Un punto de estrangulamiento que puede llevar a la guerra
Escenarios son solo eso, lo que puede suceder. En teoría, son infinitos. En la práctica hay unos más posibles o más probables que otros. En el caso de Venezuela hay uno que me preocupa cada día más y tiene que ver con la alianza que Hugo Chávez ha formado con el Irán de Ahmadinejad.
Pienso que hay bastantes probabilidades de que Irán se vea envuelto en una guerra regional a corto plazo. Lo que está sucediendo actualmente es indicativo de que este escenario se hace más y más probable. Irán está llevando a cabo “maniobras” militares en el Estrecho de Ormuz, por el cual pasan diariamente unos 18-20 millones de barriles de petróleo hacia los países consumidores. Irán está amenazando con cerrar este estrecho, como parte de su guerra psicológica con Occidente e Israél. La amenaza es arma muy peligrosa porque no tiene sino dos alternativas: o es concretada o quien la hace se desprestigia. En este momento Ahmadinejad está caminando por el filo de esa navaja, empujado por las presiones políticas internas que montan en su contra.
Todo esto solo tendría un efecto parcial sobre Venezuela si no fuera porque Chávez está casado con Ahmadinejad y comparte su odio patológico contra los Estados Unidos y sus aliados. Además, Chávez se encuentra en una posición tan o más difícil que la de Ahmadinejad, en lo que se refiere a la situación interna del país. La mál llamada “revolución bolivariana” está en un proceso de deshilachamiento rápido, producto de varios factores: (1), la enfermedad del déspota, la cual le ha quitado fuelle a su actividad y lo hace ver como muy vulnerable, aun para sus mismos seguidores; (2), la angustiosa situación financiera del país, endeudado hasta el occipucio, lo cual lleva a una devaluación a muy corto plazo y a una significativa pérdida de credibilidad internacional; (3), la creciente fortaleza de la oposición, la cual ha permanecido esencialmente unida; (4), la silenciosa pero apreciable desbandada que se está produciendo en los sectores sindicales, políticos, empresariales y militares que apoyan al régimen, al advertirse su creciente debilidad, una desbandada que se asemeja a una corrida bancaria; (5), el aislamiento de Chávez del resto de la comunidad latinnoamericana, excepción hecha de sus más fieles seguidores Evo, Correa y Ortega.
Estos y otros factores apuntan a la necesidad que siente Chávez de montarse sobre un evento importante, de naturaleza geopolítica, que lo haga o recuperar el terreno perdido o hundirse para siempre. Ese momento del topo a todo le está llegando y dificilmente pueda aplazarse más allá de los próximos meses.
Si Irán va a una confrontación con Israél, USA y el resto de los países de la OTAN, es casi seguro que Chávez y su régimen utilizen esta confrontación para alinearse con Irán y, por lo tanto, se conviertan en un objetivo militar de la coalición anti-Iraní.
Ello significaría el fin del régimen en pocas horas. No creo que el ejército venezolano llegue a disparar un solo tiro debido a su falta de compromiso real con el régimen y a su alto grado de desmoralización y carencia de entrenamiento. Sin embargo, ello haría de Chávez un mártir.
Solo hay dos maneras de ser recordado por la historia: como victorioso o como mártir. Ya a Chávez ha dejado de importarle cual de las dos: Agarrando aunque sea fallo.
Escenarios son solo eso, lo que puede suceder. En teoría, son infinitos. En la práctica hay unos más posibles o más probables que otros. En el caso de Venezuela hay uno que me preocupa cada día más y tiene que ver con la alianza que Hugo Chávez ha formado con el Irán de Ahmadinejad.
Pienso que hay bastantes probabilidades de que Irán se vea envuelto en una guerra regional a corto plazo. Lo que está sucediendo actualmente es indicativo de que este escenario se hace más y más probable. Irán está llevando a cabo “maniobras” militares en el Estrecho de Ormuz, por el cual pasan diariamente unos 18-20 millones de barriles de petróleo hacia los países consumidores. Irán está amenazando con cerrar este estrecho, como parte de su guerra psicológica con Occidente e Israél. La amenaza es arma muy peligrosa porque no tiene sino dos alternativas: o es concretada o quien la hace se desprestigia. En este momento Ahmadinejad está caminando por el filo de esa navaja, empujado por las presiones políticas internas que montan en su contra.
Todo esto solo tendría un efecto parcial sobre Venezuela si no fuera porque Chávez está casado con Ahmadinejad y comparte su odio patológico contra los Estados Unidos y sus aliados. Además, Chávez se encuentra en una posición tan o más difícil que la de Ahmadinejad, en lo que se refiere a la situación interna del país. La mál llamada “revolución bolivariana” está en un proceso de deshilachamiento rápido, producto de varios factores: (1), la enfermedad del déspota, la cual le ha quitado fuelle a su actividad y lo hace ver como muy vulnerable, aun para sus mismos seguidores; (2), la angustiosa situación financiera del país, endeudado hasta el occipucio, lo cual lleva a una devaluación a muy corto plazo y a una significativa pérdida de credibilidad internacional; (3), la creciente fortaleza de la oposición, la cual ha permanecido esencialmente unida; (4), la silenciosa pero apreciable desbandada que se está produciendo en los sectores sindicales, políticos, empresariales y militares que apoyan al régimen, al advertirse su creciente debilidad, una desbandada que se asemeja a una corrida bancaria; (5), el aislamiento de Chávez del resto de la comunidad latinnoamericana, excepción hecha de sus más fieles seguidores Evo, Correa y Ortega.
Estos y otros factores apuntan a la necesidad que siente Chávez de montarse sobre un evento importante, de naturaleza geopolítica, que lo haga o recuperar el terreno perdido o hundirse para siempre. Ese momento del topo a todo le está llegando y dificilmente pueda aplazarse más allá de los próximos meses.
Si Irán va a una confrontación con Israél, USA y el resto de los países de la OTAN, es casi seguro que Chávez y su régimen utilizen esta confrontación para alinearse con Irán y, por lo tanto, se conviertan en un objetivo militar de la coalición anti-Iraní.
Ello significaría el fin del régimen en pocas horas. No creo que el ejército venezolano llegue a disparar un solo tiro debido a su falta de compromiso real con el régimen y a su alto grado de desmoralización y carencia de entrenamiento. Sin embargo, ello haría de Chávez un mártir.
Solo hay dos maneras de ser recordado por la historia: como victorioso o como mártir. Ya a Chávez ha dejado de importarle cual de las dos: Agarrando aunque sea fallo.
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