, arquetipo frente al que han querido medirse todos los caudillos, dictadores y emperadores del mundo, fue alertado de la conjura. Ni modo. El destino es mudo, sordo y ciego. Martius de los romanos, marzo de los pueblos latinos. ¿Le esperará a Yer Sadím su Idus? Recomendación plutarquiana: que se cuide del entorno en ese mes nefasto.

Pero no se crea que cuando Clío, la diosa de la historia, echa a volar su garrapiña encadenada hay quien se salve. En Abril terminaron los desvaríos de Adolfo Hitler. Juró ser eterno y fundar un reino que duraría mil años: de 1933 a 2933. Duró exactamente 12 años y tres meses. Murió en la cancillería berlinesa asediado por las tropas rusas el 30 de abril de 1945, diez días después de haber cumplido cincuenta y seis años. Abril, mes de las cenizas fascistas.

Abril tampoco fue un mes benigno para Lenin, quien, al igual que Hitler, nació y murió en ese mes, a los 54 años. Pero no se crea que mayo y los restantes meses son más favorables a quienes perdieron el favor de la historia. Malos, muy malos tiempos para quien, de ser Rey Midas, aquel que cuando tocaba excrementos los convertía en oro, termina convertido en Yer Sadim, aquel que cuando toca oro los vuelve ñoña.
Dios se apiade de su triste figura.

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