Si el presidente Hugo Chávez fuera intelectualmente honesto, no aspiraría a la reelección en 2012. De hecho, renunciaría en el acto: no porque tenga cáncer, sino porque enfermo o sano, su gobierno es el súmmum de la incompetencia, como se desprende de sus propias medidas de liderazgo. Chávez ha incumplido sus promesas de paz, igualdad y justicia. Tampoco ha logrado erradicar la pobreza y la servidumbre: promesas que ha repetido hasta la saciedad desde 1999. En principio no se esperaba que fuera un genio de la economía o la gerencia, pero como Presidente, bien pudiera designar ministros aptos para pasar la prueba de aptitud, como no lo hizo él. He aquí los resultados:
Los cubanos se roban el show; le contagian a Venezuela la misma depresión económica y el mismo aislamiento político de su revolución. Se han gastado más de cien mil millones de dólares en el exterior. ¿Para qué? ¿Dónde están las sanciones? Y mientras un billón de dólares ha pasado por las manos de Chávez -más de lo que dispusieron todos los presidentes juntos desde 1958- él nos ha endeudado hasta la coronilla con las ventas a China de petróleo a futuro, para cubrir el enorme gasto público. La inflación y las tasas de interés de la deuda baten récord mundial, a la vez que supuran la pobreza, la falta de vivienda, el desempleo y la servidumbre. La inequidad medra cuando miles de cómplices del Gobierno, sin más virtudes que sus nexos con la hacienda pública, algunos en el negocio de la droga, se hacen millonarios. FARC, Hezbollah e Irán se juntaron con los cubanos para hacer de Venezuela un Estado malhechor, lo que pudiera ser el mayor logro de este gobierno. Y la capacidad económica de Venezuela se desmorona, mientras se desmiembran sus instituciones democráticas. El Ejecutivo niega categóricamente todos estos fracasos innegables: altera las cifras oficiales o encarcela a quienes dicen la verdad. En cuanto a las cárceles, no entremos en detalle, es como un cuento sacado de la época de Stalin.
Los venezolanos pudieron haber generado este caos sin necesidad de ningún gobierno, y podrían hacerlo mucho mejor sin ninguno. Difícilmente haya algo peor. Honestamente ¿Por qué no admitir la verdad y asumir las consecuencias?
No hay comentarios:
Publicar un comentario