El pueblo pesquero venezolano de Güiria da cobijo, según El Mundo, a multitud de etarras. El escondite de los terroristas que Chávez se negó a extraditar acoge a asesinos como Lorenzo Ayestarán, al que le van bien las cosas allí: hoy es un próspero empresario.
Güiria es un pueblo pesquero venezolano en una idílica pero empobrecida comunidad del extremo oriental de Venezuela, a 30 kilómetros de Trinidad y Tobago. Bañada por el Caribe, es uno de los principales refugios de etarras huidos de España. Unas 150 personas se reparten en Venezuela, Cuba y México, refugios históricos de terroristas de ETA salidos de nuestro país.
En Venezuela hay unos 40. Los etarras, dice Crónica, la denominan Urano. Entre ellos está Eugenio Barrutiabengoa, acusado de ocho muertes, y Miguel A. Aldana Barrena, con dos. Además de ellos, allí vive la colonia de etarras más numerosa y buscada de toda Venezuela.
Es el caso de Lorenzo Ayestarán, un etarra detenido en marzo en Cahan, Francia, junto a la cúpula de ETA, y al que se le imputa el intento de asesinato del comisario de Policía en su pueblo; el ataque a una central térmica de Iberdrola en monte Serantes, y responsable del que fuera el grupo Poeta. Apodado Kepa, en Venezuela conduce un todo terreno Explorer de 30.000 dólares y gasta anillos y una esclava de plata en la mano derecha. Y es que él, como algunos otros etarras allí refugiados, posee numerosos negocios y le va bien.
Ayestarán recibió al periodista de el suplemento de El Mundo con un “no me jodas. No soy español. Soy de Euskal Herría. Venezolano, en todo caso”.
Ayestarán posee dos delitos pendientes con la Justicia de España, pero tiene nacionalidad venezolana. Aún tiene, según Crónica, vinculaciones con el aparato logístico de ETA, que abarca financiación y acogida de fugados. Para Ayestarán trabajan tres etarras sanguinarios que España reclama para que sean juzgados por doce asesinatos.
Uno de ellos es Jesús Ricardo Urteaga Ripollés, ex miembro de una escisión de ETA, que fue reclamado por la AN a Venezuela en 1990, 1991, 1966 y 2002. La Fiscalía cree que se le puede aún condenar por dos asesinatos cometidos a principios de los años 80. Los otros dos son Miguel Ángel Aldana Barrena y Eugenio Barrutiabengoa, el primero acusado de dos asesinatos hace 30 años y el segundo por ocho de la misma época que tampoco han prescrito (tampoco las de Aldana Barrena).
Todos ellos forman parte del cuarteto de etarras que Hugo Chávez quiso nacionalizar hae cuatro años para garantizar que nunca fueran extraditados. El cuarto, relata el suplemento de El Mundo, es Lorenzo Ayestarán, mencionado más arriba y detenido en Francia en 2010.
Venezuela no ha respondido a la solicitud de extradición de Urteaga. Sobre Aldana Barrena y Barrutiabengoa, la última resolución del TS de Caracas en 2006 estableció que no serían entregados porque al Policía del régimen del Gorila Rojo no podía –no quería- encontrarlos.
Kepa llegó a Venezuela en el 89, cuando Francia decidió enviar a Argel y Venezuela a un gran número de etarras a los que no podía esconder. Según cuenta Jaime López, responsable de texto publicado en El Mundo, el etarra responde a la defensiva cuando se le pregunta por la situación de ETA. “No tiene ni idea”, pero remite a Mújica, ahora presidente de Uruguay, que tras “pasar veinte años en la cárcel y luchar un montón de años, dice ahora que se equivocó. Es muy triste esta postura. Si ya en el poder reconoces que la vía armada no valió la pena, estás reconociendo que lo que has hecho toda tu vida no ha valido para nada. Las condiciones no están dadas”, dice el etarra.
Mentalidad provinciana
Tal y como relata Crónica, los etarras refugiados en Venezuela tienen la misma mentalidad provinciana que los del País Vasco. Sólo se casan con vascos, viven en guetos vascos y trabajan para empresas vascas. Incluso Arturo Cubillas, mediático etarra sobre el que pesa una orden de detención por ser mediador entre ETA y las FARC se ha casado con una venezolana, pero esta es hija de inmigrantes vascos y muy vinculada al Gobierno de Chávez.
El caso de Ayestarán inquietó a la Policía. Fue detenido en marzo junto al número uno de ETA, Ibon Gogeaskoetxea. “Es inquietante que después de pasar media vida como huido y estar cerca de la edad de jubilación regrese a las armas. Esto demuestra el entrenamiento casi militar y la fidelidad de los etarras a las directrices de ETA, más ahora que necesitan pistoleros para ocupar cargos de confianza y reforzar una banda acosada por los éxitos policiales”, dicen fuentes antiterroristas.
Existen dos grupos entre los etarras refugiados en Venezuela: seis pedidos en extradición cuyos delitos no han prescrito (como Ayestarán y los tres localizados por Crónica), y otros seis procesados en abril por Eloy Velasco. Este último grupo está acusado de hacer cursillos con las FARC, y de él forma parte Arturo Cubillas, que trabaja para Chávez expropiando fincas como Jefe de Seguridad del Instituto Nacional de Tierras.
El auto de Velasco levantó una gran polémica ya que fue utilizado por Chávez para cargar contra España. Zapatero, lejos de pedir responsabilidades a Chávez para que persiguiera a los etarras a los que cobija en su territorio, emitió un comunicado conjunto con el ex golpista venezolano en el que decían que ambos gobiernos perseguirán siempre el terrorismo.
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