24/10/11

¿13 años no son nada?

Cuando la oposición tenga un nombre que lo conozca toda Venezuela y cuente con una maquinaria inseparable para sembrarlo en el corazón de los venezolanos, será entonces una opción valida

Pareciera que trece años de sumisiones, menoscabos a la Constitución y saqueo de las arcas públicas no son suficientes para que ciertos venezolanos reaccionen.

Sabiendo que el problema central está en sustituir un régimen que ha acabado con todo, y tenemos que comenzar a rehacer el país, serán las cercanas elecciones una posible salida si utilizamos acertadamente la coyuntura política. Hay compatriotas que no están al tanto todavía de quien simboliza a la oposición, ni vislumbran un candidato que enfrente al representante del oficialismo. Pero, aspiran salir de un gobierno proyectado hacia el comunismo y no saben cómo hacerlo.

Quizá, no exista para ellos la Mesa de la Unidad porque su mayor error fue en no tener un candidato en la calle desde hace tiempo y en acceder a un carnaval llamado elecciones primarias, donde observamos a diputados lanzados como precandidatos, cuando fueron electos por el pueblo para estar en la Asamblea Nacional, y evidentemente apostando intereses personales sobre las urgencias de la nación.

El candidato de la oposición podría ser cualquiera, lo sustantivo era la unidad y erigir una maquinaria que lo apoyara. La Mesa de la Unidad da la impresión que su máxima aspiración es realizar unas primarias muy democráticas para lograr un candidato, que se medirá en unas elecciones no muy democráticas. Ahí se le van todas las fuerzas y brios y quedarán circunscritos a los “inmortales políticos” sumados a los nuevos actores con iguales agallas y deseos de figuración. Varios de esos precandidatos saben de antemano que no tienen probabilidad alguna de ser escogidos, y la gente de a pie ni los conoce, pero la Mesa continúa aupando insípidamente los despropósitos, sepultándose en la anonimia popular.

¿Qué es eso de la Mesa? más de una vez me han preguntado en la calle personas que pretende votar por la oposición y desconocen a sus precandidatos, entonces hay que explicarle cosas que no deberíamos tener que hacerlo para llegar a una feliz conclusión, que se realizarán unas primarias donde se escogerá un solo aspirante. He allí, el motivo de las contradicciones en las encuestas, el candidato oficialista sube en popularidad y la aversión a su régimen acrecienta y la masa no entiende cómo sacarlo. Y no solo eso, la soberbia se hace presente en las filas “opositoras” en vez de estar organizando una maquinaria y haber escogido a su representante por consenso para derribar al comunismo. Ojalá no lleguemos hasta el final, rodeado de vanas glorias como si estuvieran seleccionando el dream team que representará a Venezuela en futuras competencias.

El otro riesgo es que esa Mesa a última hora se divida como consecuencia de las primarias, y los candidatos de partidos quieran ser impuestos a la fuerza. Nada de extraño que ocurra en este país donde trece años no son suficientes para emprender su reconstrucción. Necesitamos presencia en los barrios, en las calles, no representaciones burocráticas y elegantes “candidatos” cuando estamos jugándonos el futuro de la patria. Vivan la realidad, asómense a la periferia social y conocerán cómo son ignorados por los sectores populares. Mientras el gobierno acrecienta la inversión en su campaña tratando de comprar votos, los pocos recursos de la oposición se gastan, a veces, malamente.

Cuando la oposición tenga un nombre que lo conozca toda Venezuela y cuente con una maquinaria inseparable para sembrarlo en el corazón de los venezolanos, será entonces una opción valida, y estará existiendo esa disidencia que hoy se reúne en torno a la Mesa de la Unidad.

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