9/3/10

EL NACIONAL EL EDITORIAL Gobernar con odio

Expropiar con mentiras
Gobernar con odio

L o peor que le puede pasar a un mandatario es gobernar con odio y rencor.
Al imponer su voluntad sobre la sociedad valiéndose de su poder político y
militar, y no por la vía de las leyes, el Presidente de la República escoge
el más corto de los caminos para perder el apoyo mayoritario de los
ciudadanos.

Ya hemos visto como vastos sectores de la industria pesada ubicadas en
Guayana han sido intervenidas por el gobierno bolivariano y llevadas a su
paralización casi total, con grandes perjuicios para la vida de los
trabajadores, de los empleados y de los dineros de la nación.

La opinión no olvida, además, como se ha arremetido contra las empresas
procesadoras de alimentos y contra las cadenas de supermercados
sometiéndolas a un sinnúmero de multas, cierres y, lo que es más humillante,
a una batería de insultos a través de la radio y la televisión bolivariana.

La hipocresía es tal que luego de haber calificado a Cada y Éxito como
"guaridas de especuladores" hoy el Gobierno, con su cara muy lavada, le dice
a los venezolanos que ha entrado en conversaciones amigables para finiquitar
la compra de las acciones y los activos de esas compañías. ¿En qué quedamos
entonces? ¿Son pillos y malhechores o son empresas de probada y clara
conducta en sus negocios? Si son lo primero pues constituye un delito entrar
en tratativas públicas con ellos. Si son lo segundo, que es lo más cierto,
entonces las acusaciones y los insultos presidenciales fueron una farsa
exclusivamente destinada a engañar a los venezolanos y, desde luego, a
justificar las arbitrarias expropiaciones de esas empresas sólo porque así,
con ensañamiento público, lo quería el Presidente de la República. Hoy los
venezolanos se encuentran ante un escenario parecido con respecto a lo que
ocurre en la zona industrial de Barquisimeto. Allí llegó nuestro devaluado
mandatario y se sintió en la imperiosa necesidad preelectoral de expropiar
algo. Escogió, como ya podrán imaginar, unos terrenos de las empresas Polar
donde funciona un activo centro de distribución, y laboran decenas de
honestos trabajadores, empleados y choferes. No son, para nada, corruptos de
cuello rojo.

Pero, como la Reina de Corazones en Alicia en el país de las maravillas, el
Presidente ordenó cortar cabezas: "¡Me cierran la Polar, me cierran la
Polar!". Ahora bien, el mandatario nacional no tiene la menor y más mínima
idea sobre las competencias del municipio y de la Gobernación de Lara en
este caso.

Cómo será el tamaño de la arbitrariedad que se comete, que los rojos rojitos
de la alcaldía de Barquisimeto pidieron auxilio a la Asamblea Nacional, para
que también se llenen de lodo en esta puñalada, que no tiene base en la ley
o en las ordenanzas del municipio en cuestión. Cambiar el uso de esa zona
industrial sólo para complacer el odio del Presidente implica afectar a
centenares de larenses (obreros, empleados y empresarios) , cosa que ni el
fanatismo más irracional puede explicar.

“Huid de la tierra donde un solo hombre controla los poderes, porque es
tierra de esclavos”.

Simón Bolívar

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