El mundo estupefacto observa la súbita reacción de Chávez llamando a las narcoguerrillas de las FARC a deponer las armas, abandonar la lucha armada y soltar a los rehenes, luego de años de defender a este grupo terrorista y de pedir que se le considerara como una fuerza beligerante con propósitos legítimos – nada menos que destruir el orden republicano de la nación colombiana – y de pedir a los países del mundo que quitaran a este movimiento criminal – que ha cometido las más horrendas violaciones a los derechos humanos, como mantener personas encadenadas durante lustros – la tipificación de organización terrorista, y de considerar públicamente al bestial asesino Manuel Marulanda como un prócer de la libertad – permitiendo que se le erigieran bustos y se le rindieran honores - y de haber escuchado el planeta castellano al entonces ministro de Relaciones Interiores, Ramón Rodríguez Chacín, cuando el show de liberación de Clara Rojas y Consuelo González, manifestar a los terroristas: “Ehh… en nombre del Presidente Chávez… estamos muy pendientes de su lucha. Mantengan ese espíritu, mantengan esa fuerza y cuenten con nosotros. Cuídense camaradas”, sale ahora con ese discurso retrogradado, concediéndole la razón a Álvaro Uribe, a quien ha insultado de todas las formas habidas y por haber – aunque de lejitos, porque frente a frente fue Uribe quien le espetó un “Sea varón” que lo dejó tan turulato como con aquel imperial “¿por qué no te callas” - por su férrea decisión de derrotar militarmente a las guerrillas narcoterroristas de las FARC y del ELN y someter a sus líderes – de ser capturados vivos – a la vindicta pública, como debe ser la actuación de un Jefe de Estado responsable por la seguridad y bienestar de la sociedad, mientras Chávez pretendía que se rindiera y en nombre de la paz de los sepulcros les entregara el poder a estos facinerosos amparados por la idiotez izquierdista de doble moral.
También se asombran los analistas políticos extranjeros del súbito cambio de talante con Juan Manuel Santos, de quien Chávez había dicho: “Ojalá que en Colombia haya un Gobierno decente y cuando digo decente creo que pudiera ser (uno de) cualquiera de los demás candidatos, menos el señor Santos, el señor de la guerra, el pitiyanqui número uno de Colombia. Mafioso y amenaza para la región”. Y es que ese cambio de actitud tiene mucho que ver con que – derrotado externa e internamente - está atrapado entre las acusaciones de albergar y proteger terroristas – que Uribe, como ciudadano, llevó a la Corte Penal Internacional en nombre de las víctimas, ofreciéndose como testigo de cargo - y el uso impune del territorio venezolano para el tránsito de la droga que llega a Europa, América Central y África: “Cuídate de que los gringos te vinculen con el narcotráfico”, le dijo hace años Fidel.
Todo eso lo sabe Uribe, y le montó esa trampita denunciándolo en la OEA, a sabiendas de cómo iba a reaccionar, para facilitarle las relaciones futuras a Santos con Venezuela, operación de alta política que le salió redondita. Y, rodillas en tierra, tal como lo esperaba Uribe, entrega a sus amigos terroristas de las FARC – se comprometió en Colombia “a no permitir la presencia de grupos armados en su territorio” (¿qué opinarán las víctimas de estos grupos en Apure, Táchira, Zulia y Barinas?). Para salvar su pellejo. Que un hombre tan soberbio y orgulloso – que habla como el dueño de la dignidad nacional – haya aceptado el “ven a saludarme, aquí en territorio colombiano” que le extendiera Santos para rubricarle la derrota allá en Santa Marta, donde murió Bolívar abandonado, y que no se atreviera en su discurso a mencionar su gobierno como “revolucionario”, sino simplemente como “gobierno de Venezuela” sólo se explica por lo de salvar su pellejo.
No hay asombro…
Pero el asombro del mundo exterior se deriva de su desconocimiento del verdadero carácter del presidente de Venezuela por equivocación popular.
Este hombre, formado en la escuela de paracaidistas, no es nada más que un sobreviviente patológico. Lo demostró el 4F cuando dejó a sus hombres luchar y morir solos y él – a resguardo del Museo Militar - se entregó para salvar su pellejo. Lo demostró el 11A, fecha memorable por haber sido grabada su dócil entrega – trajeado con ropa deportiva - al Cardenal Ignacio Velasco - a quien luego insultó hasta su muerte - dejando en la orfandad a todo su tren ejecutivo y a hombres como el policía Bernal que pistola en mano exigía combatir, pero salvar su pellejo era su principal propósito.
Lo demás, pueblo y hombres que lo seguían, que se resolvieran como pudieran. Aquel “mándenme para Cuba” quedó para la historia. Y ha seguido demostrando esa patología en distintas etapas de su proceso de destrucción nacional, cada vez que la situación política se le altera.
Muchos creen que esas contramarchas obedecen a estrategias, sin embargo demostrado está que no son otra cosa que maniobras para salvar su pellejo. Por eso tiene el país lleno de cubanos: Para salvar su pellejo en caso de una asonada popular. Lo que no sabe es que los cubanos tienen orden de salir para Maiquetía si la cose se pone fea.
Por eso disminuye a nuestra Fuerza Armada y es tan exagerado su sistema de seguridad personal – que incluye hasta un probador de comidas ¿cubano? - configurado con decenas de anillos concéntricos de hombres desarmados por el anillo siguiente, que causan estupor en sus viajes internacionales. Para salvar su pellejo. Por eso le miente al pueblo con promesas imposibles y lo engaña con sobornos baratos y trata de seducirlo con empoderamientos ficticios: Para salvar su pellejo.
El silencio que trata de imponer a los medios de comunicación democráticos y la amenaza sobre los líderes políticos y la criminalización de la protesta sindical y laboral y el encarcelamiento de disidentes. Para salvar su pellejo. Como es el caso de la juez Afiuni, presa por recordarle que el Poder Judicial puede ser independiente, cuando lo desee, y eso pone en peligro su pellejo.
¿Cuántos de los hombres que lo ayudaron en sus inicios políticos y lo encumbraron han sido desechados, humillados, ofendidos y perseguidos para complacer a los duros del comunismo que colocaron al fidelista a ultranza Elías Jaua en la vicepresidencia de la República ? Para salvar su pellejo. ¿Por qué, salvo los talibanes enrojados que se disfrazaron de militares, el pueblo se reía de su supuesta declaración de guerra a Colombia? Porque ya intuye que este tipo a la hora de las chiquiticas prefiere un aquí corrió que un aquí murió.
El pueblo es escalera desechable
Así que, señores, a Chávez solamente le importa el pellejo de Chávez: El pueblo es escalera desechable para sus ansias de poder. A Chávez no le importa el sufrimiento del pueblo y las evidencias están a la vista. Las morgues de la república están atestadas de víctimas del hampa, en su inmensa mayoría del pueblo esperanzado que vio en su ascensión al poder una posibilidad para resolver su miseria.
Muchos de los homicidas eran niños cuando llegó al poder con la promesa de recoger a todos los niños de la calle o cambiarse el nombre si incumplía. Pero lo absorbió la dura tarea de salvar su pellejo y ni siquiera menciona los elevados índices de inseguridad que lesionan los derechos ciudadanos. No es su problema que el hampa sea una salida para demasiados jóvenes del pueblo esperanzado como no lo es el desempleo ni la inflación – que es un impuesto perverso que sólo paga el pueblo - ni que el salario básico – que es el salario del promedio de los trabajadores – alcance solamente para adquirir el 47% de la cesta básica. Su problema fundamental es salvar su pellejo.
Que se pudran cientos de miles de toneladas de alimentos que pudieron servir para alimentar a millones de venezolanos, por la ineficiencia y corrupción de su gobierno le es indiferente, pues él solamente tiene en mente salvar su pellejo. Y si para salvarlo es necesario permitir el saqueo de la nación por parte de propios y extraños como los cubanos – que en legión zamural han caído sobre el alguna vez sagrado suelo de la patria – será permitido porque salvar su pellejo es esencial y para ello no vacila en acudir a estrafalarios rituales – que según el padre Palmar mantienen en Miraflores un permanente olor a fosa común - que llegan hasta el manoseo sacrílego de la osamenta de Bolívar en busca de algún trozo de metacarpo suelto para elaborar un amuleto de protección sobrenatural. Para salvar su pellejo. Y un hombre así todavía tiene seguidores: Qué inmenso es el poder del dinero fácil y la promesa de vivir sin trabajar.
Rafael Marrón González
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