Los
militares están tentados a jugar con fuego. Parece que un sector
pretende hacer viable y duradero su propio liderazgo, buscando mediante
un manotazo de madrugada, la perpetuación inviable del régimen chavista.
Tal
pretensión está calculada basándose en las más delirantes conjeturas y
sin percatarse que hasta ahora, este engendro paranoide de las FFAA
"chavistas", solo pudo sobrevivir como accidente político, al tomar una
forma cuasi institucional transitoria, mientras duró la fortaleza, por
acción u omisión opositora del liderazgo de Chávez.
Y
lo más seguro que pueda uno pronosticar, es que al llegar esta jefatura
a su fin, lo que viene es el derrumbe del estamento militar rojito, más
aún si a la cúpula actual les convierten en chivos expiatorios, para el
salvamento del resto de las fracciones que, esas si, estarán más que
dispuestas a negociarles el alma.
A
beneficio de inventario, déjenme decir que "el imperio" al que los
rojos acusan infundadamente de todo puede, por esta vez, estar
complaciéndolos , al vigilar y meterse ellos en el tema militar
venezolano, ahora apoyados en evidencias provistas por las venganzas de
Aponte Aponte, intentando mezclar a Diosdado, según otros contra toda
lógica, dentro del llamado sector narco, para salir de
todos juntos, dado que estiman, me imagino, que si ha de derrumbarse el
régimen, con la muerte de Chávez ¿Por qué tolerar todavía un ala post-
chavista que pretenda sobrellevar el modelo militar de partidización de
las FFAA y de ideología anti norteamericana?
Mientras
se arma y explota la crisis, aquí necesitamos comprender donde estamos
parados, para ver a donde va todo este embrollo militar.
Y
lo primero que requerimos, para comprender sus conductas díscolas, es
puntualizar elementos del desarrollo histórico del proceso de
cubanización, de estas FFAA, que conocerán en los próximos meses duras
pruebas, midiendo su solidez o artificialidad, como cuerpo armado
institucional, capaz o no de mantenerse como sostén fundamental del
Estado, más allá de las actuales obediencias políticas e ideológicas.
Antes
que nada es necesario que se establezca como un tema imponderable, la
cuestión de la naturaleza histórico social de las FFAA.
Fundadas
por el régimen gomecista y perfeccionadas por todos los regímenes y
gobiernos posteriores, es un hecho que esas FFAA venezolanas son el
sostén de un Estado capitalista en su esencia y fines,
independientemente de los matices de formación profesional u opciones
ideológicas personales de moda entre sus oficiales, cuadros
profesionales y elementos de tropa en todos sus componentes.
Este
Ejército, aunque ni lo sospechen algunos de sus bocones voceros
gubernamentales, no saldrá a matar miles para imponer un Estado
socialista, aboliendo la propiedad privada, mediante la expropiación
general y una ruptura con occidente, que fue lo que se impuso en Cuba,
desde el triunfo de un ejército guerrillero, que liquidó al del dictador
Fulgencio Batista, antes de los barbudos convertirse en la nueva elite
militar privilegiada.
Un
tanto parecido a lo de Nicaragua en 1979, aunque su temprana vocación
por la rebatiña de propiedades privadas, para los oficiales corruptos
sandinistas, lo hizo un Estado aun más vulnerable que el cubano, donde
el privilegio es de usufructo sobre la propiedad de Estado, pero no
generando derecho de propiedad privada, como en Nicaragua y Venezuela,
aunque sean casos muy distintos.
Allá
en Cuba en 1959, el viejo ejército fue liquidado físicamente y puesto
en desbandada y en su lugar surgió uno nuevo, ligado a la propuesta y
realidad de la revolución socialista.
La
FFAA venezolanas, han sido manoseadas, desnaturalizadas, corrompidas,
compradas en segmentos directivos importantes, etc, pero no han sido ni
destruidas, ni transformadas cualitativamente en un órgano de la
"revolución", y la más simple de las razones para entender esto, es que
habiéndose dado un serísimo trastocamiento institucional del poder
político repercutido en el mundo militar, nunca hubo una verdadera
revolución, sino una colosal pantomima de tal.
Nunca
hubo un cambio de la razón social del Estado, es decir de la estructura
y organización social que sirve de base a todo. Esta sociedad sigue
siendo capitalista hasta los tuétanos.
Aquí
nunca hubo alguna revolución social que, como la cubana, cambiara la
naturaleza de las relaciones sociales que, esas sí, se hicieron
estatistas y totalitarias.
Es
más, la gran rebatiña de real, que generó una nueva clase media de
origen casi delincuencial además de haber hecho beneficiarios de la
manguangua del reparto y los subsidios, a un vasto sector popular,
terminaron por generar una ampliación de la base de propiedad privada
personal y familiar, en millones de personas. Negar esto como hecho
objetivo, solo sería producto de ceguera para el análisis.
Aunque
sea con características ramplonas, aquí hay mucho más capitalismo que
hace 14 años para despecho del improvisado teórico del socialismo, que
terminó pudriendo sus propias cúpulas dirigentes y haciéndolas carentes
de toda autoridad ética, igual como él, su némesis, para merecer algún
respeto sobre su probidad anidada en latrocinios.
Pero
todo esto no ha resultado de un proceso lineal, sin contramarchas e
importantísimas vacilaciones, siempre interrogándose sobre la
confiabilidad de este modelo de control social.
Esta historia militar de estos 14 años está por escribirse por sus propios integrantes que hubieren logrado mantenerse idóneos.
El
contrapeso de una sociedad democrática, constituida por masas de
pequeños y medianos propietarios privados y segmentos profesionales
independientes , aunque hayan sobrevivido acorralados políticamente,
terminaron siendo la garantía para poner límites visibles al proyecto de
despotismo económico y social inspirado por los castristas.
En
2002 la fractura grave del 11 de abril, puso en evidencia la
precariedad del control chavista sobre la institución militar heredada
del régimen que les perfeccionó como corporación clave del Estado, desde
Juan Vicente Gómez hasta el último de los gobiernos del punto-fijismo.
Los
remesones de noviembre -diciembre del 2002, con la disidencia pública
de altos oficiales de Plaza Altamira en medio del "paro indefinido " le
permitió al gobierno empezar a cerrar la brecha, aplastar la disidencia y
generar un progresivo compromiso político del sector de más alta
graduación, correspondiéndole una neutralidad resignada y/o complaciente
al resto del cuerpo de oficiales.
El
encuadramiento ideológico, la cooptación por vía partidista y filial de
la parentela "rojita" lleno las escuelas militares de prospectos
"leales" a la "revolución".
Paralelamente
se conformaron la "reserva" y "la Milicia" ambas fuertemente inspiradas
en la concepción paramilitar del activismo político uniformando bajo la
forma de un plan de empleo clientelar apenas disimulado. Su carácter
circunscrito a ser un componente bajo tutela de la oficialidad regular,
consigna que su margen de maniobra es mínimo para actuar por fuera dele
estamento cupular de las FFAA. Casi más desestabilizante vino a resultar
más tarde, la promoción automática de los suboficiales a oficiales,
para convertirles en parte de la elite.
"La
arepa" va delante, la ideología detrás. Aunque todavía prima el
obsesivo control partidista. Del Patria Socialismo o Muerte" en los
frontis de los cuarteles, hasta el ensayo reciente de probar izar la
bandera cubana, como evidencia de la lealtad perruna a la potencia
ideológica y chula, inspiradora del modelo militar que se cree ya
consolidado. Veremos
Desde
que Chávez llegó a Miraflores se impuso cambiar los propósitos de la
institución armada en la que se educó. Imaginó entonces erróneamente que
podía también cambiar hasta su función social, al iniciar el cambio de
su razón política institucional, convirtiéndolas en su partido político
armado, a partir de su sola influencia personal.
Esta
tarea estratégica en su ideario, para lo cual necesitaba por lo menos
otra década de conducción del Estado, nunca quiso, ni pudo realizarla
basándose solamente en recetas ideológicas y por eso prefirió ir al
fondo del "tema social", aunque por una vía abiertamente maleada: hacer
ricos mediante el dolo a miles de adeptos uniformados.
Se
habrá dicho: "Si no puedo convertirlas farisaicamente en un supuesto
soporte ético armado de mi ideario bolivariano, entonces las convertiré
en una casta privilegiada mediante las prevaricación masiva, amarrándola
a lealtades de naturaleza mafiosa con mi liderazgo"
Y
así nacieron las FAB que expresan una especie de federación de "cotos
de caza", de cotos de corruptelas, con el símbolo del manejo masivo de
dinero en efectivo, sin ningún control ni medida.
Estamos
hablando no de un caso tal o cual, estamos hablando de un sistema
tolerado y hasta inducido de "cesión" o "creación" de mil, dos mil, diez
mil quizás, nadie lo sabe, de "territorios" bajo control del coronel
tal, el general tal, el comandante tal, del mayor tal y hasta del
teniente tal.
Es
el reino del peaje universal, de la coima universal, del manejo de
cuentas sin techo ni fondo, que constituye ahora un régimen crematístico
que distingue solo para el reparto entre jerarquías y cercanías a los
más altos niveles del gobierno y sus derroches. Para muchos oficiales
chavistas, el sueldo es la menor de sus remuneraciones.
Por
ello vimos ocurrir como al paso de algunos años, se terminó por
preferir, más allá de otorgar promoción y privilegios de orden
profesional por lealtades políticas, llegar hasta más bien apostar a
cambiar la naturaleza social, por movilidad ascendente de ingresos , que
es la verdadera clave del control, evasivo por definición, al detentar
los jefes militares, nada menos que un poder de disciplina, pie de
fuerza y fuego enorme.
Su
único contrapeso real, para no salir del redil de sus obediencias, es
su absoluta conveniencia para "mamar" de la ubre asignada y a esto lo
remata la cadena impresionante de delación y control, del aparato de
"inteligencia" del G 2 cubano, enquistado en los cuarteles de todo el país.
Antes
se consagraba la disciplina jerárquica ligada a privilegios de ingresos
y funciones, pero ahora estas mismas funciones fueron inducidas a
convertirse en cotos privados, que bajo el chavismo resultaron coludidas
con esos manejos financieros de la más diversa índole, que implican una
gravísima corrupción general, haciendo aparecer una especia de
burguesía militar delincuencial, donde hasta vínculos con el
narcotráfico parecen ya demostrados.
Permítaseme
insistir en lo árido del tema, pero es que eso de la naturaleza social,
es cualitativamente distinto cuando uno describe la situación
personalizada, del militar como individuo, que es diferente a la
naturaleza social indistinta de la institución, que está referida al
modelo de Estado y a la base social de su sistema de propiedad dominante
y las relaciones estructuradas en la actividad económica, inmersas
todavía en libertades de intercambio, aunque sean retaceadas por el
intervencionismo de los controles.
La
naturaleza social del las FFAA cubanas son las de un Estado totalitario
comunista, las FFAA venezolanas están contenidas en un Estado
capitalista de régimen político populista despótico semi-dictatorial,
que nunca terminó de subsumir plenamente las FFAA en ese modelo, aunque
si las corrompió y sojuzgó hasta niveles sorprendentes.
Y
es eso lo que hay que determinar, para ver si en verdad Chávez
consiguió o no cambiar esa naturaleza social, hasta convertirla en
cuerpo delincuencial total, o parcial regenerable, y de esta manera
poder diagnosticar como terminará este ciclo histórico, marcado por su
liderazgo, tanto del Estado como del estamento militar que subordinó a
su exclusivo servicio.
Si
al cambiar el régimen político no se produce como mínimo, y aunque
resulte algo traumático, una depuración importante de los segmentos de
oficialidad superior, que agenciaron intereses ligados a la corrupción,
lo más probable es que, y por los más variados motivos, se generen
procesos quiebra intestina de la unidad de las FFAA.
De
no darse una depuración drástica, el Estado venezolano apenas
sobrevivirá como rehén secuestrado por clanes y mafias militares,
extorsionando a los dirigentes políticos electos.
Por
eso el liderazgo que debe asumir estas enormes tareas de conducción de
un país al borde de su disolución institucional, no podemos imaginarlo
nacido de un proceso electoral mediatizado al máximo, y donde en el
mejor de los casos se pactan cuotas de poder retaceado, de un régimen en
ascuas y al borde de su propia disolución por caos intestino de su
clase política dirigente, dejada al garete por su jefe, en viaje de
vuelta a la Pacha Mama, la madre tierra que nos recibe a todos al final
de nuestras vidas, seamos tiranos, déspotas u hombre libres.
"El valor es la capacidad de desempeñarse correctamente aun cuando se esté muerto de miedo."
General del Ejercito Omar N. Bradley
No hay comentarios:
Publicar un comentario