Para entender el plan siniestro que nos lleva hacia dificultades imaginables resulta imprescindible la lectura de dos libros del ex corresponsal de televisión española en Cuba, Vicente Botín, (Editorial Ariel): Los funerales de Castro, (2009), un retrato de la terrible realidad cubana y las condiciones de vida que nos esperan si dejamos más tiempo a Hugo Chávez en el poder; y Raúl Castro: la pulga que cabalgó al tigre (2010), donde Botín describe toda la carga de tiniebla que desde su nacimiento rodea al actual dictador cubano. Esa insignificante pulga asustada por el rugido del tigre tiene la mayor influencia en nuestro presente. Y en el futuro, si seguimos permitiéndolo.
Marianella Salazar
20 Abril, 2011
La Pulga de Birán
En medio siglo de revolución cubana apenas se han realizado seis congresos del partido comunista cubano. El último, celebrado el pasado fin de semana, con los protagonistas de 1959 en plena extinción, pretendió definir el rumbo de la revolución. No pudo presidirlo el líder máximo, Fidel Castro -más muerto que vivo-, así que por fin le tocó el turno a Raúl, que también está en cuenta regresiva. Sin sacudirse del miedo que le tiene a su hermano y subordinado a sus últimos deseos, pronuncio un tímido discurso donde prometió “rejuvenecimiento” en todos los cargos gubernamentales.
Precisamente, el hombre que sustituyó con otros dinosaurios como él a varios jóvenes designados por Fidel en las estructuras de poder, se justificó cuando afirmó que “a pesar de hacer varios intentos para promover jóvenes en cargos principales, la vida demostró que no siempre las selecciones fueron acertadas”, en clara alusión al ex vicepresidente Carlos Lage y al ex canciller Felipe Pérez Roque, hoy acusados de indignos y desleales. La apuesta de futuro de Raúl son los comunistas de vieja data, arcaicos estalinianos de comprobada fidelidad, “como Ramiro Valdés, (79 años de edad), vicepresidente del Consejo de Estado y del Consejo de ministros; José Ramón Machado Ventura, (81), primer vicepresidente del Consejo de Estado, o el general Abelardo Cólome Ibarra, Furry (72), ministro del Interior, que cuentan con la “suficiente experiencia y madurez para asumir las nuevas y complejas tareas de dirección en el partido, el Estado y el Gobierno”. Sin embargo, los longevos no podrán estar en sus cargos por más de dos períodos consecutivos de cinco años, dicha limitación no atiende a razones cronológicas sino a la renovación de cuadros, a mediano plazo, para garantizar fidelidad absoluta sin poner en riesgo la continuidad de la dictadura castrista.
En Cuba habrá comunismo para rato, aún con las cacareadas reformas económicas concebidas para bajar la presión interna, lo cubanos seguirán pasando el hambre hereje. A fuerza de talento e imaginación podrán sobrevivir en el inestable mundo de la economía informal, que no es otra cosa que el rebusque. Ese es el cambio que dará un respiro a la economía cubana. ¡Tremenda reforma!, eso sí, de democracia, de permitir partidos políticos y de libertades, nada dijo en el crucial Congreso del Partido Comunista cubano “la Pulga de Birán”.
La pulga que cabalgó al tigre. Todo lo que concierne a Cuba interesa a los venezolanos, desde sus viejas prácticas internacionalistas en Angola, Mozambique y América Latina, pero especialmente su futuro, saber cómo será el proceso de democratización cuando muera Fidel. La revolución cubana y Fidel son la inspiración de Hugo Chávez, su agenda para Venezuela y América Latina se basa filosóficamente en las ideas revolucionarias dictadas en La Habana, gracias a las recetas castrocomunistas hemos comenzado a sufrir grandes dificultades. Para entender el plan siniestro que nos lleva hacia dificultades imaginables resulta imprescindible la lectura de dos libros del ex corresponsal de televisión española en Cuba, Vicente Botín, (Editorial Ariel): Los funerales de Castro, (2009), un retrato de la terrible realidad cubana y las condiciones de vida que nos esperan si dejamos más tiempo a Hugo Chávez en el poder; y Raúl Castro: la pulga que cabalgó al tigre (2010), donde Botín describe toda la carga de tiniebla que desde su nacimiento rodea al actual dictador cubano. Esa insignificante pulga asustada por el rugido del tigre tiene la mayor influencia en nuestro presente. Y en el futuro, si seguimos permitiéndolo.
Marianella Salazar
20 Abril, 2011
La Pulga de Birán
En medio siglo de revolución cubana apenas se han realizado seis congresos del partido comunista cubano. El último, celebrado el pasado fin de semana, con los protagonistas de 1959 en plena extinción, pretendió definir el rumbo de la revolución. No pudo presidirlo el líder máximo, Fidel Castro -más muerto que vivo-, así que por fin le tocó el turno a Raúl, que también está en cuenta regresiva. Sin sacudirse del miedo que le tiene a su hermano y subordinado a sus últimos deseos, pronuncio un tímido discurso donde prometió “rejuvenecimiento” en todos los cargos gubernamentales.
Precisamente, el hombre que sustituyó con otros dinosaurios como él a varios jóvenes designados por Fidel en las estructuras de poder, se justificó cuando afirmó que “a pesar de hacer varios intentos para promover jóvenes en cargos principales, la vida demostró que no siempre las selecciones fueron acertadas”, en clara alusión al ex vicepresidente Carlos Lage y al ex canciller Felipe Pérez Roque, hoy acusados de indignos y desleales. La apuesta de futuro de Raúl son los comunistas de vieja data, arcaicos estalinianos de comprobada fidelidad, “como Ramiro Valdés, (79 años de edad), vicepresidente del Consejo de Estado y del Consejo de ministros; José Ramón Machado Ventura, (81), primer vicepresidente del Consejo de Estado, o el general Abelardo Cólome Ibarra, Furry (72), ministro del Interior, que cuentan con la “suficiente experiencia y madurez para asumir las nuevas y complejas tareas de dirección en el partido, el Estado y el Gobierno”. Sin embargo, los longevos no podrán estar en sus cargos por más de dos períodos consecutivos de cinco años, dicha limitación no atiende a razones cronológicas sino a la renovación de cuadros, a mediano plazo, para garantizar fidelidad absoluta sin poner en riesgo la continuidad de la dictadura castrista.
En Cuba habrá comunismo para rato, aún con las cacareadas reformas económicas concebidas para bajar la presión interna, lo cubanos seguirán pasando el hambre hereje. A fuerza de talento e imaginación podrán sobrevivir en el inestable mundo de la economía informal, que no es otra cosa que el rebusque. Ese es el cambio que dará un respiro a la economía cubana. ¡Tremenda reforma!, eso sí, de democracia, de permitir partidos políticos y de libertades, nada dijo en el crucial Congreso del Partido Comunista cubano “la Pulga de Birán”.
La pulga que cabalgó al tigre. Todo lo que concierne a Cuba interesa a los venezolanos, desde sus viejas prácticas internacionalistas en Angola, Mozambique y América Latina, pero especialmente su futuro, saber cómo será el proceso de democratización cuando muera Fidel. La revolución cubana y Fidel son la inspiración de Hugo Chávez, su agenda para Venezuela y América Latina se basa filosóficamente en las ideas revolucionarias dictadas en La Habana, gracias a las recetas castrocomunistas hemos comenzado a sufrir grandes dificultades. Para entender el plan siniestro que nos lleva hacia dificultades imaginables resulta imprescindible la lectura de dos libros del ex corresponsal de televisión española en Cuba, Vicente Botín, (Editorial Ariel): Los funerales de Castro, (2009), un retrato de la terrible realidad cubana y las condiciones de vida que nos esperan si dejamos más tiempo a Hugo Chávez en el poder; y Raúl Castro: la pulga que cabalgó al tigre (2010), donde Botín describe toda la carga de tiniebla que desde su nacimiento rodea al actual dictador cubano. Esa insignificante pulga asustada por el rugido del tigre tiene la mayor influencia en nuestro presente. Y en el futuro, si seguimos permitiéndolo.
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