18/12/11

De Fidel a micomandantepresidente

En realidad es el dueño de la chequera, del fusil, de las cabillas, de la luz, de las casas, del alquiler, de los carros. Es el que te permite viajar y te autoriza los dólares. Es el que te permite hacer negocios con el gobierno, es el que expropia, confisca e invade. Es el dueño de todo. El y su cúpula. El y su combo. El y sus amigos. Es el dueño de la vida de todos los súbditos. El que decide, el que manda. El líder de una revolución pacífica, pero armada y viceversa.

El apoderamiento es igual al de Castro con los cubanos...


De Fidel a micomandantepresidente

Fidel Castro se lo dijo. Como tú no llegaste a la silla a punta de plomo como lo hice yo es necesario que ganes todas las elecciones. No hay revolución si apenas gobiernas cinco o seis años. Eso queda para el mundo de los tontos demócratas, burgueses, pitiyanquis. Yo he manejado el asunto a punta de paredón, desaparecidos, torturas. Presos, cárcel, exilio y miedo. Pero, esto es una isla y los cubanos se dejan. En tu caso, en Venezuela, la cosa es diferente. Hay que maquillar el asunto. Los venezolanos se dejarán también, ya verás; pero son otros tiempos y hay que trabajar con cuidado. Es decir, que crean en todo el mundo que están en democracia burguesa, pero adentro les aplicas el ácido a la cubana ¿Entendiste, hedmano?

Y el alumno, aventajado socialista al estilo de la desaparecida Unión Soviética y militar, ha resultado más que sobresaliente. Micomandantepresidente ha logrado, a veces más y a veces menos, que adentro y afuera la gente perciba que en Venezuela hay una democracia con errores e imperfecta, pero democracia. Buen trabajo.

Lo primero es permanecer en el poder por encima de cualquier cosa. Para Fidel fue fácil. A todo el que no estuviera de acuerdo pasó por tres filos: O está en Miami o en cualquier parte del mundo, o está a tres metros bajo tierra o está o ha estado preso largo tiempo con juicios amañados y bajo el control del amo.

Lo segundo es controlar todos los poderes públicos sin ninguna pena. Fidel no los controló. Simplemente se raspó los esquemas de poder anteriores, los señaló como estructura burguesa, y se copió el sistema comunista soviético con todos sus detalles esclavistas y de apoderamiento social. Allí levantó su propio sistema electoral, su propio poder electoral. Diseñó su propio sistema judicial, con sus jueces y sus funcionarios. Fidel montó su propio sistema legislativo para que le dictaran sus leyes y sus normas. Fidel, además, tropicalizó la idea comunista de que el poder está en el pueblo e inventó todo un mecanismo de administración que tiene la particularidad de hacerle creer a la gente que efectivamente tiene el poder en sus manos. El fulano poder popular, las comunas, los comandos populares, los CDR, los sistemas de espionaje y sapeo. Todo apunta a crear un mecanismo perfecto de esclavitud y, lo más importante, de mantener viva la esperanza entre los súbditos de que las cosas serán mejor mañana y mañana y mañana, por allá, algún día, cuando se construya el verdadero socialismo. Todo construido y mantenido por un benefactor que está por encima del bien y del mal. Es el amo, el inmortal. El medio dios de la relación mágica religiosa.

En realidad es el dueño de la chequera, del fusil, de las cabillas, de la luz, de las casas, del alquiler, de los carros. Es el que te permite viajar y te autoriza los dólares. Es el que te permite hacer negocios con el gobierno, es el que expropia, confisca e invade. Es el dueño de todo. El y su cúpula. El y su combo. El y sus amigos. Es el dueño de la vida de todos los súbditos. El que decide, el que manda. El líder de una revolución pacífica, pero armada y viceversa.

El apoderamiento es igual al de Castro con los cubanos, pero el de los bolivarianos es más sutil, menos grotesco, pero al final es la misma cosa.

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