El resurgimiento de Diosdado Cabello como el líder alterno en las filas del partido de gobierno no puede pasar desapercibido. Tampoco puede pasar debajo de la mesa que los líderes del ala civil del PSUV hayan pasado a un segundo plano. Recordemos que el 16 de diciembre de 2011, Hugo Chávez le entregó la jefatura del partido a Diosdado Cabello, nombrándolo primer vicepresidente de esta tolda; o sea, máxima jerarquía después del propio comandante. Ese mismo día, nombra a Francisco Ameliach como responsable de organización del partido rojo. Estos son los dos cargos de mayor importancia del oficialismo, ahora es manos de estos líderes castrenses...
Además, -y como para que no les quedara ninguna duda- designa como vicepresidentes regionales –a la orden de Diosdado Cabello- al vicepresidente de la República Elías Jaua, en la vicepresidencia de la Región Centro-Occidental, al ministro de Relaciones Interiores Tareck El Aissami, en la vicepresidencia en la Región Los Andes, y al –ni más ni menos hasta ese entonces el supuesto sucesor designado ante cualquier eventualidad- canciller Nicolás Maduro, como vicepresidente de la Región Centro-Occidental.
A la par de ellos, en otra vicepresidencia resucita a Ramón Rodríguez Chacín, otro militar. Posteriormente, por si fuera poco y para que no quede puntada sin dedal, Chávez informa que Nicolás Maduro será el candidato del PSUV para la gobernación de Carabobo, Elías Jaua, candidato a la gobernación de Miranda, Tarek El Aissami, candidato para la gobernación del Táchira, y al ministro de la Defensa, general Carlos Mata Figueroa, candidato a la gobernación de Nueva Esparta. Es decir, finalizando el año, el Comandante adelantó que con el año nuevo cambiaría los cuatro cargos más importantes de su gobierno: La Vicepresidencia, el primer ministro (Relaciones Interiores), el Canciller y al ministro de la Defensa. La magnitud de estos cambios, anunciados en la víspera de la Navidad, hasta cierto punto fue desapercibida por la mayoría, más no por los observadores políticos. Porque –de hecho- lo que estaba anunciando el Presidente, era un macro cambio de gabinete y dejando claro quienes NO van a estar en la cumbre del Estado, en los momentos más apremiantes que vivirá Venezuela en el futuro inmediato… y quienes sí tendrán la batuta del mando en estos difíciles tiempos: Los militares.
La enfermedad del Presidente
Sin duda que Hugo Chávez ha demostrado ser un luchador ante la adversidad y está librando una batalla crucial. Pero, está enfermo. La ciencia médica no da de alta a un paciente de cáncer hasta los 5 años del inicio de la dolencia. Si se superaran los dos primeros años, las probabilidades de curarse aumentarían. Sin embargo, no han pasado sino algunos meses. De manera que el peor escenario tiene que ser considerado por la Sala Situacional del presidente y por el mismo comandante, en este año electoral. Es lo lógico y lo responsable.
Escenario Uno: El deseado por todos
Hugo Chávez supera los obstáculos de su padecimiento, puede hacer campaña electoral y llega a las elecciones. Este es el contexto ideal. Gane las elecciones el gobierno o la oposición, la democracia continúa y avanza al siguiente estadío.
Escenario Dos: Hugo Chávez no puede seguir siendo el candidato
Esta probabilidad abre una brecha en la contienda electoral que pudiera generar condiciones que obliguen a tomar medidas extraordinarias que irían desde el retraso o la interrupción del proceso electoral, hasta la suspensión de las garantías constitucionales y el decreto de Estado de Excepción.
La Constitución Nacional señala claramente el camino en caso de ausencia temporal o permanente del Presidente de la República y en que lapso deben procurarse las elecciones del nuevo presidente. No obstante, no podemos desconocer que de producirse un vacío de poder presidencial, luego de una década de presidencialismo extremo y de generación de odio social de parte y parte, se pueden provocar situaciones volátiles, estallidos sociales y circunstancias apremiantes que demanden esas medidas excepcionales.
Ante estos posibles acontecimientos, el presidente Chávez puede haber considerado con sus asesores reforzar al Ejecutivo Nacional con los líderes más aptos para las dificultades. Siendo un militar y comandante en Jefe de las fuerzas armadas, lo más natural y racional es confiar en los hombres de uniforme para el trance.
La Constitución Nacional señala claramente el camino en caso de ausencia temporal o permanente del Presidente de la República y en que lapso deben procurarse las elecciones del nuevo presidente. No obstante, no podemos desconocer que de producirse un vacío de poder presidencial, luego de una década de presidencialismo extremo y de generación de odio social de parte y parte, se pueden provocar situaciones volátiles, estallidos sociales y circunstancias apremiantes que demanden esas medidas excepcionales.
Ante estos posibles acontecimientos, el presidente Chávez puede haber considerado con sus asesores reforzar al Ejecutivo Nacional con los líderes más aptos para las dificultades. Siendo un militar y comandante en Jefe de las fuerzas armadas, lo más natural y racional es confiar en los hombres de uniforme para el trance.
Diosdado Cabello a la Asamblea Nacional
Al colocar a Cabello en la segunda posición jerárquica del país, como lo es la Presidencia de la Asamblea Nacional, una vez más Chávez ratifica en manos de quien –de producirse el escenario no deseado- estará el liderato del país. Es necesario hacer notar que es a la Asamblea a quien corresponde validar y prorrogar el estado de conmoción interior o el estado de excepción o la restricción o suspensión de garantías, amen de jugar un papel determinante en los mecanismos de sucesión presidencial en caso de ausencia permanente del titular presidencial.
La clave será la Vicepresiencia
La constitución reza que las faltas temporales del Presidente serán suplidas por el Vicepresidente Ejecutivo hasta por noventa días, prorrogables por decisión de la Asamblea Nacional hasta por noventa días más. Si una falta temporal se prolonga por más de noventa días consecutivos, la Asamblea Nacional decidirá por mayoría de sus integrantes si debe considerarse que hay falta absoluta. Si la falta absoluta del Presidente se produce durante los primeros cuatro años del período constitucional, se procederá a una nueva elección universal, directa y secreta dentro de los treinta días consecutivos siguientes. Mientras se elige y toma posesión el nuevo Presidente se encargará de la Presidencia de la República el Vicepresidente Ejecutivo o la Vicepresidenta Ejecutiva. Si se produce la falta absoluta del Presidente electo antes de tomar posesión, durante el período del 7 de octubre de 2012 hasta principios del año siguiente 2013, se procederá a una nueva elección universal, directa y secreta dentro de los treinta días consecutivos siguientes. Mientras se elige y toma posesión el nuevo Presidente, se encargará de la Presidencia de la República el Presidente de la Asamblea Nacional.
Por ello, será determinante conocer a quién nombrará Chávez como su sucesor en la Vicepresidencia porque -de darse el peor escenario- junto a Diosdado Cabello, conformarán el dueto en quien descansaría la paz de la República, si la enfermedad vence a Hugo Chávez Frías.
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