11/5/12

La guerra de los "narcogenerales", un nuevo problema para el chavismo

El asesinato de dos ex militares ligados en el pasado a Hugo Chávez alimentó las sospechas sobre una red de narcotráfico protegida por el poder venezolano. Los vínculos con las FARC y el papel de Walid Makled

El 24 de marzo pasado, un grupo de sicarios irrumpió en un local de comidas rápidas de la ciudad de Maracay y disparó contra el ex gobernador del estado venezolano Apure, Jesús Aguilarte Gámez. Herido de cuatro balazos, el ex militar agonizó hasta el 2 de abril cuando murió en un hospital.

El 19 de abril, tres sujetos interceptaron al ex general de brigada Wilmer Moreno (foto) en la ciudad de Barcelona, en el estado Anzoátegui. Tras preguntarle su nombre, lo acribillaron frente a su esposa y otras dos familiares. Falleció minutos después en un centro de salud.

Estos dos hechos no pueden ser enmarcados como casos de inseguridad y detrás de ellos se esconde una oscura trama de narcotráfico, según denunció el general retirado Carlos Julio Peñaloza en un artículo publicado en periódico El Venezolano.

"Además de las semejanzas en el modus operandi de los criminales hay otras analogías escalofriantes. Ambos eran miembros de la logia golpista de Chávez, formaban parte de su círculo más cercano y habían sido señalados como sospechosos de participar en el tráfico de estupefacientes. Visto el modus operandi y conocido el entorno que rodea a estos hechos es evidente que estamos ante el inicio de una guerra entre bandas rivales de traficantes", sostuvo Peñaloza.

El vínculo de elementos castrenses del chavismo con el narcotráfico tiene relación con una de los principales capos del negocio de la droga en el país, Walid Makled. Éste funcionaba como operador de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en Venezuela y facilitaba los envíos de droga hacia Europa y Estados Unidos. "El triunfo de Chávez aceleró este proceso y algunos criminales como Makled se convirtieron en capos del narcotráfico", señaló el militar retirado.

Makled, agregó, tenía a su favor importantes nexos políticos, como el juez del Tribunal Supremo de Justicia, Eladio Aponte Aponte, quien en las últimas semanas reconoció que hizo favores a funcionarios del gobiernos vinculados con narcos y la guerrilla.

El ingreso de la droga a Venezuela comenzó a contar con la colaboración de militares que poco a poco fueron ingresando plenamente al negocio, afirmó Peñaloza. "Los altos jefes guerrilleros que iban a Mérida eran atendidos personalmente por (Wilmer) Moreno. A través de esos contactos se enteró de las oportunidades que se presentaban para comercializar la cocaína producida en el Norte de Santander. A partir de allí Moreno empezó a jugar en Mérida, para el cartel del Ejército, el mismo papel que jugó el capitán Aguilarte en San Fernando de Apure", señaló el artículo.

Peñaloza denunció también que a esta red estableció lazos con altos mandos de las guerrillas colombianas, que peleaban por el control de las rutas del narcotráfico hacia Venezuela. Según el militar retirado, en 2007 Hugo Chávez se reunió secretamente con miembros de las FARC y el ELN (Iván Márquez y el comandante "Gabino") para tratar el reconocimiento del estatus de beligerancia de esos grupos terroristas. De ese encuentro participaron altos militares como Rangel Silva, en ese entonces director de la DISIP, los generales Hugo Carvajal, Cliver Alcalá y Wilmer Moreno, y Ramón Rodríguez Chacín, señalado como nexo de Chávez ante las FARC.

"El plan de las FARC incluía involucrar al Ejército venezolano en el negocio de la droga de Orope, ruta que se había cerrado", escribió Peñaloza. Los jefes de las guerrillas "cerraron pingues negocios", agregó.

La reapertura de la ruta de Orope y de nuevos puertas de ingreso de droga colombiana, desató la guerra con Makled, quien en 2008 fue detenido con 400 kilos de cocaína en su poder. El narco acusó al general Clíver de sembrar la droga y juró venganza. Según Peñaloza, Makled involucró a Aguilarte en el camino de ese cargamento por el estado Apure. "Este hecho decretó su pena de muerte".

En 2011, el chavismo presionó a Aguilarte y lo obligó a renunciar a la gobernación. Tras eso, "Aguilarte se acercó a Wilmer Moreno tratando de tener acceso al cartel rival de Makled", indicó Peñaloza.

En ese lapso, Makled huyó a Colombia, donde fue apresado y extraditado en 2011 a Venezuela. El gobierno de Chávez intentó por todos los medios que no fuera extraditado a Estados Unidos, ya que temía que revelara vínculos de sus funcionarios con el narcotráfico.

"Los sucesos que están ocurriendo presagian graves peligros para Venezuela. Todo indica que el Estado ha sido secuestrado por una pandilla cívico militar de narcotraficantes. El Presidente debe recapacitar y tomar medidas drásticas para evitar una metástasis moral en el país", concluyó Peñaloza

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