foto de archivo
El régimen venezolano de Hugo Chávez aplaude la expropiación del 51 por ciento de la empresa YPF, la cual estaba en manos de la empresa española REPSOL. Además "Pone a disposición del gobierno y del pueblo argentino, toda la experiencia técnica, operativa, jurídica y política de la empresa nacional Petróleos de Venezuela (Pdvsa)".
Este debe ser el chiste del año en materia petrolera. Una empresa como PDVSA, tecnicamente en pañales, operativamente colapsada, juridicamente en la edad de las cavernas, endeudada hasta los tuétanos, agobiada por el peso de una burocracia improductiva y de una gerencia prostituída no puede ser un factor de apoyo para nadie. A lo sumo podrán enviarle unas cuantas maletas de dólares con alguien que no sea ya Antonini.
La medida tomada por Argentina es de naturaleza confiscatoria y pretende ignorar los pagos compensatorios a los accionistas que están claramente establecidos en el contrato y en las leyes del país, los cuales se estiman en unos $10.000 millones. Argentina no tiene ese dinero, el cual representa, por cierto, el doble de la deuda que el país mantiene con el Club de París. No es de extrañarse que España proteste en contra de este zarpazo y que busque tomar medidas contra los activos argentinos en Europa para asegurarse el pago debido.
Para complicar las cosas aún más Argentina tendrá que aportar de ahora en adelante el 51 por ciento de las inversiones y gastos de la empresa. O pretenderá, cinicamente, que sea REPSOL quien las haga, tal y como pretende Chávez que se hagan en la Faja del Orinoco, a cuenta de petróleo futuro?
El régimen venezolano de Hugo Chávez aplaude la expropiación del 51 por ciento de la empresa YPF, la cual estaba en manos de la empresa española REPSOL. Además "Pone a disposición del gobierno y del pueblo argentino, toda la experiencia técnica, operativa, jurídica y política de la empresa nacional Petróleos de Venezuela (Pdvsa)".
Este debe ser el chiste del año en materia petrolera. Una empresa como PDVSA, tecnicamente en pañales, operativamente colapsada, juridicamente en la edad de las cavernas, endeudada hasta los tuétanos, agobiada por el peso de una burocracia improductiva y de una gerencia prostituída no puede ser un factor de apoyo para nadie. A lo sumo podrán enviarle unas cuantas maletas de dólares con alguien que no sea ya Antonini.
La medida tomada por Argentina es de naturaleza confiscatoria y pretende ignorar los pagos compensatorios a los accionistas que están claramente establecidos en el contrato y en las leyes del país, los cuales se estiman en unos $10.000 millones. Argentina no tiene ese dinero, el cual representa, por cierto, el doble de la deuda que el país mantiene con el Club de París. No es de extrañarse que España proteste en contra de este zarpazo y que busque tomar medidas contra los activos argentinos en Europa para asegurarse el pago debido.
Para complicar las cosas aún más Argentina tendrá que aportar de ahora en adelante el 51 por ciento de las inversiones y gastos de la empresa. O pretenderá, cinicamente, que sea REPSOL quien las haga, tal y como pretende Chávez que se hagan en la Faja del Orinoco, a cuenta de petróleo futuro?
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