15/2/11

En el jardín de los dinosaurios.


El viejo guerrillero quiere imponer sus heladas ideas. Quedó anclado en las morbosas consignas del comunismo soviético, cuando trata de imponer el peso de su investidura; la hoz y el martillo retumban como las balas que persiguieron desde las huestes facciosas la vida de inocentes venezolanos. Es por ello, que el traje de demócrata le queda constreñido. Fernando Soto Rojas, se mira en el brumoso atardecer de la guerra fría. La épica victoria de la revolución en contra de la democracia, sólo es posible en los cerebros conservados por el formol de la historia.
Cuando uno escucha el discurrir de las focas recuerda los subterráneos, siente como el tiempo no avanzó entre los bárbaros que sostienen que su comunismo es la marcha luminosa de la eternidad. Que ellos son la claridad de la luz perpetua en detrimento de las mayorías burguesas.
El deshielo del efecto invernadero los reanimó. Tiembla el corroído ataúd de Carlos Marx aturdido en la catacumba central del cementerio londinense de Highgate, escuchando como machacan frases de textos que desconocen; la fracción roja en la Asamblea Nacional es un mundo lleno de vericuetos. Existen parlamentarios que tienen la orden expresa de sólo actuar para levantar la mano, cada uno de los elegidos tiene un rol que cumplir en la tragicomedia, si el diputado de la oposición toca un tema especifico el G2 cubano tiene su libreto montado con profusión de fotos, audios y videos; además de poseer un currículo amañado para vomitarlo por la red de medios informativos del gobierno quienes tienen un procedimiento que hace que las verdades expuestas por la parte democrática aparezcan como exposiciones ridículas, esta práctica es aberrante y grotesca. Han querido transformar el hemiciclo en el zaguán de sus imbecilidades. Desmeritar el debate para que el mismo sea intrascendente, con esto buscan romperle el alma a los millones de venezolanos que añoran un cambio efectivo en este ente del poder legislativo.
Este gobierno corrompido tiene poco que ofrecer. Son tantas sus inmoralidades y múltiples sus carencias de respuestas a los más necesitados, que sus cuentan andan volando bajo desde hace un buen tiempo.
El régimen es como un cáncer que penetra todo. Termina por sembrar de ilusiones al común, para después dejarlos tirados en medio de la calle. Va llenando los órganos con su contagio mortal hasta que los mismos se convierten en mal irreversible, es la misma pesadilla que padecieron otros pueblos que fueron en pos del socialismo totalitario.
El escenario legislativo nacional es parte de ese drama. Un país que quiere avanzar y el otro que se relame en el retroceso, actores con la sindéresis democrática que ensalza sus dignas banderas de lucha, frente al triste espectáculo de venezolanos que nacieron para vivir con las rodillas metidas en el estiércol.
Venezuela merece un mejor futuro. Tenemos líderes como Henrique Capriles Radonski, que son gerentes exitosos y con una gran formación que nos hacen mirar el porvenir con optimismo.

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