Grals. Moreno y Aguilarte |
Desde las conocidas iniciales operaciones como pandillero en su época de estudiante de derecho en la Universidad de La Habana: a) el contrato con el Crimen Organizado norteamericano para el rescate y el ulterior traslado clandestino a Cuba del capo Lucky Lucciano, 1946
Fidel Castro Ruz el jefe de todos los jefes, Capo di tutti capi o boss of all bosses
“… Lo maravilloso de la guerra es que cada jefe de asesinos hace bendecir sus banderas e invocar solemnemente a Dios antes de lanzarse a exterminar a su prójimo…” Voltaire (1694-1778)
Suficientes argumentos hemos expuesto en notas anteriores para señalar a Fidel Castro Ruz como el más longevo jefe de todos los jefes de esta mafia continental o más bien, del Cártel del Caribe dedicado al financiamiento, la siembra, producción, exportación y distribución internacional en el negocio de la cocaína.
Ese mismo Fidel Castro Ruz quien por más de 50 años y sobre sostenidas y eficientes campañas de promoción internacional, ha logrado cubrir todo sus desempeños criminales y el de su pandilla de malhechores en posiciones de mando político y militar en varios países latinoamericanos, con ese manto de una falsa revolución en Cuba.
Desde las conocidas iniciales operaciones como pandillero en su época de estudiante de derecho en la Universidad de La Habana: a) el contrato con el Crimen Organizado norteamericano para el rescate y el ulterior traslado clandestino a Cuba del capo Lucky Lucciano, 1946; b) en complicidad con Gustavo Ortiz Fáez, el asesinato del presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios de La Habana, Manolo Castro, 1948; c) su activa presencia en el escenario del crimen en el preciso momento en que José Eliécer Gaitán Ayala era asesinado en Bogotá en 1948; hasta en fechas más recientes, ya relatadas, con sus estrechos vínculos y negociaciones con el zar colombiano de la droga Pablo Escobar Gaviria cuya continuidad operacional quedó en manos de las FARC.
Muerto no habla
Con los dos recientes asesinatos del capitán Jesús Aguilarte Gámez (Maracay, baleado el sábado 24/03/12 fallece el lunes 02/04/12) y luego del general Wilmer Antonio Moreno (Tronconal 2 Anzóategui, jueves 19/04/12, muere en la clínica), oficiales de las fuerzas armadas venezolanas y estrechamente vinculados al círculo íntimo de Hugo Rafael Chávez Frías, estamos obligados a retomar el asunto de Fidel Castro Ruz y sus negocios con la cocaína, en el entendido de que si bien éste pudiere en los extremos emitir alguna voz y ser oído, no necesariamente estamos con precisión ante la voluntad y la decisión de un ya decrépito Fidel Castro Ruz en particular, sino que se trata de una decisión de la nomenklatura de Cuba, de un Estado que ante la contingencia reacciona rápido pero muy rápido, ante esta nueva circunstancia que con evidencias físicas tangibles e irrefutables, le señala otra vez como país base para las operaciones del tráfico de cocaína con destino a USA.
Recordemos que una candente situación similar la tuvo en sus manos el criminal Fidel Castro Ruz 23 años atrás, cuando en una fotografía tomada desde el interior del C130 piloteado por el norteamericano Hensefus y cargado de cocaína, quedó gravada la imagen del más famoso general cubano, el héroe de su ejército Arnaldo Ochoa Sánchez, en momentos en que inspeccionaba un cargamento de cocaína en escala para depósito en La Habana y que al hacerse pública la información, la única alternativa que tenía a la mano para silenciar al principal testigo que le conectaría con esa cocaína –primero con Raúl Castro ministro de la defensa y sin solución de continuidad con el propio Fidel Castro Ruz y su gobierno– y así, luego de mensajes y falsas promesas a los encausados en el amañando juicio, en rápida secuencia fueron sentenciados y fusilados el mismo día en el paredón, 13/07/1989.
En el caso de los dos oficiales venezolanos, no hubo juicio, no hubo declaraciones ni sentencias, tampoco paredón, simplemente fueron ubicados en las calles por asesinos expresamente contratados al efecto y si no fueron fusilados, si fueron “pistoleteados”.
Lo trascendente de esos dos asesinatos con 26 días de diferencia, es el silencio tanto de aquel a quien juraron y mantuvieron lealtad por tantos años, Hugo Rafael Chávez Frías, como de aquellos compañeros de armas suficientemente conocidos e involucrados tanto en el movimiento político que lidera como en negocio de la cocaína; mas aún, silencio absoluto del resto de los cuadros dirigentes de la llamada revolución bolivariana.
Silencio
Entre la CIA y el G2 de Cuba un cruce de información por canales clandestinos tiene como resultado la ubicación de un buque tipo Tango de la Armada de Venezuela en el puerto de La Habana con un cargamento de varias toneladas de cocaína.
Buque por cierto que en algún momento habría salido de las instalaciones de la Armada en Puerto Cabello y estaba desaparecido.
Las pocas informaciones que se cuelan tratan de hacer ver que “… Fidel Castro había tomado personalmente cartas en el asunto, porque no había sido informado previamente, y se preocupó al enterarse que el Capitán venezolano Jesús Aguilarte Gámez –ex-gobernador del Estado Apure destituido por Hugo Chávez) era el contacto del cargamento en Cuba…”
¿Por qué?
Sencilla la apreciación del asunto, si como bien ha sido informado el oficial del Ejército venezolano Jesús Aguilarte Gámez habría sido el contacto para el secreto desplazamiento desde Puerto Cabello y hasta La Habana de un buque de la Armada, saltan a la vista dos preguntas; resulta indiscutible que debió existir una relación directa entre las jefaturas de las dos fuerzas venezolanas.
Para que el buque llegare a puerto en La Habana, antes, durante o después de la travesía Puerto Cabello/La Habana tendría entonces que haber existido una relación directa y expresa entre las autoridades venezolanas y cubanas; es decir entre las autoridades de puerto venezolanas con las equivalentes en La Habana y los comandos superiores de las fuerzas de seguridad de Cuba, Ejército y las equivalentes de la Armada.
A tenor:
¿Puede un buque de la Armada realizar toda la maniobra de aprovisionamiento para abandonar la rada de Puerto Cabello –combustible, vituallas, personal–, carga para transportar, en este caso la cocaína, sin que los oficiales de planta de la Armada hayan autorizado su desatraque
¿Puede ese mismo buque hacer el trayecto marítimo, Puerto Cabello/La Habana, llegar al puerto de destino, realizar todas las maniobras de atraque, sin que la oficialidad responsable por las operaciones portuarias en Cuba, estuviesen perfectamente enteradas y hubiesen autorizado la maniobra; mas aún, puede esa nave militar permanecer en puerto sin una expresa autorización de las autoridades de la isla?
Entonces
Jesús Aguilarte Gámez, oficial del Ejército venezolano en misión en La Habana y enlace para el citado cargamento de cocaína, precisamente, es la pieza del juego que de hablar conectaría directamente a todos y cada uno de los oficiales, con nombres, apellidos, cargos y desempeños, activos y activados en las fuerzas cubanas, con el cargamento de cocaína.
¿Por qué no desaparecieron o liquidaron físicamente a Jesús Aguilarte Gámez en La Habana?
Dispararía las alarmas y más de un Eladio Ramón Aponte Aponte pondría sus barbas en remojo cerca o demasiado cerca de la DEA; aparte de tratarse de un grave problema de muy difícil tratamiento de hacerse público.
Simplemente se le ordenó al gobierno de Venezuela regresar a su territorio al comisionado Jesús Aguilarte Gámez y allí a voluntad y con toda libertad, ubicarlo y silenciarlo.
Wilmer Antonio Moreno por su parte es ubicado a más de 590 kilómetros de distancia y es atacado a tiros y asesinado 26 días después de Jesús Aguilarte Gámez.
Wilmer Antonio Moreno habría sido el segundo al mando en el despacho de recién sustituido Hugo Armando Carvajal Barrios alias “El Pollo Carvajal”, el servicio de inteligencia de las FAN, DIM por tanto, perfectamente al corriente de las mismas causas e informaciones que motivaron a la rápida sustitución del director del DIM y de su desaparición, por tanto, aún cuando algunas informaciones pudieren señalar el haber sido enviado a La Habana en sustitución de Jesús Aguilarte Gámez, es sólo desinformación.
Y Hugo Armando Carvajal Barrios alias “El Pollo Carvajal”, no lo agarrarán como a Jesús Aguilarte Gámez “levantando una carajita”, ni como a Wilmer Antonio Moreno “en una visita de familia”; precavidamente se tomó y planificó su tiempo, estará en cualquier lugar del globo terráqueo con suficiente capacidad instalada para negociar información a cambio de impunidad; de hecho, algunas informaciones lo señalan ya como otro más en los servicios de seguridad norteamericanos.
Recordemos que mientras la mayoría de los “testigos protegidos” venezolanos en manos de la DEA trabajarán sobre el pasado, en el caso de Hugo Armando Carvajal Barrios alias “El Pollo Carvajal”, su capacidad y dominio de información tiene mucho mayor valor sobre el futuro y en ese caso, el uso más efectivo estará en manos de la inteligencia y contra interna FBI y de la inteligencia y contra norteamericana con efectos extra-fronteras, CiA
En definitiva
La técnica del la Mafia italiana, rusa, japonesa o norteamericana, es la técnica de Fidel Castro Ruz, el jefe de todos los jefes, Capo di tutti capi o boss of all bosses en esta fantasía de revolución.
Es de viejo conocida y ampliamente probada por siglos sobre el terreno de las realidades, hoy, en el caso latinoamericano, está en manos de la nomenklatura de Cuba y probado está que los muertos pierden esa capacidad para comunicarse y sobre ese silencio, ayer impuesto por el pelotón de fusilamiento a Arnoldo Ochoa Sánchez en La Habana, hoy fue ejecutada por pistoleros para silenciar a Jesús Aguilarte Gámez y a Wilmer Antonio Moreno.
Y eso, les garantiza hegemonía, tranquilidad, oportunidad y renovada capacidad para los negocios al Cartel del Caribe y su obediente brazo venezolano en manos del o los sottocapos del cartel de los soles y sus asociados.
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