El desplumaje

Desplumada y desmadejada yace, nuestra otrora fértil gallinita de los huevos de oro. La estrella reluciente de todas las industrias del Estado, perdió su brillo y su majestuosidad. Orgullo de propios, reconocimientos de muchos, ejemplo de gerencia y formación, esa horrible cosa que los rojos llaman “revolución”, la convirtió en pulpería de pillajes y escándalos nacionales e internacionales. La última impudicia del despilfarro, del desorden y de la corrupción, ha sido el manejo irresponsable y fraudulento del Fondo de Pensiones de sus trabajadores. Millones de dólares han caído al foso del desenfreno en operaciones fraudulentas; en el desvío y la apropiación indebida de los ahorros de obreros y empleados, para que un defraudador con patente de corso, se transformara en accionista de una empresa nuclear, nada menos que en el propio Imperio Malo.

Al endeudarnos por dos generaciones (como afirmaba el Dr. Domingo Maza Zabala) este régimen ha jugado con el porvenir de nuestros jóvenes, pero también lo ha hecho con las aspiraciones de los trabajadores a una vejez tranquila. Después, de que este “socialismo” los ha humillado, insultado, metido entre rejas y despojado de sus derechos laborales, ahora desaparecen sus ahorros en negociaciones rojas, rojitas… ¿Hasta cuándo el país sigue tolerando a estos impostores, a esta farsa de “revolución” que prometió convertirnos en una “potencia petrolera y agrícola” y por el contrario nos ha convertido en territorio árido, en Nación deudora?... Un país saqueado por la avaricia nacional y extranjera, sobreviviendo a los vaivenes de la entrega traidora a países “hermanos”; a las alianzas con países diabólicos, distantes y distintos a nuestra idiosincrasia: en el sentir, en el pensar y en el actuar y que por convenios secretos disponen del uranio, del oro y de otros recursos naturales.

Ingrato e inconcebible, que a los venezolanos los despojen de sus tierras y bienhechurías, para entregarlas a magnates rusos (a los que el régimen no llama oligarcas) para que exploten la producción platanera y controlen las exportaciones. Que se importen alimentos acumulando inventarios, para luego quemarlos como recientemente han hecho con la leche y como antes sucedió en el perverso caso Pudreval, sin que hubiese investigación y culpables. Derrames petroleros, incendios en refinerías, hundimientos de plataformas, accidentes y muertes de obreros, demuestran la impericia de los que hoy manejan la industria desplumada. Una devastación que avanza a paso de destructores corruptos, que sin decoro alguno le están arrancando las entrañas a la Patria.

Los “revolucionarios” han convertido a Venezuela en una gigantesca cocina, en la cual guisan y guisan a sus anchas. Han internacionalizado sus corruptelas negociando dolosamente con los dineros ajenos. Sus abusos han rebasado los límites de la tolerancia, se han adueñado de la Hacienda Pública; han estremecido a la población con sus abyectos desenfrenos, menos a una dirigencia opositora adormecida, en espera siempre de los eventos electorales. Los estudiantes le están dando una lección de voluntad y de coraje.

Una nación abandonada, por los que legítimamente en busca de oportunidades se han marchado, huyendo asfixiados por la anarquía, la opresión de un régimen que controla todo y que para legitimar la dictadura, aplica leyes que una Asamblea espuria y de espaldas a la Constitución y a la voluntad popular, sancionó con premura, al compás de las necesidades del siniestro proyecto Castrista. Una justicia, que rauda inventa delitos que no existen en el Código Penal, para meter en prisión a los “enemigos”. Que condena o absuelve según las circunstancias, como acaba de suceder con el sindicalista Rubén González y anteriormente con otros.

Este régimen embustero e intolerante, por un lado se jacta de una situación económicamente sólida y por el otro se endeuda aceleradamente (y al decir de los economistas) con las tasas más altas de todo el continente.

¿Qué mejoría trajeron al país los golpistas en el poder?... ¡Ninguna!... Por el contrario, aumentó la corrupción escandalosamente porque gobiernan sin control alguno.

Lo poco que queda del otrora brilloso plumaje de nuestra amada gallina, indudablemente que caerá en las manos de acreedores Chinos y en la de otras