Cuando apareció Chávez en el universo político venezolano, en paralelo a la crisis de los partidos muy bien alimentada por la clase media, mucha gente fundamentó la opción de triunfo del golpista de 1992, en su condición de militar, sencillamente por ser militar.
Supuso la gran mayoría de los venezolanos que los militares tenían lo que hay que tener para rescatar al país de la miseria en que los partidos lo habían hundido en los últimos 40 años. Corrupción, desorden administrativo, cúpulas, políticas clientelares y especialmente falta de carácter para enfrentar asuntos capitales como la delincuencia y la especulación generalizada. Y también, como si fuera poco, la gente reclamaba la falta de planificación de los gobiernos. Todo lo que ocurría, desde el viernes negro de Luis Herrera hasta los brincos económicos de Carlos Andrés Pérez, agarraban a la dirigencia nacional en interiores. El resultado, en general, fatal.
La gente había olvidado, con toda seguridad, qué son los militares realmente. Ya en tiempos de Pérez Jiménez quedó claro y más todavía en tiempos de la cuarta república. No obstante, muchos pensaron que en la casta militar estaba la solución. Son serios, responsables, honestos y muy disciplinados. El país necesita carácter, necesita disciplina, necesita planificación. Pues, tremendo pelón. Son lo mismo que han sido siempre, pero con mayor degradación. Al menos eso es lo que arroja la gestión de este gobierno militar en todos los ámbitos. Una piratería absoluta.
Y, es en las crisis cuando se nota la falta de preparación y seriedad de la casta. No cuando el petróleo está a 140 dólares el barril. A ese precio hasta el pirata Morgan puede salir bien parado. A ese precio y con tanto real cualquier metida de pata, que han sido muchas, se tapa a punta de chequera. Es cuando la cosa se pone fea cuando a los militares exhiben toda la verdad: no son disciplinados, no planifican, no son serios. Que son capaces de decir que a los damnificados los meterán en Miraflores con tal de parecer gente responsable y sacrificada. Una estafa verde oliva. Y unos habladores de pistoladas en grado de excelencia mundial.
La tragedia de Vargas ¿Cómo la atacaron? ¿Cómo reconstruyeron? ¿Cómo salvaron vidas? Nada de eso. Una piratería gigantesca, un saco de mentiras y un montón de muertos. Gente engañada que todavía cree en el chavismo, pero tiene 11 años comiendo piedras. ¿Qué hicieron después? Nada. Todo lo que Chávez anunció aquella noche hasta con maquetas en mano quedó para los libros de fantasía de Disney. Ni siquiera la caminería que uniría a Catia la Mar con el aeropuerto. Pura improvisación y mentiras.
La historia del segundo deslave en 2005 en Vargas repite la hazaña militar. Otra vez piratería acompañada de grandes cadenas. Grandes discursos y grandes cobas. La verdad: improvisación, piratería y mucha televisión propagandística.
La crisis eléctrica pasó por varios culpables. Desde el imperio, siempre metido en estos líos, hasta la terrible sequía. Ahorita hay agua para botar y no hay luz. Chávez creó una se esas cosas que le encantan por el tinte militar que arrastran: el Alto Mando Eléctrico. Los resultados apuntan a una gastadera de plata en planticas, muchos negocios, pero sin resultados. No hay energía eléctrica suficiente. ¿Cuál es la razón? Más piratería, más mentiras, más improvisación, más falta de disciplina.
Lo mismo con el Metro de Caracas o el avance bestial de la inseguridad y el crimen. Ni hablar de la economía, Pdvsa o las empresas de Guayana. Y justamente ahora los militares están dando otro espectáculo con la crisis de lluvias que comenzó hace 8 días. La misma piratería que tiene hundido al país en tanta mediocridad y tanta manipulación. No han podido ni siquiera hacer un plan de contingencia nacional en 12 años. Nadie pide que sepan cuándo va a llover de esta manera. Pero algo de estrategia puede haber. Pero no. Todo el tema es Cuba, Fidel, el imperio, el socialismo y toda esa retórica retrógrada. Todo el tema es pasar el tractor a lo existente. Pero lo que se llama disciplina, planificación, eficiencia, eso que la gente creía sobraba en los militares, pues ni un alfiler.
¿Qué estudia un militar en la Academia Militar? Pues plomo y técnicas para matar. Gerencia pública no está en el programa.
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