Irán es una nación de las consideradas como "estados canallas", es decir, países anti-statu quo que buscan alterar el mapa geoestratégico mundial no por vías democráticas, reformistas y de respeto a la legalidad internacional, sino por medio de acciones que buscan destruir esa legalidad incumpliendo o atacando el marco general de relaciones.
Para que un país anti-statu quo tenga éxito en su política y en sus acciones necesita encontrar suficientes apoyos por parte de otras naciones del mundo. Y, ese es el papel que juegan algunos países de Iberoamérica en la estrategia general iraní, el de apoyo y cobertura internacional a su estrategia general. Una estrategia asentada en el rechazo a la hegemonía estadounidense y en el patrocinio de todos aquellos grupos, incluidos los terroristas, que persiguen fines similares: socavar el orden mundial, no reformándolo, sino destruyéndolo.
Varias naciones iberoamericanas han abierto las puertas de la región para que eso ocurra. No solo mantiene una gran amistad con Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia y Ecuador, sino que el régimen de Teherán se ha propuesto ampliar más allá su red de intereses en la región. Por ejemplo, lanzando un canal internacional de televisión en español antes de fines de 2011. El canal Hispan TV empezaría a transmitir unas seis horas diarias a mediados de noviembre y dos meses, en enero; después estaría haciéndolo 24 horas al día con la mira puesta en el mundo hispano.
Pero, por desgracia, no se trata solo de la televisión. El legislador republicano Michael McCaul, presidente del Subcomité de Supervisión e Investigación de Seguridad Interior, ha advertido que el régimen de Ahmadineyad entrena en territorio iraní a espías venezolanos y les adjudica tareas de inteligencia. Durante una audiencia en el Congreso estadounidense, el legislador opositor afirmó: "Irán está ocupado en reclutar a jóvenes venezolanos de origen árabe para utilizarlos en operativos de inteligencia y como militantes.algunos van a Irán para ser entrenados. Algunas fuentes aseguran que Hizbulá está involucrado en esta operación".
Y es que el principal apoyo de Irán en la región es la Venezuela de Hugo Chávez que da cobertura a las posturas iraníes. Es una tradición del régimen chavista apoyar al régimen de los ayatolás y el último acto fue hace una semana cuando se desveló el complot iraní para atentar en Estados Unidos y Argentina.
El presidente Chávez, no solo rechazó esas acusaciones sino que acusó a Estados Unidos de "inventar" los supuestos atentados y advirtió que ahora su gobierno podría ser acusado de ser cómplice con Irán debido a la alianza que mantiene con Teherán: "Hace poco inventaron que unos agentes iraníes iban a asesinar al embajador saudí en Washington y a poner bombas. Y bueno, después empiezan a decir ´porque Irán sólo lo puede hacer porque tiene aliados en América Latina´, ya nos están apuntando a nosotros".
Todo esto responde a un plan superior que va mucho más allá. En realidad, Irán y el grupo terrorista Hizbulá han construido, con el apoyo de los países aliados de Iberoamérica, un plan global a fin de transformar la región en una plataforma desde la cual atacar a Estados Unidos.
Esa es la tesis central que sostienen el ex Secretario de Estado Adjunto para el Hemisferio Occidental, Roger Noriega y el académico Fernando Cárdenas en un reciente estudio ("El montaje de la amenaza de Hezbolá en América Latina"). Irán, y Hizbulá han diseñado una estrategia diplomática de grandes dimensiones para Occidente.
En este plan cumplen un papel importante Nicaragua y el Ecuador como aliados de Venezuela y miembros de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos, ALBA. Según este documento, los objetivos de esta estrategia son: que Irán rompa con el estado de aislamiento internacional en el que se encuentra y que pueda recibir recursos naturales estratégicos; socavar la influencia de EEUU en la región, y establecer una plataforma desde la cual lanzar su guerra en contra de EEUU.
Esta estrategia de Irán y los terroristas de Hizbulá ha contado con la colaboración de Hugo Chávez, quien ha actuado como el principal interlocutor de los intereses de Irán en la región. Estos vínculos han permitido no solo a funcionarios iraníes transitar con mayor tranquilidad por la región sino que los terroristas de Hizbulá consigan protección diplomática.
El presidente Chávez ha permitido a Irán que explore una mina de uranio en Venezuela y ha ayudado a que Irán eluda las sanciones económicas que la comunidad internacional ha impuesto al país persa. Además, ha facilitado que Hizbulá utilice la isla de Margarita, en su centro de operaciones en la región.
De hecho, en la región actúan por lo menos dos redes terroristas. Una es dirigida por Hizbulá y la otra por el Cuerpo de Guardias de la Revolución Iraní. Estas redes llevan adelante más de 80 operativos en la región, centrados en Brasil, Venezuela, Argentina y Chile.
Países como Irán ponen en peligro la paz mundial y la estabilidad en su objetivo de cambiar el escenario internacional. Solo pueden lograr éxitos si cuentan con el apoyo de otras naciones. E Irán ha encontrado un arsenal de apoyos en Iberoamérica. Parar la amenaza iraní incluye dejarla sin aliados, que en realidad se convierten en cómplices de la estrategia del terror, donde América es un simple trampolín en su objetivo final: atacar a Estados Unidos.
Para que un país anti-statu quo tenga éxito en su política y en sus acciones necesita encontrar suficientes apoyos por parte de otras naciones del mundo. Y, ese es el papel que juegan algunos países de Iberoamérica en la estrategia general iraní, el de apoyo y cobertura internacional a su estrategia general. Una estrategia asentada en el rechazo a la hegemonía estadounidense y en el patrocinio de todos aquellos grupos, incluidos los terroristas, que persiguen fines similares: socavar el orden mundial, no reformándolo, sino destruyéndolo.
Varias naciones iberoamericanas han abierto las puertas de la región para que eso ocurra. No solo mantiene una gran amistad con Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia y Ecuador, sino que el régimen de Teherán se ha propuesto ampliar más allá su red de intereses en la región. Por ejemplo, lanzando un canal internacional de televisión en español antes de fines de 2011. El canal Hispan TV empezaría a transmitir unas seis horas diarias a mediados de noviembre y dos meses, en enero; después estaría haciéndolo 24 horas al día con la mira puesta en el mundo hispano.
Pero, por desgracia, no se trata solo de la televisión. El legislador republicano Michael McCaul, presidente del Subcomité de Supervisión e Investigación de Seguridad Interior, ha advertido que el régimen de Ahmadineyad entrena en territorio iraní a espías venezolanos y les adjudica tareas de inteligencia. Durante una audiencia en el Congreso estadounidense, el legislador opositor afirmó: "Irán está ocupado en reclutar a jóvenes venezolanos de origen árabe para utilizarlos en operativos de inteligencia y como militantes.algunos van a Irán para ser entrenados. Algunas fuentes aseguran que Hizbulá está involucrado en esta operación".
Y es que el principal apoyo de Irán en la región es la Venezuela de Hugo Chávez que da cobertura a las posturas iraníes. Es una tradición del régimen chavista apoyar al régimen de los ayatolás y el último acto fue hace una semana cuando se desveló el complot iraní para atentar en Estados Unidos y Argentina.
El presidente Chávez, no solo rechazó esas acusaciones sino que acusó a Estados Unidos de "inventar" los supuestos atentados y advirtió que ahora su gobierno podría ser acusado de ser cómplice con Irán debido a la alianza que mantiene con Teherán: "Hace poco inventaron que unos agentes iraníes iban a asesinar al embajador saudí en Washington y a poner bombas. Y bueno, después empiezan a decir ´porque Irán sólo lo puede hacer porque tiene aliados en América Latina´, ya nos están apuntando a nosotros".
Todo esto responde a un plan superior que va mucho más allá. En realidad, Irán y el grupo terrorista Hizbulá han construido, con el apoyo de los países aliados de Iberoamérica, un plan global a fin de transformar la región en una plataforma desde la cual atacar a Estados Unidos.
Esa es la tesis central que sostienen el ex Secretario de Estado Adjunto para el Hemisferio Occidental, Roger Noriega y el académico Fernando Cárdenas en un reciente estudio ("El montaje de la amenaza de Hezbolá en América Latina"). Irán, y Hizbulá han diseñado una estrategia diplomática de grandes dimensiones para Occidente.
En este plan cumplen un papel importante Nicaragua y el Ecuador como aliados de Venezuela y miembros de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos, ALBA. Según este documento, los objetivos de esta estrategia son: que Irán rompa con el estado de aislamiento internacional en el que se encuentra y que pueda recibir recursos naturales estratégicos; socavar la influencia de EEUU en la región, y establecer una plataforma desde la cual lanzar su guerra en contra de EEUU.
Esta estrategia de Irán y los terroristas de Hizbulá ha contado con la colaboración de Hugo Chávez, quien ha actuado como el principal interlocutor de los intereses de Irán en la región. Estos vínculos han permitido no solo a funcionarios iraníes transitar con mayor tranquilidad por la región sino que los terroristas de Hizbulá consigan protección diplomática.
El presidente Chávez ha permitido a Irán que explore una mina de uranio en Venezuela y ha ayudado a que Irán eluda las sanciones económicas que la comunidad internacional ha impuesto al país persa. Además, ha facilitado que Hizbulá utilice la isla de Margarita, en su centro de operaciones en la región.
De hecho, en la región actúan por lo menos dos redes terroristas. Una es dirigida por Hizbulá y la otra por el Cuerpo de Guardias de la Revolución Iraní. Estas redes llevan adelante más de 80 operativos en la región, centrados en Brasil, Venezuela, Argentina y Chile.
Países como Irán ponen en peligro la paz mundial y la estabilidad en su objetivo de cambiar el escenario internacional. Solo pueden lograr éxitos si cuentan con el apoyo de otras naciones. E Irán ha encontrado un arsenal de apoyos en Iberoamérica. Parar la amenaza iraní incluye dejarla sin aliados, que en realidad se convierten en cómplices de la estrategia del terror, donde América es un simple trampolín en su objetivo final: atacar a Estados Unidos.
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