29/8/10

Objetivo: destruir la democracia

FERNANDO OCHOA ANTICH | EL UNIVERSAL

domingo 29 de agosto de 2010

Hugo Chávez no ha desmentido las recientes declaraciones ofrecidas por el diputado Carlos Escarrá a ese personajillo de la picaresca política venezolana que es Mario Silva. Sus palabras resumen la estrategia trazada por el chavismo para destruir, de manera definitiva, nuestra democracia. Afirmar, con absoluta tranquilidad, que: "El poder popular debe surgir de las comunas, electas del acuerdo entre los diferentes grupos sociales y no a través del voto popular. Nosotros no creemos en el voto universal, directo y secreto. Tampoco aceptamos la división de los poderes, ya que debilita la acción del Ejecutivo y la eficiencia del Gobierno". Un verdadero escándalo. Ese fue el camino que condujo al Estado totalitario cubano y a la dictadura de Fidel Castro.

Esta estrategia debe haber sido definida en la Sala Situacional de Miraflores ante el temor, más que justificado, que empieza a tener Hugo Chávez de una gran derrota electoral. La mayoría de las encuestas empiezan a señalar una irreversible caída en su popularidad. Si la oposición logra obtener una mayoría significativa de votos, que se refleje en un equilibrio en el número de diputados en la Asamblea Nacional y supere las tracalerías de la nueva ley electoral, las circunstancias políticas serán completamente diferentes a las que existen actualmente. A partir de ese momento, la oposición tendrá un mayor margen de acción para controlar la actuación de los poderes públicos y oponerse a las arbitrariedades del oficialismo. Esta realidad tiene amargado a Hugo Chávez.

Su absurda ambición de imponer un régimen comunista en Venezuela lo puede conducir a escoger el camino señalado por el diputado Escarrá. Mantener el voto popular, como la manera natural de expresión del ciudadano, pone en riesgo sus planes políticos. Olvida que entre los regímenes cubano y venezolano existen diferencias fundamentales que limitan las posibilidades de establecer un régimen totalitario: el fidelismo surgió de una revolución armada, el chavismo, del triunfo electoral; en Cuba, existe un solo partido, en Venezuela, el pluralismo democrático es una larga tradición histórica; en la isla no existe libertad de expresión, en nuestro país la libertad de opinión es parte consustancial de la manera de ser del venezolano.

El poder enceguece. Once años ejerciendo la presidencia de la República de manera absoluta es mucho tiempo. Se pierde el sentido de la realidad. Hugo Chávez no ha percibido la grave situación política que enfrenta su gobierno. Si no fuera así, no se hubiera atrevido un segundón como Carlos Escarrá a hacer un planteamiento tan delicado. Creen equivocadamente que tienen suficiente fuerza para poder imponer una tesis tan atrabiliaria. No solo serán derrotados en las elecciones del 26 de septiembre, sino que también fracasarán en el intento de destruir la democracia. Los venezolanos no lo permitiremos. Tengo la esperanza de que mis compañeros de armas tampoco lo aceptarán. Sabrán cumplir cabalmente sus obligaciones constitucionales.

No es la primera vez en nuestra historia que un régimen arbitrario, como el chavista, ha sido derrotado electoralmente. Algo parecido le ocurrió a Marcos Pérez Jiménez el 30 de noviembre de 1952. Estaba convencido, de que el terror implantado por la Seguridad Nacional le permitiría ganar las elecciones para Asamblea Nacional Constituyente. No fue así. La derrota fue total. La convocatoria realizada por ese gran líder, que fue Jóvito Villalba, condujo a nuestro pueblo a votar masivamente contra la dictadura. No hubo miedo. El camino que tuvo que tomar el dictador fue tortuoso: dar un golpe de Estado. Por suerte, los tiempos han cambiado. Imaginarse que en el siglo XXI se puede irrespetar el voto popular es sencillamente conducir al país a la violencia.

fochoaantich@hotmaiul.com

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