Del profesionalismo militar a la milicia
Fernando Ochoa Antich.
EL UNIVERSAL
domingo 13 de marzo de 2011 04:10 PM
Los dolorosos acontecimientos que vive el pueblo libio son un ejemplo trágico que deben analizar con detenimiento los venezolanos. Si observan la manera institucional como se resolvió la grave crisis política en Túnez y en Egipto y analizan la violencia desbordada desarrollada, de manera sorprendente, en Libia, pueden percibir ciertas diferencias entre estas crisis políticas y militares. Lo primero a resaltar son sus orígenes parecidos. Estos regímenes políticos africanos se caracterizan por ser dictaduras personales que han permanecido en el poder por muchos años, al rechazar la alternancia republicana como principio fundamental de toda democracia; han desarrollado camarillas corruptas que no se han preocupado por el bienestar de sus pueblos; han reprimido a sus opositores, violando sus derechos humanos y la pobreza ha crecido de manera inexplicable al ser países inmensamente ricos. Parece una descripción de la Venezuela chavista.
Las crisis políticas de Túnez y Egipto se resolvieron, sin que se iniciara una guerra civil, por la actuación institucional de sus fuerzas armadas, que desde el principio de los acontecimientos evitaron disparar contra sus compatriotas. Los mandos militares de cada una de sus Fuerzas Armadas no tuvieron duda al entender que la solución de la crisis obligaba a la renuncia de los dos dictadores: Ben Alí y Hossni Mubarak. El ofrecimiento fue similar: no ser candidatos en las próximas elecciones. Este planteamiento no era aceptable para una dirigencia de oposición que había logrado mantener la protesta por varias semanas, aun en medio de una fuerte represión policial. El rechazo a ese planteamiento trajo de inmediato un incremento de la violencia. La realidad de ver a su país al borde de la guerra civil condujo a los mandos militares a presionar a objeto que, tanto Ben Alí como Mubarak, salieran del país para poder encontrar una solución política de la crisis.
La diferencia es clara: en Egipto y en Túnez existen fuerzas armadas profesionales al servicio del Estado y del gobierno, pero que tienen clara esta diferencia y comprenden su obligación de respetar la voluntad popular. Al contrario en Libia, las fuerzas armadas son fundamentalmente milicias ideologizadas, llegándose al extremo de la existencia de soldados mercenarios, que sin sentido de país asesinan a los ciudadanos sólo por no estar de acuerdo con los intereses de Muammar Gadaffi. Progresivamente el régimen libio fue debilitando a sus fuerzas armadas. La experiencia conspirativa que tuvo Gadaffi, en sus tiempos de oficial activo, le hizo entender que las fuerzas armadas profesionales no sirven de base de poder de regímenes personales. Aquí en Venezuela, Hugo Chávez se ha dedicado a crear y fortalecer la Milicia Bolivariana con la finalidad de debilitar a la Fuerza Armada Nacional. El motivo, la misma experiencia conspirativa del dictador libio.
Esta gran verdad la desarrolla brillantemente el doctor y coronel José Machillanda Pinto en su libro: “Del Profesionalismo Militar a la Milicia”. Allí analiza detalladamente las distintas reformas legales aprobadas por el régimen y sus objetivos políticos. También estudia a profundidad la reforma constitucional de 2007, rechazada inteligentemente por nuestro pueblo. Empieza desarrollando las características del profesionalismo militar, su larga evolución en Venezuela, sin esconder sus aciertos y debilidades. Entre los aciertos plantea: el cumplimiento de la Constitución Nacional y la garantía que, como poder-fuerza, produjo para alcanzar un largo proceso de estabilidad política y económica. Entre las debilidades resalta: la falta de una reconceptualización militar después del triunfo contra la guerrilla fidelista; las luchas intra e interfuerzas, la debilidad en la operatividad y en la logística; y la falta de un liderazgo militar éticamente reconocido por sus subalternos.
Al analizar el Momento Político-Militar Revolucionario establece tres períodos: la penetración ideológica, la crisis del mando militar y el control subjetivo fragmentario. En este último punto, analiza la propuesta de reforma constitucional de los artículos 328 y 329, que planteaba transformar muestra Fuerza Armada en unas similares a las existentes en Cuba, China y Libia; y la aprobación del decreto ley del año 2008, que tiene por objetivo consolidar la transición hacia la Milicia Bolivariana. El ejemplo de Libia, muestra el riesgo que puede vivir Venezuela si no se respeta el resultado electoral en el año 2012. Por suerte, en nuestro país todavía la Fuerza Armada preserva cierta institucionalidad que será fundamental a la hora de la transición hacia un verdadero régimen democrático. Mis compañeros de armas no deben defraudar a los venezolanos. Además, lean las encuestas. La caída del prestigio militar es una realidad. Revindíquenlo, respetando y haciendo respetar la Constitución Nacional.
Caracas, 13 de marzo de 2011
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