Los ciudadanos quieren elegir. No podemos hacernos los sordos. La escogencia de candidatos no es tarea del dedo de la Mesa ni de las cúpulas de los partidos. Abrir la puerta a las excepciones constituye una piedra en el camino del triunfo democrático, es desmotivador y contrario a la equidad, está reñido con la participación popular. Según me he enterado, la MUD comienza a transitar el camino fangoso y peligroso de las excepciones.
Es la urgencia de esta alerta -que espero llegue a tiempo- la que me impide abordar hoy las reflexiones que quería hacer sobre los valientes muchachos universitarios, a los que la democracia venezolana debe mucho, tanto en nuestro pasado histórico, como en estos días aciagos del totalitarismo socialista-comunista. Quería decirles a los jóvenes, con sus 31 días de huelga a las puertas del PNUD, que salvaron la universidad autónoma del cerco de hambre impuesto por el régimen, que quiere asfixiarla presupuestariamente. Arriesgaron su vida, impidieron la muerte del Alma Máter, por ahora. El acecho continúa.
Volviendo al dedo amenazante que podría imponer candidatos, he tenido la noticia de que se pretende garantizarles a actuales gobernadores y alcaldes su postulación para la reelección, sin participación de la base. Maneja la Mesa la tesis de proclamar candidatos a aquellos gobernadores y alcaldes que tengan el respaldo de partidos que hubiesen tenido, en la pasada elección, una suma de votos entre ellos superior a un determinado porcentaje, no sé si el 60 o 70 %. Eso es absurdo, dejemos que la gente decida. Si un candidato cree contar con el 70 % de los votos, mejor para él, que vaya a primarias y ratifique la legitimidad de su liderazgo, así irá con nuevo impulso a las elecciones de 2012. Por el contrario, si no tiene respaldo de la mayoría, es preferible su derrota en las primarias para la causa democrática, y no en las elecciones generales por triunfo del oficialismo.
Se estudia que a los actuales gobernadores que presenten su nombre como candidatos a la presidencia, y no logren su objetivo, se les reserve la nominación para repetir en la Gobernación, sin consultar la base. Estoy en profundo desacuerdo. En política hay que arriesgar. El gobernador que quiera competir por la presidencia, que lo haga, pero sin privilegios para la nominación a su cargo actual. Es preferible permitirle correr en paralelo a la presidencia y a la gobernación, y que los ciudadanos digan en qué posición quieren tenerlo. La misma tesis serviría a los alcaldes que, por ejemplo, quieran optar a la Gobernación de su Estado.
Eso de que la suma de votos obtenidos por partidos en elecciones anteriores reemplace la voluntad popular, lleva a que una alianza entre tres o cuatro organizaciones políticas pueda permitirles arrebatar a dedo. Rechazo la insensatez. Que partidos hagan alianzas para respaldar candidatos comunes en elecciones es legítimo, lo ilegítimo es que las alianzas cupulares sustituyan las primarias. Exhorto a la Mesa de la Unidad -a la que ratifico mi confianza- seguir sin excepción el camino de las primarias.
Quienes leen periódicamente mis reflexiones semanales, seguramente recordarán que no suelo abordar estos temas, ya que dedico el espacio del que dispongo a luchar contra las perversidades del régimen absolutista, personalista y comunista que asfixia la democracia. La gravedad de la posible imposición del dedo me obliga hacer público esta alerta. A dedo no.
PACIANO PADRÓN
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