El duque de Empreven

El presidente de Empresarios por Venezuela fue, al mismo tiempo, funcionario público. En la oposición lo señalan de haber montado una alcabala con Cadivi y la venta de bonos. ¿Dónde estará? Por Joseph Poliszuk

Fue en el Teatro Municipal donde Alejandro Uzcátegui entró en escena. El propio Presidente de la República lo presentó, desde el podio, como líder de una clase de empresarios emergentes. El paro de 2002 y 2003 apenas terminaba y para esa fecha, Hugo Chávez quería dar muestras de que el Gobierno podía trabajar con el sector privado.

“Así como la clase obrera se reivindica consigo misma, bienvenidas estas organizaciones que recogen el sentimiento de un nuevo empresariado”, celebró el 23 de marzo de 2003. Aplausos y más aplausos; el auditorio felicitaba a esos “empresarios patriotas”, que decidieron montar tienda aparte de Fedecámaras y las asociaciones que tradicionalmente han agrupado a las industrias, comercios y empresas de servicios.

Un perfecto desconocido, eso era antes. De Uzcátegui se sabía que ocupaba un cargo directivo en el sólido Grupo Corimón y que en el transcurso del paro cerró filas a favor del Gobierno. No más. Años más tarde, él mismo admitió que su alto perfil comenzó en los días en que Venezuela se quedaba sin gasolina.

“El primero de diciembre acudí a Aló, Presidente y públicamente declaré estar en contra del paro”, resumió en una entrevista que el Centro de Estudios de Desarrollo de la Universidad Central de Venezuela publicó en 2004, en un trabajo sobre el Empresariado venezolano. Luego marchó al Tribunal Supremo de Justicia para suscribir un recurso contra el paro. El 6 de enero siguiente dirigió una asamblea pública en la que formalizó los cimientos de la organización que, hasta hace muy poco, fue su tarjeta de presentación: Empresarios por Venezuela. Así salió al ruedo “Alito”, como lo llaman sus amigos.

No dio tregua desde entonces. Notas de prensa para acá y para allá, declaraciones, anuncios, eventos, viajes, apariciones en Aló, Presidente y fotografías junto a ministros como Jesse Chacón y Eduardo Samán. Se veía en lo alto del Gobierno; ni hablar de las numerosas imágenes que, dentro y fuera del país, lo retrataron a un lado del presidente de Cadivi, Manuel Barroso.

Empreven era, hasta ese momento, una organización que prometía financiar farmacias populares. Que anunciaba apoyo para microempresarios; intercambios comerciales con firmas de Austria, Nicaragua y Cuba, y sobre todo, titulares favorables al tren ministerial: “Empresarios por Venezuela da su respaldo a las 26 leyes” (07/08/2008); “Empreven: Inflación no es culpa del Gobierno sino de los empresarios capitalistas” (17/03/09); “Alejandro Uzcátegui: Sector privado debe contribuir a construcción del socialismo del siglo XXI” (25/02/09)…

Sin títulos nobiliarios Ni ahora ni antes hubo oportunidad para que en Empreven precisaran las firmas y personas que respaldan su estructura. La oficina está cerrada y ni por celular hay quien acepte declarar a la prensa. Tampoco se conocen cuáles son las compañías y los negocios de Uzcátegui. Eso fue siempre un misterio. Y aún sería una pregunta impertinente si no fuera porque, en medio de los últimos escándalos bancarios, apareció junto a Arné Chacón en la directiva del recientemente fracasado Banco Real.

Rara vez Alito pasó de un breve o de notas de relleno en los medios de comunicación. El pasado 29 de diciembre fue diferente; periódicos y foros digitales mostraron su foto en la lista de fugitivos solicitados a Interpol. De no haber sido por la fuente y el contexto, cualquiera hubiera podido suponer que la ficha policial era una tarjeta que anunciaba el nombre de un duque: Alejandro José Lucio Otilio Uzcátegui Paoli.

Aunque se presentaba como egresado de la Universidad de La Sorbonne, Alito no tiene títulos nobiliarios. Se le incluye, de todas formas, en otra estirpe. Henry Ramos, Julio Montoya, Ismael García y otros voceros de la oposición lo han circunscrito a la lista de “boliburgueses”, que tomaron los ahorros de una estructura que ya suma 11 bancos quebrados.

A estas alturas no hay dudas de que Uzcátegui estaba con el Gobierno. Lo que no se ha dicho es que también formó parte de ese mismo Gobierno. De acuerdo con la Gaceta Oficial 37.966 del 23 de junio de 2004, fue designado por el propio presidente Chávez como miembro suplente de la Junta Directiva del Banco de Comercio Exterior. Y no es la primera vez que ejercía funciones en el aparato bancario del Estado: el 15 de octubre de 2002 ya había sido nombrado como interventor de dos de las sociedades mercantiles que aún quedaban del extinto Banco Latino.

¡Oh sorpresa! El presidente del club de Empresarios por Venezuela fue, al mismo tiempo, funcionario público. Pero también del de Rafael Caldera y hasta de Claudio Fermín. Lo dice el propio ex alcalde del Municipio Libertador. Antes de que le vengan a confundir, reconoce que guarda recuerdos positivos por la gestión de quien fue nombrado por él mismo como presidente del Instituto Municipal de Crédito Popular: “Con él entregué 3.500 carros para taxistas y adquirimos edificios para la población”.

Fermín, sin embargo, asegura que también está sorprendido con los vaivenes de Alito. “Muchos dicen que trabajó con migo pero no agregan el predicado: estuvo relacionado con Chávez y antes con Caldera, gracias a Alberto Polleto, su primo político, quien fue presidente del Fondo de Inversiones de Venezuela”. Hace 16 años que Fermín no lo ha visto y la verdad, es que tampoco quiere saber de él. “Es muy doloroso ver cómo la gente no tiene domicilio ni ideología, van como la golondrina”, concluye.

Un conocido incómodo Ahora resulta que Alito es un conocido incómodo. Ninguno de los empresarios que en 2007 lo acompañaron en la campaña por la Reforma constitucional habla públicamente de él. En esa época, la oficina que Empreven tiene en Chuao se volvió búnker del llamado Comando Miranda y él, por su parte, era uno de los más fervientes defensores de votar por una carta magna que estableciera la idea de “propiedad colectiva”.

Ironías de la vida: hasta el Gobierno le ha dado la espalda. ¿Dónde estará? El secretario general de Acción Democrática, Henry Ramos Allup, aseguró el 27 de noviembre que había salido de Valencia a Aruba en un vuelo privado. Esté dentro o fuera del país, lo que queda bien claro es que Uzcátegui ya no es el mismo.

“Yo vi más de un empresario importante desfilando por Empreven, pidiendo favores para que le hicieran puentes con el Gobierno”, destaca uno de sus colaboradores. No se explica qué fue lo que hizo Alito pero como en dominó, cree que debió pasar y volver a esperar su turno: “Mató más conejos de los que debía”.

Uzcátegui no es el pez más gordo en el caso de Banco Real y las otras 10 instituciones quebradas. Sin embargo, la cara del archienemigo de Fedecámaras es una de las más familiares, por eso se habla tanto de él. La revista América Economía llegó a destacar su figura. “Logró torcer el brazo a empresarios que antes se oponían al gobierno y hoy participan en proyectos como el banco de desarrollo”, señaló la primera edición que la publicación imprimió en 2006. “‘La clave es que los empresarios no van directamente a negociar con el gobierno, sino que utilizan a Empreven como puente’”, declaró Uzcátegui en ese trabajo.

Definitivamente que hay algo de eso. Ismael García afirma que “el papel real de Alito fue el de un gestor que otorgaba licencias de Cadivi y utilizaba la lista de asociados de Empreven, para comprar bonos del Estado”. Lo dice un informe de la Superintendencia de Bancos, asegura.

El diputado por Podemos insiste en advertir que “el principal asesor de Uzcátegui es el banquero Carlos Gil”. Acusa un tinglado de empresas de maletín, que utilizaron a Banorte y otras instituciones financieras, para montar emporios comerciales en Ecuador y Paraguay. También en Bolivia, donde asegura que levantaron una procesadora de aceite, una fábrica de pinturas, periódicos, emisoras de radio y un canal de televisión. Aún no precisa nombres ni detalles de las firmas, pero anuncia que llevará esos y otros casos relacionados a la Fiscalía.