29/2/12

MISIÓN LÁSTIMA

El propio Chávez se encargó de ratificar la información sobre su salud dada por el periodista Nelson Bocaranda, dejando en el más evidente ridículo a los exaltados desinformadores del chavismo aguas abajo, que ahora entiende que para un gobierno autoritario como el de Chávez, la verdad debe mantenerse lo más alejada de los seguidores encandilados por la parafernalia heroica y la fanfarria triunfalista del vencedor de la muerte, pero la verdad es terca y tuvo que admitir por el canal de todos los venezolanos - que sean chavistas se entiende - que debe someterse – de lunes a martes - a una nueva operación para extirparle otro tumor maligno – “lesión” la llama en el léxico de Fernanda Carpio - reproducido en el mismo lugar del otro, lo que indica que la quimioterapia no funcionó.


Y aunque para mucha gente – dada la falta de transparencia del régimen y la manipulación de la verdad - esta nueva reclusión en un hospital cubano no es más que la continuación de la novela que le subió el reiting en el pasado reciente, la realidad es que la enfermedad de Chávez es cierta como tan cierta la gravedad para su vida y para el destino del país, pues lo ha incapacitado, desde hace mucho tiempo, para gobernar, ya solamente se dedica a apariciones televisadas conectado a una serie de aditamentos de supervivencia para aparentar salud, y si en este país funcionara a cabalidad el Estado de derecho ya el TSJ hubiera cumplido con el artículo 233 de la Constitución y ordenado su evaluación física y mental – el verbo virulento de los últimos días, pleno de insultos, descalificaciones amenazas de guerra y de alzamientos militares contra la voluntad popular, es signo de desequilibrio - para proceder a declarar la falta absoluta del Presidente, pues la enfermedad que sufre es necesariamente incapacitante y por lo tanto su separación de la primera magistratura materia de seguridad de Estado, pero como no funciona y hasta el CNE es capaz de decretar una postergación de las elecciones hasta que su candidato se revitalice, es imperativo que el pueblo chavista asuma que por razones humanitarias el ciudadano Chávez no puede asumir el compromiso de una campaña electoral, pues es pública y notoria la ausencia de una acción de gobierno por razones de salud:


El total deterioro de la infraestructura del país, de la moral pública – la corrupción pasó hace años al estado de saqueo vulgar y desvergonzado – de la seguridad ciudadana y de los servicios públicos más elementales, con el consiguiente estado de quiebra de todas las empresas del Estado, que los venezolanos de conciencia inteligente estamos presenciando y denunciando, es la consecuencia de la falta absoluta de una dirección en el gobierno, es decir el presidente se ha constituido en una triste figura decorativa que no se entera de la situación anormal de la nación, sencillamente porque no está en condiciones de enterarse.


Misión Lástima al ataque


Así que la verdadera Misión Lástima, que ha pretendido invocar Chávez para aumentar su alicaída popularidad por el desgaste de su discurso, la desastrosa evidencia de una gestión de gobierno que no hay por donde entrarle sin encontrar fracaso, ruina, dolo, fealdad, sed, oscuridad y miedo, debe traducirse en una masiva petición, encabezada por la familia presidencial, si es que lo ama, de su separación oficial del cargo, encargando al vicepresidente de culminar el período constitucional y el retiro de su candidatura presidencial, cuya exigencia física puede matarlo, para que este ser humano común y corriente, aquejado de tan grave enfermedad, que mata decenas de venezolanos al año, pueda dedicarse a tiempo completo a la recuperación de su salud, tal como lo hace el ex presidente Lula da Silva, aquejado de un cáncer de garganta que, de no atender las recomendaciones médicas, puede dejarlo mudo.


Solo el reposo absoluto puede salvarlo


Los intereses creados alrededor de la popularidad carismática de Chávez, que conspiran para enriquecerse, medrar o recibir privilegios inmerecidos, con el solo aporte de un ¡uh, ah, Chávez no se va! lo han hecho creer que es un superhombre con matrícula de eternidad concedida por los espíritus de la sabana o por los babalaos cubanos, que tiene el inmenso compromiso de no morir ni sufrir enfermedad alguna que evidencie su frágil estructura, su arquetipo fugaz, su evanescencia.Y esa paranoia, insisto, le puede costar la vida a corto plazo.


Por ello, y presiento que a estas alturas del juego ya Chávez está convencido de lo inexorable de su tragedia, si en verdad existe ese pueblo que dice amarlo hasta el sacrificio, la Misión Lástima debe proceder del corazón de sus propias filas, incluyendo a su mentor Fidel Castro, y decretar el reposo absoluto que le prolongará la vida, a menos que, como ya es historia, sea amado por el poder y su munificencia irresponsable y su destino mortal a nadie importe. Amanecerá y veremos.

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