Quisiera comenzar por agradecer a quienes con su amabilidad me han dado cabida en este portal.
Seguramente será un Portal muy polémico, cargado de información, que el ciber lector podrá comparar, comentar y sacar sus propias conclusiones. La invitación que me ha hecho, me honra, y la idea de de escribir estos pocos caracteres, me pareció sumamente divertida, así que lo primero fue buscar un nombre.
Después de mucho pensar, surgió uno no muy original, pero con el cual me identifico además de parecerme divertido, así surge, Maquiavelo, El Príncipe. ¿Quien fue este personaje? Nicolás Maquiavelo (1469-1527) nació y murió en Florencia. Hijo de una familia de abolengo pero escasos recursos económicos, siguió el oficio de su padre, estudió jurisprudencia.
El Príncipe (en el original en italiano: Il Principe) es un tratado de doctrina política escrito por Nicolás Maquiavelo en 1513 mientras se encontraba confinado en San Casciano por la acusación de haber conspirado en contra de los Médici. Fue dedicado a Lorenzo de Médici, en respuesta dicha acusación, a modo de regalo.
Esta es sin duda su obra más famosa, y a casi 500 años de su publicación, sigue más vigente que nunca. Maquiavelo aconseja a los príncipes que deben ser amados y temidos simultáneamente, y en esto el Presidente Hugo Chávez ha sido un maestro. Doce años en el poder, dominando la agenda diaria del país, lo certifican. Evidentemente no lo ha hecho solo, la oposición le ha ayudado mucho, muchísimo, y para muestra lo que está pasando en estos días en Venezuela es sencillamente realismo mágico.
El Presidente, como mortal que es, se enferma, se le lleva a Cuba y allí se le opera, y se emite un comunicado diciendo lo que paso. El Presidente lleva ausente del país más de 20 días, pero la agenda mediática la sigue dominando él, la mayoría de los titulares de todos los medios, hablan del Presidente Chávez, de su enfermedad (¿o enfermedades?), de su operación (¿o de sus operaciones?), bueno no importa, sólo se habla de él. Pero lo más impresionante es el comportamiento de la oposición.
Durante más de 10 años han gritado a pulmón suelto: “Chávez vete ya” y mágicamente, a raíz de la convalecencia del Primer Mandatario, giran 180 grados (no sé si sobre su propio eje, pues no estoy claro que lo tengan) pero giran y ahora gritan: “Chávez, vente ya”. ¿Qué tal? Definitivamente solo en Venezuela, la realidad logra superar la ficción, y eso sólo se da en un país donde las contradicciones son el pan de cada día. En mi humilde opinión, ¿qué ha pasado y qué pasará?
1.- El Presidente se enfermó (es un mortal igual que usted y yo) y se atendió, probablemente con retraso, producto de su sobre carga de trabajo y o de pensar que el todo lo podía y ya se le pasaría la dolencia.
2.- La convalecencia se prolonga un poco más de lo previsto, pero solo un poco más, razón por la cual, el Presidente hace algo muy común en él. Hacer siempre lo que menos espera el adversario. Así que se toma su reposo en serio, guarda silencio y fin de mundo, todas las teorías salen a flote.
3.- La oposición ante tal desconcierto, gira y cambia su discurso de “Chávez vete ya” por “Chávez vente ya”, waaaaooo que cambio, que mensaje, que propuesta de país tan revolucionaria.
4.- El Presidente Chávez, mantiene su silencio y observa con detalle y detenimiento el actuar de todos los actores nacionales, propios y adversos. Mide cada actuación, la evalúa y dibuja sus escenarios, los próximos movimientos.
5.- Observa más a los propios que a los adversarios, pues los peores enemigos son los que más cerca están de él, así que constantemente evalúa y los pone a prueba a fin de determinar su nivel de lealtad con él, y con el proceso, y la ocasión es la mejor oportunidad para ver si alguna liebre brinca y cae en la tentación absurda de “El Chavismo sin Chávez”, para lo cual habrá que tomar medidas y las tomará.
6.- Regresara al país, cuando su salud le permita volver de manera segura, pero además por cosas del destino, coincidirá con la celebración del Bicentenario, con la Cubre de Presidente de Unasur y la visita de Ollanta Humala.
Muchas casualidades, pero qué oportunas ¿O no?.
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