Cuando uno revisa la historia política de los países comunistas se encuentra con vivencias desagradables en lo social, económico, político y humano. Con unos pueblos sometidos a la fuerza, a las más brutales represiones físicas, morales y psicológicas que se haya conocido en el siglo pasado. Hoy, sólo Corea del Norte, Vietnam, Cuba y China, siguen bajo dominio comunista; aunque China en lo económico se abrió al capitalismo privado nacional e internacional. La antigua Europa Oriental encontró en la democracia y el sistema de libertades el camino de lo posible, el del progreso y el de la felicidad social.
El sistema comunista tuvo su fin en 1989 con la caída del muro de Berlín y 1992 con la disolución de la otrora fuerza imperial: la Unión Soviética. Winston Churchill definió al Comunismo como "La filosofía del fracaso, el credo de la ignorancia, la predica de la envidia y su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria".
Las características de un régimen comunista son las siguientes:
1. El Estado promueve violencia. Incita a odios y resentimientos.
2. Se elimina la propiedad privada. Todo la planifica el Estado. Para ello no hace faltan leyes ni jueces. Se parte de la premisa de una sociedad capaz de convivir espiritualmente y capaz de armonizar esfuerzos colectivos. Se implanta un tipo de sociedad anti valores y sin expectativas de crecimiento humano.
3. Desaparecen los estímulos materiales como recompensa a los esfuerzos. Nada más inhumano, por cuanto, los seres humanos por su naturaleza biológica están sujetos a las fuerzas de la evolución. Así se ha demostrado a la luz de la historia de la humanidad con su conducta, sentimientos y actitudes diferentes.
4. Se promueve una falsa solidaridad colectiva y el debilitamiento del bien común. Cuando en la práctica se demuestra que lo importante es el culto al Estado pero fundamentalmente al dictador de turno, al líder de la revolución, el sabelotodo y hacedor de todo. La realidad histórica nos dice que nadie cuida los bienes públicos o del Estado. La verdad oficial que se impone es que todo es de todo. No es sino una propaganda sicológica atormentadora. La vida real de los revolucionarios era que nada era de nadie, y en consecuencia, a nadie le importaba robar al Estado, derrochar y malbaratar las empresas y entes públicos colectivos, o abusar sin recato alguno de los servicios ofrecidos.
5. División de la familia. Una de las mayúsculas perversiones del régimen es la promoción de la ruptura de los lazos familiares para anteponer los intereses del Estado. En otras palabras, la familia no importa, lo que importa es el Estado.
6. Prohibición de la organización social. Se niega en todas sus formas las posibilidades de organización de la sociedad. Salvo a las autorizadas por el mismo Estado, quien se abroga el derecho de control y elección.
7. Ciudadanos parásitos. El ciudadano queda indefenso y convertido en miseria humana al depender toda su vida del Estado. El régimen actúa coercitivamente sobre el ciudadano común para que no piense. Se organice. Y crea riqueza.
8. Miedo y mentiras. Todo el aparato del estado se convierte en un instrumento de fuerza, de coacción. En un Estado de terror para amenazar a los ciudadanos con castigos físicos y morales. O cárcel. O despido del trabajo. O de la escuela. O de la universidad. Creando miedo con las golpizas selectivas y, como ocurrió en Cuba, la amenaza de enviarlos al paredón de fusilamiento. Fueron miles los pasados por las armas del ejército de Fidel.
9. Nada de competencia. Desaparece cualquier ambiente competitivo. Se introduce a la sociedad tensiones sicológicas basadas en el miedo y en la constante incoherencia entre lo que se cree. Lo que se dice. Lo que se hace. Paralelamente se desarrolla toda una estrategia propagandística para acabar con todo vestigio de competencia. No hay competencia alguna. Pues no se puede ni se acepta competir con el Estado.
10. Supresión de las libertades. El sistema de libertades sólo lo administra y los disfruta a sus caprichos y conveniencia los burócratas del Estado. Nadie más tiene derechos civiles, políticos, económicos, sociales. La sociedad es obediente al Estado, el único amo de su vida entera.
11. Dos clases sociales muy definidas y claras. Una, la de los burócratas del poder, quienes son los únicos que viven como reyes, con lujos y diversiones; y la otra, el resto de la sociedad empobrecida, sin posibilidades de evolución.
12. Persecución a la Iglesia. La Iglesia es perseguida y descalificada.
13. En resumen, son sociedades atrasadas, empobrecidas con mayores desigualdades sociales. Sin progreso ni desarrollo humano. Gobernada por lo general por una misma persona. Un dictador. Interesado sólo en la permanencia de por vida en el poder.
Cualquier parecido con la realidad nacional, pura coincidencia; aunque Fidel Castro me puso a pensar estos días con sus declaraciones dadas a Venezolana de Televisión cuando afirmó categóricamente "Socialismo es igual a Comunismo".
(*) Internacionalista
Edición 1.120, hasta el próximo miércoles. Le invito a oír a Diplomacia de Micrófono entre 1:00 y 2:00 pm, por La Mejor 91.5 FM en Puerto Ordaz
FUENTE: Correo del Orinoco
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