Por Maria C. Werlau
Durante décadas, Cuba ha "exportado" médicos, enfermeras y técnicos de salud para obtener influencia diplomática en países pobres y efectivo para su economía tambaleante. Según los medios oficiales cubanos, unos 38.544 profesionales de la salud cubanos se desempeñaron en el extranjero en 2008, de los cuales 17.697 eran médicos. (Cuba informa que cuenta con 70.000 doctores en total).
Estos "misionarios de la revolución" son bien recibidos en los países anfitriones, desde Argelia a Sudáfrica y Venezuela. Sin embargo, quienes alaban la generosidad de Cuba pasan por alto aspectos más feos de la diplomacia de la salud cubana.
El régimen es acusado de violar varios acuerdos internacionales como el Protocolo de Tráfico de Personas y la Convención ILO sobre la Protección de Salarios debido a la forma en que son tratados estos proveedores de salud. En febrero, por ejemplo, siete médicos cubanos que trabajaron en Venezuela y luego desertaron, presentaron una demanda judicial en una corte de Florida, EE.UU., contra Cuba, Venezuela y la petrolera estatal venezolana por mantenerlos en condiciones equivalentes a las de una "esclavitud moderna".
Sostienen que el régimen cubano retenía los fondos que Venezuela enviaba por sus servicios y luego les pagaba, un acuerdo que afirman es una forma de servidumbre de deuda. También afirman que los obligaban a trabajar jornadas extremadamente largas en zonas peligrosas, incluidas áreas urbanas con altos índices de crimen y en la selva. (El gobierno venezolano y su petrolera cuestionan la jurisdicción de la corte para admitir el caso; Cuba no se ha pronunciado al respecto).
Desde 2002, Hugo Chávez acordó pagar, en su mayor parte en la forma de petróleo venezolano subsidiado y barato, para que Cuba brindara servicios médicos a poblaciones marginalizadas en Venezuela sin costo para los pacientes. Pero en los últimos años extendió la iniciativa a otros países, y ayudó a forjar apoyo para su agenda regional marxista mientras mantenía a flote la economía cubana.
Cuba no hace públicos sus acuerdos con países anfitriones, pero se han conocido detalles a través de fuentes abiertas, incluidos los medios oficiales cubanos. Estos muestran que, típicamente, el país anfitrión le paga a Cuba en moneda dura por cada trabajador de la salud y le brinda alojamiento, alimentación y un estipendio mensual que suele oscilar entre US$150 y US$350. Cuba costea los pasajes aéreos y el apoyo logístico, además de pagar los salarios de los trabajadores de la salud con los fondos que retiene.
Los proyectos de salud global de Cuba también reciben apoyo del mundo desarrollado. En 2005, por lo menos US$27 millones fueron donados a la misión cubana en Haití, incluidos recursos provenientes de Francia y Japón. La benevolencia internacional también se traduce en asistencia directa. En 2008, Cuba recibió US$127 millones de países de la OCDE. Estas transferencias explican el reciente aumento en la exportación de servicios de Cuba a US$8.600 millones en 2008 frente a US$2.800 millones en 2003. La cifra representa 75% del PIB y los servicios generan muchos más ingresos que cualquier otra industria.
Los médicos cubanos van al exterior porque en su país ganan escasos US$22 a US$25 al mes. En otros países, suelen recibir un pequeño estipendio en moneda local mientras sus familias en su país natal reciben su salario habitual más un pago en moneda dura, de entre US$50 y US$325 al mes.
Pero cuando el Estado es el único empleador y los ciudadanos tienen prohibido dejar el país sin permiso, el sistema está hecho para la explotación. Varios doctores cubanos que se han desempeñado en el extranjero me dicen que además de trabajar muchas horas no pueden conducir un auto, salir de su vivienda luego de un horario determinado o hablar con los medios. En algunos países sólo pueden asociarse con "revolucionarios". Miles de profesionales de la salud cubanos han desertado en todo el mundo. Casi 1.500 de ellos han llegado a EE.UU. sólo desde 2006, según un informe del Departamento de Seguridad Interior de EE.UU. divulgado en marzo.
El rentable negocio global de Cuba tiene ramificaciones para su propio sistema de salud. Periodistas cubanos independientes al igual que por los occidentales que acaban en un hospital para la gente común, que los cubanos enfrentan una escasez crónica de médicos e instalaciones médicas dilapidadas. Los pacientes o sus familias incluso deben llevar su propia comida y sábanas al hospital.
En tanto, la producción en masa de médicos cubanos de exportación ha llevado a asociaciones médicas en países anfitriones como Bolivia, Paraguay, Uruguay, Brasil y Portugal a cuestionar su experiencia y antecedentes. Algunos médicos venezolanos se han quejado de ser despedidos y reemplazados por médicos misionarios cubanos. Y hace unos años la prensa boliviana informó que la asociación médica del país se quejaba de miles de profesionales de la salud sin empleo ganaban mucho menos que lo que Chávez les pagaba a los cubanos.
El humanitarismo no puede ser selectivo. Los trabajadores de la salud de Cuba merecen la protección total de las leyes locales e internacionales, sus ciudadanos merecen acceso a una cobertura médica adecuada y los pacientes en todas partes merecen que sus proveedores de salud respondan ante las autoridades pertinentes.
Werlau es directora ejecutiva de la organización de derechos humanos sin fines de lucro Cuba Archive.
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