26/6/11

DEJA PASAR ÉSA

Pareciera que nos dan una orden -que seguro del Cielo no viene- conforme a la cual, ante cada atropello, delito u horror del régimen y su dueño, nos imponen “deja pasar ésa”, cálatela, no digas nada o, en todo caso, que tu protesta no pase de saludo a la bandera. Ya basta. El bravo pueblo -al cual le cantamos gloria- debe hacerse sentir, levantar la voz y tomar la calle con manifestaciones de indignación ante cada tropelía; ese es hoy el camino, el año que viene, cuando el Presidente Chávez pretenda prorrogar otra vez su permanencia en el poder, entonces de catorce a veinte años, le daremos una contundente paliza electoral. ¿Hasta cuándo una sola persona nos conduce como pueblo, sin que reaccionemos?
¿Cómo dejar pasar el horror de las cárceles? En cada celda para un preso, hay entre cuatro y cinco reclusos. Los establecimientos penitenciarios son charcos de sangre, mientras se escucha la estúpida idea de crear el Ministerio del Poder Popular para las Cárceles, contrariando la Constitución (Art. 272) que establece que ellas “se regirán por una administración descentralizada, a cargo de los gobiernos estadales o municipales”. A casi doce años de vigencia de la Constitución, ni una sola cárcel está en manos de gobernadores y alcaldes. Pero la Constitución dice más, “El Estado garantizará un sistema penitenciario que asegure la rehabilitación del interno o interna y el respeto a sus derechos humanos”. ¿Cuál rehabilitación?, ¿cuáles derechos?
¿Cómo dejar pasar el horror de un país a oscuras? Hace ya un año, en junio como ahora, el Presidente declaró: “Hemos superado la grave crisis eléctrica”. La ineficiencia y la corrupción se tragan el dinero, el Ejecutivo Nacional consume más electricidad que nadie, ahorra menos y no paga las facturas, mientras a los consumidores nos multan y amenazan con más sanciones. Con este gobierno, ni moral ni luces.
¿Cómo dejar pasar el horror de la delincuencia? De esto poco hay que añadir a lo que sabemos y padecemos; el miedo nos asfixia, el temor es infrenable cuando los hijos salen de casa, hasta verlos retornar vivos ¿Nos podemos calar esto en silencio, cuando es evidente que el gobierno no hace nada, literalmente nada, para frenar la escalada de asesinatos, robos y violaciones?
¿Cómo dejar pasar el horror de los atropellos contra la propiedad? Nos llegó la hora a los pequeños propietarios, me están llegando a mí. No se trata ahora de defender la propiedad de millonarios, aun cuando sea legítima esa defensa; se trata de defendernos nosotros mismos, defender nuestra propia casa. Hablando de casa, ¿cómo dejar pasar el horror de un pueblo sin vivienda? Se han presupuestado grandes sumas cada año, se agotan las partidas, y las casas no se ven. Crearon un Ministerio de la Vivienda que solo ha servido para aumentar la burocracia, y ahora hacen un censo para mantener las esperanzas de los censados, e intentar amarrar sus votos. Más que censo, necesitamos viviendas.
¿Cómo dejar pasar el horror de la inflación que se lo traga todo, o la corrupción que crea una boliburguesía galopante -frente a un pueblo cada vez más pobre- o el desempleo cada día mayor, con disminución de puestos de trabajo estables y con protección social, para incrementar la informalidad y la burocracia improductiva.
No podemos dejar pasar una más sin protestar en proporción a la gravedad de la afrenta. Levantar la voz es hoy una obligación. Dejar pasar otra sin tomar la calle, y sin prepararnos con contundencia para el próximo año, más que un error es una estupidez imperdonable. A la calle hoy, a votar mañana.

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