Los demagogos venezolanos – llámense socialistas/chavistas/comunistas o social demócrata-cristianos – descubrieron una manera de conservar el poder sin mayores esfuerzos intelectuales: Fomentar la pobreza hasta convertirla en un oficio productivo para la masa inmersa en la ignorancia programada, con escuelas destartaladas y maestros de medio sueldo, que la incapacita para la más elemental de las metodologías vitales, como por ejemplo, dignificar su entorno, para mantenerla atada y sin salida al botalón munífico del Estado, con las manos con forma de cuencos para recibir alborozadas la ración de nepe de la supervivencia por la sumisión, a cambio del voto encumbrador de nulidades ávidas de gobernar para enriquecerse o para parasitar.
La precariedad como herramienta portentosa para conseguir el poder, la lámina de zinc transmutada en misiones “meta la mano”, antípodas de la excelencia, exclusivas para pobres. Esta es la única explicación para entender que un país con tantas riquezas tenga tan elevado porcentaje poblacional en niveles de pobreza, inclusive extrema. Una evidencia de esto es la reproducción irresponsable estimulada desde el Estado – por su falta, ex profeso, de políticas adecuadas para el control de la natalidad – que llevó a Venezuela de siete millones de habitantes para 1962 a treinta millones para el año 2011. Veintitrés millones de nacimientos en cuarenta y nueve años 468 mil nacimientos por año – cuando de 1800 a 1962 el crecimiento poblacional fue de 49 mil nacimientos por año. Viva la pepa. Votos para los demagogos a montón. Y ta´barato déme dos. Pues, el chorrito de agua no sube cerro y la luz se apaga y los hospitales hieden y hay más huecos que asfalto en nuestras carreteras.
La consecuencia es que la pobreza como oficio es invencible, porque en ella todo es fácil, gratuito y libre de impuestos. Basta con identificarse con el gobierno, encasquetarse la franela o la gorra correspondiente y dale que va en bajada. Y quién va ser el bolsa que va a dejar esa manguangua para someterse al trabajo, estudio responsabilidad necesarias para mantener una familia alejándole la pobreza a escobazos, con un salario escaso, del que debe descontar pago de electricidad, agua, aseo urbano, colegio, clínica, impuesto sobre la renta, responsabilidades que en nada preocupan al pobre de oficio que no paga servicios públicos y los reclama.Así que ser pobre de oficio es una de las más remunerativas actividades que se puedan disfrutar.
Por eso no admito que en este país sea cierto que hay lucha contra la pobreza, porque ni les interesa a los políticos socialistas o medios socialistas – en realidad demagogos – y menos a los pobres de oficio, que nacen con un cordón umbilical conectado al presupuesto del Estado. Y es que la pobreza siempre ha sido un receptáculo inagotable tanto de promesas incumplidas – embustes a más no poder – como de definiciones estrafalarias como aquella sentencia que condena el progreso: “Primero entra un camello por el ojo de una aguja que un rico por las puertas del cielo” - porque ese cielo de Jehová o de Alá, es para los desarrapados, así sean blasfemos, impíos y viciosos - usada por no pocos exegetas desaprensivos del sufrimiento, para pasar a la historia como santos benefactores, cuando lo que han sido es castradores del germen del progreso colectivo por el desarrollo del individuo.
Dígame usted si con ese montón de privilegios gratuitos y fortuitos que gozan los pobres de oficio alguien quiera dejar de ser pobre, es decir de vivir recostado a la munificencia de la demagogia y del populismo.
Profesión: Pobre
Me imagino que en esa planilla del censo 2011, en el espacio correspondiente a la profesión u oficio, la respuesta de este sector debe ser sincera: Pobre. Porque si pobre es todo quien no tiene, es necesario insistir que no se tiene, bien porque no puede o porque no quiere, y son precisamente pobres porque no quieren salir de la pobreza, porque es un oficio por demás lucrativo, los que nutren el arca de votos de la demagogia y del populismo.
Salvando las distancias con los pobres en tránsito, integrada por gente con afán de superación que ven sus expectativas frustradas por la avalancha demagógica que satisface hasta el hartazgo, con migajas, a los profesionales de la pobreza, cuando ellos lo que necesitan no son las dádivas generosas de los compradores de conciencias, sino productividad, políticas pública eficaces, posibilidades de ahorro, seguridad y paz, y eso solamente puede ofrecérselo un gobierno que respete la vida, la libertad y la propiedad.
En conclusión
Son los profesionales de la pobreza y su reproducción irresponsable – los pobres en tránsito siguen la pauta de la clase media - y adosada al destino – a Dios o al gobierno – la base de sustentación de los gobiernos populistas – “Chávez – no el trabajo con salario ético ni la creatividad individual - es la esperanza de los pobres” - aunque el hampa les mate o les reclute los hijos, perezcan en hospitales deshilachados o sobrevivan basalmente a la orilla de alguna quebrada olvidadiza. Y, desgraciadamente para el futuro de esta patria doliente, el 40% de su población ha encontrado en el oficio de ser pobre su más productiva forma de vivir – hasta privatizaron las aceras.
De allí la popularidad de Chávez hoy o del primer CAP ayer – “quien robe a Pedro para dar a Juan, tendrá los votos de Juan”. Frente a eso quien ofrezca progreso por el desarrollo del individuo a través del trabajo, el estudio y la responsabilidad, derrotado será inexorablemente. O defenestrado como el segundo CAP. Y punto.
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