8/2/11
En Cuba y Venezuela, preguntas en medio de una tragedia que ya nos es común
En relación con los sucesos que han sacudido al mundo y han colocado los ojos de todos en ese sur del Mediterráneo, Mary Anastasia O'Grady, la gran columnista de The Wall Street Journal, nos pone a reflexionar desde el mismo título de su artículo… ¿Por qué nadie protesta en La Habana? Y realmente eso me lo he venido preguntando –como venezolana aterrada de que repitamos la tragedia cubana- desde hace bastante tiempo, años antes de estos sacudones en Túnez y Egipto y esas tensiones latentes en el Magreb y el Mezzo Oriente…
Se plantea la analista y periodista norteamericana que ha recordado a Cuba -la Cuba esclavizada por más de cinco décadas de tiranía- durante estos últimos 10 días de Egipto y se pregunta: “¿Porqué una rebelión similar contra cinco décadas de represión sigue pareciendo un sueño lejano?” Mary Anastasia O'Grady pregunta y a la vez se responde y nos responde esas mismas interrogantes que muchos tenemos… Ella dice que “…parte de la respuesta es la relación entre los hermanos Castro, Fidel y Raúl, y los generales. El resto se explica por el modelo significativamente más represivo del régimen de la isla. En el arte de las dictaduras, Hosni Mubarak no les llega ni al talón a los Castro…”
Y exacto lo que dice… como exacto es que tenemos a los mismos cómplices de siempre despotricando del último faraón, pero llamando “Presidente” al tirano heredero Raúl Castro y adorando a su hermano el gran Capo, el abyecto sátrapa que ha ensangrentado y arrasado Cuba y ha destruido generaciones de cubanos… Fidel Castro oráculo de pillos, fracasados y déspotas. De hipócritas y farsantes.
Mary Anastasia O'Grady también reflexiona sobre el hecho de que miles de egipcios hayan alzado sus voces en la plaza Tahrir, la Plaza de la Liberación en El Cairo, que muestren al mundo ese anhelo universal por la libertad, y a la vez nos señala que al comparar con la resignación del cubano de la isla esclava, es un error desconocer “…el rol clave que juegan los militares” por eso dice “Apostar” que el día en el que se escriba la historia de esta rebelión egipcia “…sabremos que los altos mandos de las fuerzas armadas no aprobaban el plan del presidente Mubarak de designar a su hijo como candidato en la próxima elección”
Les imagino pues mis queridos oyentes pensando lo mismo que estoy pensando yo y formulándose la misma pregunta: ¿Entonces ese pueblo aplastado, humillado durante más de cinco décadas está de acuerdo con todo lo que decide el tirano con poder de vida y muerte sobre una gleba de esclavos…?
No sé… Ella, ella continúa analizando ese comportamiento suicida, esa obediencia perruna que nos parece percibir en el cubano de la isla, y nos resalta como (Y la cito): “Castro compró la lealtad de la policía secreta y las fuerzas armadas al cederles el control de los tres sectores más rentables de la economía: las ventas minoristas, el turismo y los servicios. Los militares cubanos reciben cientos de millones de dólares al año. Si el sistema colapsa, también lo hacen esos ingresos. Los militares egipcios también son propietarios de empresas, claro está, pero no dependen de una economía enteramente en manos del Estado. Y como beneficiario de una significativa ayuda y capacitación de Estados Unidos durante muchos años, las fuerzas armadas egipcias han cultivado una cultura de profesionalismo y de compromiso con el país por encima de cualquier individuo…”
También es muy acertado colocar entre las causas del porqué nadie protesta en La Habana el que en Cuba sólo exista el Partido Comunista, el partido de los Castro, la siniestra maquinaria que aplasta toda disidencia, toda resistencia... Igual considera causante de esa resignación el que en Cuba no existan medios de comunicación que no sean los del Estado represor y también que la tiranía se encargó desde hace décadas de organizar las llamadas brigadas de respuesta rápida, que garantizan que se acaten las órdenes al sembrar el terror en poblaciones absolutamente desesperanzadas. Aquellos que demuestran coraje son asesinados, desterrados o encarcelados.
Pero la razón más poderosa para que los cubanos no hayan reaccionado, sobre todo en estos tiempos, es que la diferencia más importante entre Cuba y Egipto es el acceso a Internet, porque mientras Mubarak en un ranking del 1 al 100 ocupó el número 45 como censor de la Red, los Castro ocupan el número 90, con una censura mayor a la de Irán, China y Túnez, y además en la isla esclava la telefonía celular es prohibitiva para la mayoría que devenga salarios de hambre.
Otras consideraciones plantea en su extenso análisis, pero me limito a éstas que creo las más relevantes. Finalizo hoy con lo expresado por el Profesor Antonio Pasquiali, Catedrático de filosofía moral y comunicación social de nuestra Universidad Central, en su artículo titulado “No acostumbrarse al horror”, publicado el domingo pasado en el Diario El Nacional de Venezuela, e igual me pregunto como venezolana: “¿Cómo nos hemos podido acostumbrar a que un militar, dilapidando 1 billón de dólares y violando la Constitución, nos imponga un régimen que fracasó en 46 países y causó 100 millones de muertos, o a sus cotidianos vituperios e incitaciones al odio, a su "gas del bueno" para todo el que se mueva? ¿Cómo nos hemos acostumbrado a tanto horror en un país que a estas alturas ha podido ser la Suecia de Latinoamérica?”
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