4/3/12

Presidenciales En Manos De Rangel Silva

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La enfer­me­dad y el miedo están con­du­ciendo a Chá­vez a tomar accio­nes deses­pe­ra­das cada vez de mayor pro­tec­ción y blin­daje. Es de gran noto­rie­dad la desig­na­ción del gene­ral Ran­gel Silva en la prin­ci­pal barrera “revo­lu­cio­na­ria”, que le garan­ti­za­ría, a su enten­der, el triunfo elec­to­ral el 7 de octu­bre. Poner en manos de este gene­ral el con­trol admi­nis­tra­tivo y ope­ra­cio­nal de la FAN, no es de des­de­ñar. Se ve a las cla­ras, la des­con­fianza en otros gene­ra­les muy cer­ca­nos a su entorno, que no tie­nen la carga del las­tre que ador­nan a Ran­gel Silva. Si pudié­ra­mos hacer com­pa­ra­cio­nes, pudié­ra­mos decir, que Ran­gel es a Chá­vez, lo que éste es a su derrota. Es evi­dente que en él se cru­zan la mal­dad con la envi­dia y la tris­teza del fra­caso, pues se ve amal­ga­mado y añe­jado como el Fidel de sus sue­ños. La dupla Chávez-Rangel Silva denota la rudeza del resig­nado que no quiere per­der el poder, pero que se encuen­tra sumer­gido en un labe­rinto que lo ato­siga car­gado del miedo por el futuro que les espera a ambos.
Pare­ciera del desig­nio la coin­ci­den­cia de ser dos Ran­ge­les quie­nes se invo­lu­cran en la carga de los coman­dos ope­ra­cio­na­les. Pri­mero fue José Vicente, a quien se le quitó el manto de la con­duc­ción de las ope­ra­cio­nes de la FAN, al ser desig­nado minis­tro de la Defensa, ya que siendo civil, no podía ejer­cer mando mili­tar, solo con­fiado cons­ti­tu­cio­nal­mente al pre­si­dente de la Repú­blica. Para enton­ces, el pri­mer gene­ral en jefe de la camada cha­vista, Lucas Rin­cón, asu­mió el rol, que desde enton­ces se man­tuvo sepa­rado, aún con minis­tros mili­ta­res, lo que sir­vió a Chá­vez para evi­tar un golpe mili­tar, man­te­niendo frag­men­tado el mando, que reforzó al crear otro mando supremo, el de las Mili­cias. Hoy, cuando ve muy cerca su final revo­lu­cio­na­rio, acude al único per­so­naje desahu­ciado y per­se­guido por la jus­ti­cia inter­na­cio­nal, quien solo lo tiene a él para su defensa y cuido.
No hay dudas, sabe Ran­gel que tiene dos des­ti­nos futu­ros, el infierno o la cár­cel, que solo puede evi­tar si logra que su jefe se man­tenga en el poder, sin impor­tarle, como a todo desahu­ciado, cuan tor­tuoso sea el camino para evi­tar su desgracia.
Muchos se empe­ñan en cues­tio­nar la desig­na­ción de Ran­gel para la biva­len­cia de mando, cre­yendo que la inten­ción es sór­dida, sin per­ca­tarse del fin que estos per­si­guen. Uno lucha por man­te­nerse en el poder para satis­fa­cer su ego­la­tría, y el otro luchará para que éste lo logre, como tabla de sal­va­ción, pero pare­ciera que la suerte está echada y nin­guno de los dos se sal­vará de la tunda. Y si el Poder Judi­cial vene­zo­lano no actúa con­forme a la Ley, no habrá más reme­dio que acu­dir a La Haya, y con el Impe­rio pre­pa­rar el “Plan Vene­zuela”, emu­lando a Colombia

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