Una de las características de todos los regímenes fascistas es la necesidad de manipular la realidad mediante el control de los medios de comunicación, del sistema educativo y de la propaganda, así como manosear y cambiar el conocimiento de la historia.
El proceso de fascistización de la sociedad venezolana ha ocurrido a través del desmantelamiento progresivo del Estado democrático-burgués y la sistemática manipulación de la memoria histórica. Ello acompañado de una intolerancia a la disidencia política, de la universalización de la intimidación y la represión, así como de la creación de un Estado militar que transgrede en forma perversa la memoria colectivade los venezolanos
Las deformaciones históricas del 4F, 27N, así como del 27F publicitadas por el tte coronel no son hechos casuales, obedecen a una nefasta estrategia para falsear la historia y trasformar en epopeyas lo que fueron sonoros fracasos o adueñarse impúdicamente de otras fechas históricas. Muestra de esta adulteración histórica por parte de los voceros del régimen militar ha sido el emparentar políticamente el golpe militar del 4F con los sucesos del 27F. Recordemos que en el caracazo (27F) las masas de Caracas y Guarenas fueron brutalmente reprimidas por contingentes policiacos y militares por protestar las medidas económicas del gobierno de Carlos Andrés Pérez adoptadas a fin de complacer las exigencias del Fondo Monetario Internacional. El 27F puede considerarse como una explosión social ante las frustraciones acumuladas por años de exclusión de las grandes mayorías o como una reacción puntual ante unas medidas profundamente impopulares, pero nunca ser considerado como el padre político del gorilazo del 4F.
Paradójicamente, muchos de los miembros de esta nefasta logia bolivariana que hoy reivindican demagógicamente el 27F, participaron en esa criminal represión sembrando el terror y la muerte en las barriadas del área metropolitana. No olvidemos que el tte coronel Felipe Acosta Carles, oficial comprometido con la conspiración del 4F, murió mientras reprimía junto con otros miembros de la Fuerza Armada la zona del Valle en la ciudad Capital.
Estos predicadores de la mentira y el odio son los mismos que imponen la uniformidad del pensamiento como parte de una apestosa militarización de la sociedad. Son los mismos que se autocalifican como los continuadores de la gesta independentista encabezada por Simón Bolívar y los que afirman que “Jesucristo y Bolívar fueron socialistas”. Representan a los falsificadores del siglo XXI quienes pretenden perpetuarse en el poder para siempre, ante la complicidad de muchos y la indiferencia de otros.
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