7/6/11

Fotos + En la Cárcel de San Antonio en Margarita se puede todo menos Salir

 Fotos + En la Cárcel de San Antonio en Margarita se puede todo menos Salir

(NYT) Foto de la piscina de la Carcél de San Antonio en la Isla de Margarita

Por fuera, la prisión de San Antonio en la isla de Margarita luce muy parecida a cualquier otra cárcel venezolana. Soldados de verde cuidan las entradas. Francotiradores observan desde las garitas. Y guardias que lanzan miradas amenazantes a los visitantes antes de catearlos en la entrada."

Pero, una vez adentro, "la cárcel -que alberga más de 2.000 prisioneros venezolanos y extranjeros, presos en su mayoría por tráfico de drogas - luce más como un lugar inspirado por el fundador de la revista Playboy, Hugh Hefner, que un lugar donde se encarcelan a los más duros traficantes."

Así comienza un trabajo que publicó ese sábado el New York Times este viernes sobre la cárcel de San Antonio en Margarita, escrito por el periodista Simón Romero y con fotos de Meridith Kohut.

Y es que adentro, según Romero, se puede observar a mujeres en bikinis tostandose al sol alrededor de la piscina. También, se puede oler el olor de la marihuana y se puede escuchar el sonido de reaggeton que sale de equipos de música, que inspira a parejas que bailan muy pegadas. Los presos, sus familiares e invitados también se agolpan alrededor de una gallera para hacer sus apuestas en las peleas de gallos.

"Los prisioneros manejan la prisión, y eso hace que la vida adentro sea un poco más fácil de llevar". Así lo dice Fernando Acosta, 58, un piloto mexicano que se encuentra en la cárcel desde el 2007 acusado de intentar llevar un cargamento de 2 toneladas de cocaína al África Occidental en una avioneta Gulfstream junto a un empresario congolés, que también se encuentra preso en San Antonio.

Sigue Romero: "No es raro que presos armados tengan un cierto grado de autonomía en las cárceles venezolanas. Se sabe que desde ellas se organizan secuestros, asesinatos y tráfico de drogas, liderados con presos que tienen en sus manos Blackberries y laptops. Según la policía, esto es producto de décadas de hacinamiento, de corrupción y de insuficiencia de guadias.

Pero, continúa el relato, la prisión de San Antonio en Margarita es un lugar relativamente tranquilo donde inclusive los visitantes pueden pasar un fin de semana de fiestas no muy sanas.

Cuenta Romero que uno de los prisioneros, un británico de 33 años que se encuentra allí por intentar introducir cocaína en Margarita en el 2009, asegura que no había visto tantas armas en su vida. Y eso, cuenta Paul Makin, que "yo estuve en el ejército inglés por 10 años y sé manejar toda clase de armas." "AK-47s, AR-15s, M-16s, Magnums, Colts, Uzis, Ingrams. Dime un nombre y aqui está."

Los presos aseguran que todos los privilegios se los deben al "pran" de la prisión, Teófilo Rodríguez, 40, condenado por tráfico de drogas y quien controla el arsenal del que habla el inglés Makin. El pran es el líder máximo de los presos dentro de una prisión.

Menciona Romero que el gobierno venezolano, reconociendo el problema de las cárceles, ha creado un nuevo ministerio, el de prisiones, para intentar resolver el problema, que según organizaciones no gubernamentales incluye una alta tasa de muertos en la cárceles. Solamente el año pasado, un total de 476 presos murieron por causas violentas dentro de las cárceles, un 1% del total de presos en Venezuela.

Para las ONG que trabajan en el sector, el problema es más profundo: la corrupción y el "despelote institucional" impiden lograr avances en el problema carcelario nacional. Romero menciona un ejemplo: de los 1.200 graduados del Instituto de Estudios Penitenciarios, menos de 30 trabajan en las prisiones venezolanas, desaprovechando el profesionalismo y la experticia que ellos pueden brindar al sistema de cárceles en el país.

Así, la vida en San Antonio continúa: "Encuentro difícil de explicar cómo es la vida aquí adentro", dice Nadezhda Klinaeva, 32, una rusa condenada por tráfico de drogas y que está encerrada en el anexo para mujeres. “Este es el lugar más extraño en el que he estado".

Traduccion google

PORLAMAR, Venezuela - En el exterior, la cárcel de San Antonio en la Isla Margarita se parece a cualquier otro centro penitenciario venezolano.Soldados con uniformes verdes de pie en sus puertas. Tiradores de entrecerrar los ojos de torres de vigilancia. Guardias lanzaba miradas amenazantes a los visitantes antes de buscar en ellos a la entrada.

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Meridith Kohut para The New York Times

Parte reclusos y la danza a la música reggaetón en un club envasados ​​dentro de la cárcel de San Antonio, en Isla Margarita de Venezuela.

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Pero una vez dentro, la cárcel por más de 2.000 venezolanos y extranjeros detenidos por tráfico de drogas en gran medida se parece más a un Hefner Hugh vivir en lujo de inspiración de una empalizada para los contrabandistas templado.

las visitantes bikini retozar bajo el sol del Caribe en una piscina al aire libre.La marihuana aromas de humo al aire.Reggaetón brazos de un club lleno de molienda pareja. Pinturas de el logo de Playboy adornan el salón de billar. Los presos y sus invitados se empujan para hacer apuestas en la arena de la prisión de las peleas de gallos roncos.

"Los presos de Venezuela aquí ejecutar el programa, y ​​que hace que la vida dentro de un poco más fácil para todos nosotros", dijo Fernando Acosta, de 58 años, un piloto mexicano encarcelado desde 2007. Su compañero de celda, un hombre de negocios congoleños, lo había contratado para volar un jet Gulfstream que los fiscales les acusan de planear el uso para el contrabando de dos toneladas de cocaína a África occidental.

No es raro que los reclusos armados a ejercer un cierto grado de autonomía en los centros penitenciarios de Venezuela. Los presos con BlackBerries y laptops han organizado tráfico de drogas, secuestros y asesinatos de sus celdas, la policía dice, un legado de décadas de corrupción, el hacinamiento y la insuficiencia de los guardias.

Pero la cárcel de San Antonio, conocido en la Isla Margarita en un lugar relativamente tranquilo donde incluso los visitantes pueden ir a la fiesta de fin de semana pecado, pertenece a una clase propia.

La isla en sí es un punto de partida de los cargamentos de droga en el Caribe y los Estados Unidos, y los traficantes detenidos aquí a menudo terminan en esta prisión, efectivamente la supervisión de la vida detrás de sus muros con una mezcla surrealista de hedonismo y la fuerza.Algunos presos a pie el recinto penitenciario agarrar rifles de asalto.

"Yo estaba en el ejército durante 10 años, he jugado con armas de fuego toda mi vida", dijo Paul Makin, de 33 años, un británico detenido aquí en Porlamar para el contrabando de cocaína en 2009."He visto a algunos chicos aquí que nunca he visto antes. AK-47, AR-15, M-16, Magnum, Potros, Uzis, Ingram. Que los nombre, es aquí. "

Los presos dicen que deben sus privilegios inusuales a un compañero de prisión, Teófilo Rodríguez, de 40 años, un traficante de drogas convicto que controla el arsenal que sobrecoge el Sr. Makin. El Sr. Rodríguez es el líder de los internos superior - un "pran", como se llaman los presos alfa.

El Sr. Rodríguez también se conoce con el apodo de "El Conejo" (El Conejo), lo que explica la proliferación de la marca del pran a lo largo de la prisión: pinturas de el logo de Playboy. En el interior, las oportunidades de prosperar para los reclusos para hacer dinero. Los visitantes de la isla, un destino de palmeras escapada, alinee los fines de semana para realizar apuestas en la arena de las peleas de gallos de la prisión, la generación de los ingresos del juego.

Otros visitantes, conscientes de que los guardias de la búsqueda al entrar pero no salir, entrar a comprar drogas. Los presos y visitantes hacer uso de un callejón entre las células de fumar marihuana y crack.

El Gobierno de Venezuela reconoce los problemas dentro de sus prisiones, donde los enfrentamientos entre bandas controladas por prans como el señor Rodríguez contribuye a un elevado número de asesinatos. Los derechos humanos investigadores hallaron que 476 prisioneros - el uno por ciento de la población en las prisiones de todo el 44.520 - fueron asesinados el año pasado.

Con la esperanza de hacer frente a la violencia, el hacinamiento y otras cuestiones sistémicas, el gobierno anunció planes para crear un nuevo ministerio de las prisiones. El presidente Hugo Chávez destacó la cárcel de San Antonio para la atención especial en su programa de televisión el domingo en diciembre de 2009, la celebración de la construcción del anexo de mujeres de 54 nuevas unidades de aquí.

Pero grupos de derechos humanos dicen que la corrupción y el desorden institucional han obstaculizado los esfuerzos para mejorar las condiciones en las cárceles de muchos. El Instituto de la nación para Estudios Penitenciarios ha tenido cerca de 1.200 graduados desde la década de 1990, pero menos de 30 de ellos trabajan en las cárceles, privando al sistema de orientación profesional y experiencia.

Una serie de recluso adquisiciones en las últimas semanas ha puesto de relieve los problemas . En abril, los presos fuera de Caracas tomó como rehenes a 22 funcionarios, entre ellos el director, en protesta por un brote de tuberculosis. El enfrentamiento de una semana terminó cuando las autoridades acordaron reemplazar al alcaide. En mayo, los reclusos a otra prisión tomó su director y 14 empleados como rehenes durante 24 horas para protestar contra lo que llama maltrato.

"El Estado ha perdido el control de las cárceles en Venezuela", dijo Carlos Nieto, director de la Ventana a la Libertad, que los documentos de violaciónes de derechos en las cárceles venezolanas.

Luis Gutiérrez, el director de San Antonio, se negó a discutir la prisión que nominalmente supervisa. Los fines de semana, el ambiente interior, lleno de cónyuges, compañeros sentimentales y algunos que simplemente aparecen en busca de diversión, casi se asemeja a centros turísticos de la isla playa.

Meridith Kohut para The New York Times

Los hijos de algunos presos nadar en una de las cuatro piscinas de la prisión. Los presos dicen que financian los servicios que por su propia cuenta.

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Un guardaespaldas del líder de los presos, en una fotografía proporcionada por un interno. "He visto a algunos chicos aquí que nunca he visto antes", dijo uno de los reclusos.

El New York Times

La vida en la cárcel de San Antonio se asemeja a centros turísticos de Margarita.

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