22/9/11

El Club de los Papafrita

Es más fácil apoderarse del comandante en jefe de un ejército que despojar a un miserable de su libertad". Confucio (551 a.C. – 479 a. C.), filósofo chino.

El viernes 16 de septiembre el Comandante escribió su último tweet: "Agárrame ese trompo en la uña a ver si tataratea! Tremendo discurso el del Almirante Diego Molero! Valiente y Orientador en lo estratégico!". Desde entonces, guarda un silencio quimioterápico en Cuba. Pero acá en Venezuela, la felicitación ha dolido a quienes aman a la Armada, a los oficiales que fueron formados para servir al país y no a un hombre; duele en las costillas de los ciudadanos que ven con rabia y dolor cómo la que debía ser el bastión de la institucionalidad, del honor, del deber ser y sobre todo, de la defensa de Venezuela y de los venezolanos, se prostituye ante una revolución que los alimenta con los millones del país.

Cada vez más osados en su entrega a un proyecto político, cada vez más violadores de los artículos 328 y 330 de la Constitución, que les prohíbe expresamente estar al servicio de nadie que no sea la Nación venezolana, ya se ha convertido en un espectáculo común ver a estos figurines cuajados de chapitas de latón ganadas a punta de babosear la revolución, pronunciar discursos de adhesión perruna a "su" Comandante en Jefe, ese mismo que hizo su última aparición portando un uniforme de General Comandante inventado por él, con los laureles invertidos y las brillantes botas militares trenzadas con cuerdas rojas, tan rojas como la sangre de los 150.000 venezolanos que han perdido la vida en estos doce años de crimen e impunidad.

Los tragicómicos desfiles militares con los soleados trepados en los tanques en uniformes de utilería, son una costosa exhibición de culto y jalamecatería de quienes saben que solo así obtienen cargos que en otras épocas estaban reservados a los primeros de su promoción. El nuevo Comandante de la Armada, VA Diego Molero Bellavia se graduó en la Escuela Naval de Venezuela en 1982 y ocupó el puesto 53 entre 56 cadetes. O sea, entre los últimos, entre los peores, entre aquellos que nunca soñarían con las insignias del almirantazgo. Pero él explicó muy bien en su discurso de juramentación el por qué de su éxito: "Uno llega a estos puestos para servirle a la Revolución". Amenazó a los oficiales institucionales (o sea, los que respetan la Constitución) diciéndoles: "quien en esta fila no piense o sienta en lo más profundo de su ser esta vocación de servicio, le invito a buscar otro camino que no sea esta Fuerza Armada revolucionaria, totalmente socialista y decididamente antiimperialista".

Para redondear la faena, se guindó a dos manos exclamando: "Mi comandante en jefe, necesitamos de su liderazgo y de sus desinteresadas gestiones para consolidar el socialismo y hacer de nuestra revolución el sistema de vida de los que amamos la libertad". Claro que este militar hizo méritos revolucionarios para tal ascenso. Molero fue director de Inteligencia Naval y en el año 2006, mi colega y amiga Marianella Salazar escribió lo siguiente en su columna Artillería de Oficio en el Diario El Nacional: "Relaciones peligrosas: la razón por la cual la Fiscalía Militar inició una investigación penal en contra de más de 25 oficiales de la Armada por los presuntos delitos de traición a la patria y espionaje se debe a las relaciones que ellos mantienen con el agregado naval de la Embajada de Estados Unidos en Venezuela, a quien supuestamente le suministran información. El director de Inteligencia Naval, contralmirante Diego Alfredo Molero Bellavia, acompañado de un fiscal superior militar efectuó personalmente los allanamientos". Los nombres de los oficiales allanados y las denuncias de los atropellos cometidos contra sus esposas e hijos, reposan en tribunales militares durmiendo el sueño de los canallas.

Molero también fue director de la Escuela Básica de la Fuerza Armada, donde "profesionalizan" a los sub oficiales y en seis meses, según me dicen, los hacen oficiales. Pero el caso de Molero es uno más, repugnante, pero uno más dentro de esta desviada Fuerza Armada. El Ministro de la Defensa, General Carlos Mata Figueroa, desde el año 2009 no deja de alabar la revolución en cada una de sus apariciones públicas. En su ceremonia de juramentación, el Comandante le pidió a su nuevo Ministro que siguiera dándole forma a "la nueva Fuerza Armada Nacional socialista y antiimperialista, y continuar construyendo el socialismo en la patria de Bolívar", a lo que Mata Figueroa contestó "Lo juro frente al pueblo y al líder de la revolución bolivariana".

Estos militares pueden dar risa por sus noveleras actuaciones pero es evidente que ellos pretenden infundirnos miedo. Como por ejemplo, cuando Henry Rangel Silva, jefe del Comando Estratégico Operacional (y ex jefe del V/a Molero) dijo que la Fuerza Armada no iba a permitir que los resultados electorales fueran contrarios a la revolución. Por esta declaración infame el Comandante lo premió nombrándolo General en Jefe. Este mismo señor es el Comandante del Plan República y en la misma declaración de prensa que informó que la Fuerza Armada se aprestaba para resguardar las elecciones del 7 de octubre de 2012, habló del "proceso de transformación de la Fanb". Imitando la paranoia del alto Gobierno, aseguró que "Venezuela está preparada para hacer frente a una invasión extranjera".

Resulta que hay un Plan que se llama de Defensa Orinoco Sur, que según Rangel Silva es "una práctica contra la invasión de tropas enemigas". Ni el Comandante ni sus soldados nos aclaran quién nos va a invadir, cómo, dónde, cuándo y por qué. Cuando el Jefe decidió nombrar a Molero en la Armada "para fortalecerla", destacó que "su revolución no puede estar desarmada" ante las agresiones que, a su juicio, recibe de Estados Unidos y la "contrarrevolución" interna que "sigue líneas imperiales". O sea, nos amenaza abiertamente con las armas de la República, lo cual no es de extrañar de quien las usó en 1992 contra un Presidente Constitucional.

Les voy a decir varias cosas a estos sargentos Papafrita: 1) aquí nadie nos va a invadir, no tenemos enemigos como no sea en la imaginación calenturienta de ustedes saben quién. 2) A Estados Unidos le sale más barato comprarnos el petróleo que invadirnos (imaginen cuánto cuesta esa movilización de portaaviones, soldados, tanques y misiles) así que sería bueno dejar de hablar estupideces que nadie ni siquiera los chavistas, creen. 3) Los militares deben regresar a sus cuarteles, dejar los cargos públicos a los civiles y dedicarse a su función constitucional, que es preservar las fronteras, la integridad territorial y la seguridad nacional. Por estar distraídos jugando monopolio con sus juguetitos de guerra, han descuidado lo fundamental, lo que verdaderos soldados estarían haciendo en estos momentos, que es ocuparse del caso de la Guayana Esequiba, que está siendo entregada negligentemente por el Gobierno sin que haya un solo oficial con mando que cumpla con su deber de defender el territorio venezolano.

Ah, claro, para embraguetarse como verdaderos generales se necesita mucho más que una chapita y un mecate. En vez de estar como García Carneiro, poniendo los ojos en blanco mientras confiesa que "una de las experiencias más hermosas es recibir instrucciones y órdenes del jefe de este proceso revolucionario", amárrense los pantalones, justifiquen sus soles, defiendan a la República, que está a punto de perder un territorio que históricamente le pertenece. Digo, si es que les duele Venezuela más que la revolución.

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