9/2/11

Mi Patria

“Hace algún tiempo me preguntaba un chiquillo por el significado de la palabra patria.
Me sorprendió con su pregunta y con el alma en la garganta le dije así: ¡Flor de barrio,
hermanito! ¡Patria son tantas cosas bellas!”
Rubén Blades


La patria, esa que nos enseñan a querer y amar en la escuela con un manual teórico que pocos hacemos propio, con una receta histórica, que más roza el mito andante que la historia misma, esa llena de héroes y batallas que convocamos en el presente con la ingenua o perversa intención de que el pasado salvará lo poco que queda; esa que nos ilustra y señala a cada uno de nosotros bajo el manto de la doble moral; es la patria que no sueño ni puedo aceptar.
La patria no es sinónimo del lugar donde se nace, el sentido de pertenencia sólo se precisa cuando algo nos duele, cuando sentimos que se nos rompe algo por dentro, es allí donde la voluntad y el valor se hacen bandera.
Hace algunos meses mientras asistía a un velorio tuve la oportunidad de ver una escena que, más allá del drama que implica la muerte de un joven asesinado por el hampa, me hizo reflexionar.
La capilla estaba llena de compañeros universitarios, el bullicio era casi intolerable, entre la rabia y la impotencia se escuchó un grito. En ese instante llegaba la madre del joven, quien se había radicado en España hace algunos meses. Ese capítulo de dolor extremo, generó el silencio más ensordecedor que he escuchado. Nadie habló más, sólo la voz de esa mujer herida de muerte, que decía: ¡por qué carajo te quedaste aquí hijo!
Discutir acerca de las fatalidades del destino es un tema que no tiene sentido, por lo menos no en estas líneas. Es posible que a ese joven le hubiera pasado lo mismo en cualquier otro lugar, pero lo que sí es seguro es que nuestras condiciones de vida se han reducido a la mínima expresión, nos hemos vuelto sobrevivientes de batallas sangrientas y estamos literalmente presos en nuestros propios hogares.
Esta sin duda no es la patria que quiero.
Hoy tengo la convicción de que muchos de los venezolanos que apostaron su vida por el país, tomaron la decisión de marcharse; emigrar es una decisión de alta factura, tanto económica como emocional. A muchos que escogieron ese camino, los juzgamos por sentir que huyeron y no lucharon, pero la pregunta es, sin ánimo de generalizar: ¿la mayoría que se queda en el país lucha por un cambio cierto y profundo, o le saca punta a la oportunidad de terminar de raspar la olla?, dicho en buen criollo. ¿Realmente la gran mayoría tiene voluntad de sacrificio patrio para salir de foso en el que estamos? Responder estos cuestionamientos con coraje y corazón, nos ubicará en el verdadero lugar donde vivimos.
Mi patria es un sendero ancho,
Recuerdos y retazos vivos,
Estancia íntima del alma
Que no precisa lugar alguno.
No es una declaración histórica,
de una fachada nacionalista impuesta,
ni un recital mítico,
de capítulos heroicos.
Es la posibilidad plena,
de ejercer la voluntad espiritual,
de soñar y plasmar en realidad
nuestra exacta misión

Jonathan Humpierres (Juan Diego)
Cantautor, músico y abogado venezolano

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