Y Asmadineyá – como lo llama un amigo – buscó apoyo desesperado en las grandes potencias del mundo oscuro para su proyecto de reducción de uranio con fines tan pacíficos como destruir a Israel: Ecuador – cuya moneda de curso legal es el dólar – Nicaragua – el país más pobre de América – Cuba – que lo que da es dolor - y Venezuela – que ya no da pa´más, la pobre. Ná guará. Recuerdo una escena de “El Último emperador”, en la cual Puyi invoca el reconocimiento de Manchuria por Costa Rica como disuasivo al imperio japonés que lo invadía. Produce vergüenza – propia – el ridículo que se comete en nombre de nuestra nación.
Chávez y sus aliados – salvo Fidel que sí está claro en su odio hacia Estados Unidos y quiere la destrucción de ese pueblo – recordemos que pidió a Jrushchov que lanzara una bomba atómica sobre Nueva York - aunque las llamas de rebote se lleven al suyo – no tienen la menor idea de quién es este fanático fundamentalista enloquecido, que recibe instrucciones del fantasma del Imán Oculto para destruir Occidente – América Latina es occidental aunque la ignorancia que campea en los predios chavista no lo sepa - e imponer el Islam a sangre y fuego. Eso significa “La espada del Islam”.
El colmo es que Chávez en su crasa ignorancia declara que “con Irán construirá el socialismo”, cuando Ahmadineyad es el premier conservador de un régimen teocrático, enemigo del materialismo que identifica al socialismo o comunismo y por mucho juego diplomático que exude, para su íntima concepción de la humanidad Chávez y su séquito - y todo quien no sea musulmán – “son tan despreciables como el camello que ha comido excremento”, según reza el manual redactado por el fenecido Imán Jomeini.
Esta joya del ex imperio persa – en cuyo gobierno los cristianos valen la mitad de un musulmán - fue el instructor de los Basiji Mostazafan, organización integrada por niños de hasta 12 años a los que se les embute "la gloria del martirio". Dotados de una llave de plástico colgada al cuello, que les asegura su entrada en el paraíso, los niños fueron utilizados para limpiar los campos minados cuando la guerra con Irak, puesto que los burros, ovejas y perros al sentir las explosiones se asustaban y huían.
En cambio los niños ideologizados - y alborozaos por la idea de comer completo ese día en el Más Allá - se ofrecían jubilosamente para morir horrorosamente destrozados por las minas. Las madres que acudían al campo a recoger los cadáveres se quejaron porque los cuerpos quedaban desmembrados y dispersos y el piadoso Majmud ordenó que los vendaran apretadamente antes de entrar a los campos minados, para que así pudieran rescatarse enteros. Hoy este señor de las tinieblas mantiene un ejército de millón y medio de niños dispuestos a volar en pedazos en defensa de su régimen.
Y lo que Chávez también ignora es que este déspota, enemigo de las mujeres – a las que lapida: “Hay que golpear a las mujeres tan sólo por la sospecha de que no se comporten bien” - y de los homosexuales – los cuelga del gancho de una grúa, chavista - que ha jurado el exterminio de Israel y para ello prepara un arsenal nuclear, se apellida en realidad Sabourjians, que proviene tradicionalmente de Aradan, lugar de nacimiento de Majmud, y deriva de los tejedores de Sabour, nombre del chal judío tejido en Persia, y cuando la familia emigró a Teherán, en la década de los ´50 cuando Majmud tenía 4 años, escogió el apellido persa “Ahmadineyad” que significa “de la casta de Mahoma”. Ni pendejos. Así que su prédica de odio contra los judíos es, en realidad, el viejo grito distractivo “al ladrón, al ladrón”, para alejar de sí cualquier sospecha de impureza racial – cual el austríaco Hitler - en una sociedad chiita radical como la iraní.
Indigna membresía
La fuerza intimidante de los hombres de poder – bestias en realidad – tiene un atractivo singular para ciertas personalidades defectuosas en busca de autor, y Chávez, creyéndose uno de ellos – seguro estoy de que Stalin y Hitler serían receptores graciosos de la espada de Bolívar - y ansiando pueblos como los suyos, se fue integrando a esta secta monstruosa de adefesios morales, que – gracias a Dios – se han ido disolviendo en la historia dejando tras de sí una estela pútrida de corrupción y crímenes horrendos.
Por ello su solidaridad automática con Majmud el atómico - risible por su ínfimo significado – díganme lo del pordiosero Orteguita que muerde la mano que lo alimenta - para las fuerzas aéreas y navales conjuntas más poderosas de la tierra – no son solo los gringos - sitas en la entrada de Ormuz, que ya le tomaron las medidas al Majmud como se las tomaron a Osama. ¿Será que este grupito de bocones olvidó las imágenes de Saddam – que prometió “la madre de las batallas” - colgando del pescuezo o del estrafalario Gadafi – apoyado por la virulencia de Chávez - vejado hasta el asco y ajusticiado con crueldad? De la boca para afuera todo es posible, mientras no se note el temblor del cuerpo.
En síntesis
La visita de Majmud ha logrado que los gringos – demócratas y republicanos – Arabia Saudita, Israel y la Comunidad Europea voltearan a mirar a Chávez – ahora sí - con el seño fruncido: Y el asunto no es de invasión sino de extensión de las sanciones a Irán - al borde de una escalada militar tipo Libia - que lo dejarán sin el chivo y sin el mecate.
Ahora es que va a saber Chávez la estupidez que ha cometido – la renovación de la lista de los 7 del patíbulo y la expulsión de la cónsul espía es un avisito - pues, los gringos son lentos pero al final cobran y Chávez les debe toda su existencia a su sumisión real a los empresarios petroleros yanquis. Lo demás es cuento para seducir idiotas. Sale pa´llá.
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