24/10/11

Desenmascarando a Díaz Rangel al desnudo

Y periodismo sucio
Sarcoma secreto
L o que se comentaba en los más altos y especializados círculos médicos venezolanos sobre el padecimiento del Presidente de la República ha estado saliendo a la luz pública como era de esperarse. La revelación de la naturaleza de un mal tan grave y que afecta a una personalidad de tanta referencia internacional era, como hoy lo sabemos, cuestión de tiempo porque, entre otras cosas, existen los congresos internacionales donde las informaciones fluyen con libertad y seriedad entre los especialistas.

Si el Gobierno venezolano pensó que podía mantener bajo total secreto la enfermedad del Presidente, sea un cáncer típico o un sarcoma de mayores repercusiones, se equivocó por completo.

Venezuela no es Cuba, donde el simple hecho de investigar e informar sobre lo que sucede en las alturas del poder es un delito.

Recientemente acaban de expulsar al corresponsal de El País, de España, que llevaba una década haciendo periodismo desde La Habana sin que se le acosara. Bastó una serie de informaciones sobre las crecientes protestas pacíficas en Cuba para que se le ordenara salir de la isla, olvidando que había mantenido siempre un equilibrio informativo digno de respeto.

Pero los comisarios políticos de la isla decidieron que era un peligro porque informaba sobre lo que estaba ocurriendo y no era un tonto útil. Así parece ocurrir aquí donde un ex presidente del Colegio de Periodistas, que siempre se disfrazó de honesto, acaba de acusar a los comunicadores que cubren la fuente de Sucesos de estar al servicio de la oposición y de los medios independientes.

Tiene un cinismo incalificable, porque trata de posicionar su condición de director de un diario prochavista denigrando de los otros reporteros honestos que se la juegan todos los lunes a las puertas de la morgue recogiendo el dolor y el resultado del fin de semana de los muertos de la violencia, y que no tienen un fin político porque lo que se ve allí es el dolor y la falta de justicia.

Para el director de este tabloide, la oposición y los medios son los culpables de la "sensación de violencia". Eso es lo que dice José Vicente, la defensora del puesto y el ministro del Interior.

Otra cosa piensan reporteros dignos y no vendidos al Gobierno, como Sandra Guerrero, Javier Ignacio Mayorca y Tábata Molina, de larga trayectoria los primeros y de última hornada la pequeña y combativa. ¿Por qué Díaz Rangel pone en duda sus principios y piensa cínicamente que se someten a las maldades de un director? ¿Por qué les falta el respeto a los periodistas honestos de Sucesos cuando él dirige un diario que promueve comercialmente la prostitución de jóvenes? ¿Acaso él no lee los avisos clasificados porno que producen dinero para pagarle su millonario sueldo? Sería interesante que hablara con la Cancillería para que supiera que él gana dinero por vía de esos avisos que fomentan el comercio de mujeres hacia Trinidad, donde les quitan el pasaporte y las explotan. Lulo al desnudo.

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