27/4/11

"UN HOMBRE INÚTIL"

El actual Presidente de Venezuela es “Un hombre inútil”, al decir de Hesíodo, recordado por Aristóteles en su “Ética a Nicómaco”. Chávez no comprende el país ni atiende los buenos consejos: “El mejor de todos los hombres es el que por sí mismo comprende todas las cosas; es bueno el que hace caso al que bien lo aconseja; pero el que ni comprende por sí mismo ni retiene en su mente lo que escucha a otro, éste, en cambio, es un hombre inútil”.

El Presidente que todavía hoy tenemos no comprende a Venezuela, ni muestra interés alguno en lograrlo. “El mejor de todos los hombres es el que por sí mismo comprende todas las cosas”. Lejos, muy lejos está Chávez de ser “el mejor de todos los hombres”. Tenemos derecho a que el mejor de los nuestros, o uno de los mejores venezolanos de hoy, ejerza la Presidencia, la ejerza, no que la disfrute concupiscentemente, teniendo como único objetivo atornillarse en el poder para siempre.

El país habla cada día, cada día expresa conformidades y desacuerdos, pero el Presidente no lo comprende, ni siquiera lo oye. El soberano pide tolerancia, él da sectarismo y totalitarismo; divide, golpea, persigue y atropella; viola Derechos Humanos fundamentales, endilgando a otros sus propios delitos y desconocimiento de la Constitución.

Los venezolanos exigen democracia y participación, descentralización del poder. Él asume, cada vez más, las decisiones del soberano; hace de la participación una burla y del Poder Popular un mamarracho; centraliza las decisiones en sus manos y doblega los contrapesos; todo el poder público nacional le está sometido, e intenta poner de rodillas o aniquilar a los poderes regional y municipal.

El país habla cada día, y ya no solo le pide tolerancia y democracia, sino cosas más primarias, elementales, como comida, salud, techo y trabajo. El Presidente no comprende al pueblo. Qué fastidio -parece decir- gente pidiendo casa, exigiendo luz y agua o que tapen los huecos de calles y carreteras; gente haciendo huelgas de hambre por salarios justos o presupuestos universitarios dignos. Él no comprende por qué las manifestaciones y reclamos, si lo importante en su permanencia en el poder y el acrecentamiento ilimitado de ese poder; derechos sin obligaciones. Quiere hacer de su meta personal, objetivo del gobierno, más aún, el único del Estado.

Hesíodo -citado en verso por el filósofo griego- añade que “es bueno el que hace caso al que bien lo aconseja”. Amplia distancia la de Chávez con el hombre “bueno” del poeta, porque si alguien terco y sordo, éste de Sabaneta. Las universidades -academias de las ciencias y el saber- lo aconsejan, él no escucha; los colegios profesionales, gremios, sindicatos, partidos, comunidades y consejos comunales, entre otros, opinan, él no oye; las iglesias ofrecen sus enseñanzas espirituales, él no atiende; los organismos internacionales emiten recomendaciones y consejos, él no les para. No “hace caso al que bien lo aconseja”.

No comprende por sí mismo, ni atiende consejo: es “un hombre inútil”. Lo inútil se desecha y coloca de lado. Es lo que vamos hacer. Tiene fecha, 2012. Elaboremos un programa -un plan de reconstrucción y rehabilitación de la República- fundamentado en la Constitución, producto de la comprensión que hagamos del país, y de la opinión de todos. Elijamos en primarias generales a quien ha de ser, primero, el candidato de la alternativa, luego, Presidente. Coloquemos de lado a quien de lado dejó al pueblo, solo preocupado por mantener y acrecentar su poder. No más “un hombre inútil” en la Presidencia. Es la hora.

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