5/1/11

Un Ministerio Para La Reconstrucción Espiritual

Requerimos fábricas de ciudadanos... no de limosneros

Cuando se vaya el dictador se requerirá de algo equivalente a un Ministerio para la Reconstrucción… Espiritual del país. Las ruinas materiales se pueden limpiar y reconstruir a base de buena planificación y de inversiones: puentes, carreteras, edificios, parques públicos, puerto, aeropuertos. Será una tarea compleja de años pero tengo pocas dudas de que se puede hacer

La reconstrucción espiritual del país es otra cosa. Eso si va a ser difícil. Después de doce años de pesadilla ignorante, corrupta y resentida, la sociedad venezolana ha quedado profundamente dividida y espiritualmente empobrecida.Después de doce años de haber vivido en una sociedad donde la limosna del taita era la vía para que una buena parte de la población venezolana recibiera alimentos y servicios públicos, será problemático re-educar a millones de venezolanos sobre la educación y el trabajo como únicas fuentes duraderas de bienestar. Millones de compatriotas están ya acostumbrados a hacer cola para recibir su bolsa de Mercal o Pudreval, o aspirinas de Barrio Adentro de manos de para-médicos cubanos quienes piensan solo en escaparse, para que puedan comenzar a pensar en una manera diferente de vivir. Va a ser cuesta arriba que la inercia generada por este régimen perverso pueda ser revertida y millones de venezolanos comienzen a vivir de nuevo sin la humillante dependencia en un estado demagógico, obedeciendo la voz del amo, como esclavos bajo las pezuñas de un régimen totalitario y vergonzoso.

Para que esto pueda llevarse a cabo se requerirá alguien más que un buen planificador, un buen gerente y mucha honestidad en la función pública. Con esas necesarias cualidades se puede reconstruír el país materialmente. Pero la reconstucción espiritual va a requerir de una legión de predicadores que lleve la voz de la dignidad, de la modernidad y de la libertad y democracia verdaderas por todos los rincones del país. Así como la voz malhadada del dictador emponzoñó a millones de compatriotas y los obligó a vivir como mendicantes bajo su yugo, así deberán alzarse voces que prediquen la visión contraria, que le digan una y otra vez a los venezolanos que la vía duradera al progreso y al bienestar es la vía del trabajo y de la educación, no la via de la limosna. Que le prediquen el respeto al semejante y no el odio como la actitud que puede generar la existencia de una sociedad armoniosa.

Por supuesto, lo del Ministerio Para La Reconstrucción Espiritual no pasa de ser una versión “taquigráfica” de lo que es necesario. No estoy proponiendo un nuevo ente burocrático. Más bien lo que deseo es que pueda ser sembrada en la sociedad venezolana post-dictadura una nueva actitud capaz de reconstruir el espíritu de los venezolanos. Ello sería, realmente, un ministerio, una misión sagrada e incansable que debería anidar en el corazón de todos nosotros. Para lograrlo necesitaremos líderes espirituales, así como necesitaremos líderes para la tarea de reconstrucción material.

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