11/6/10

Pudreval se confiesa


Simón Boccanegra - TalCual
Una joven llamada Virginia Mares, que ocupa ahora la presidencia de Pudreval, ha dado unas declaraciones que realmente no tienen desperdicio. Para empezar, reconoce que la red de distribución de Pudreval no puede manejar grandes cantidades de contenedores.




"Estábamos arropados de contenedores", confiesa cándidamente. "No podíamos sacar esa cantidad de alimento", añade, para que quede clara la incompetencia de la institución que dirige.


Pero, el punto, en verdad, es otro. A lo mejor la señorita Mares no estaba para la época en ese nido de corruptos, pero a una joven tan pilas no se le escapará que esa inmensa masa de contenedores no es ajena a compras apresuradas, a lo loco, sin atender a la capacidad de distribución, simplemente para disfrazar los sucios negociados de enriquecimiento ilícito que han hecho millonario a más de uno. Ese atiborramiento de contenedores era parte del guiso. Ha habido abundantes denuncias que documentan los niveles estratosféricos que alcanza la corrupción en Pudreval.


Pero, naturalmente, la señorita Mares se las arregla para lanzar las culpas sobre el sector privado. "¡Cómo nos ha marcado este bendito capitalismo!", exclama, cuando en una operación de prestidigitación, traslada las culpas desde la banda de ladrones incrustada en Pudreval a unos anónimos "privados". Se las arregla para descargar las culpas sobre unos fantasmagóricos "lacayos", que "jugaron con el hambre del pueblo", eludiendo el pequeño detallito de que con el hambre del pueblo jugaron Pudreval, sus capos y sus cómplices necesarios en toda la escala importadora (Bolipuertos, aduanas, Guardia Nacional, Indepabis, etc.). Por cierto, el antecesor de Virginia, el militar Luis Pulido, se está construyendo una quintota en La Lagunita.

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