Era lógico que negara el afiche y que diera demostraciones extrasensoriales de lealtad absoluta. Que llenara de babas sus palabras para realzar su sumisión a Hugo Chávez, sólo que las ambiciones humanas viajan por el torrente sanguíneo y se alojan en el alma indetectable. Puede que se hagan exclamaciones para su líder. Es la realidad que caracteriza a la jauría. Una cruenta guerra que decidirán el tamaño y la gravedad de las dentelladas, eso escríbalo con el bolígrafo que quiera. Dentro del PSUV se están matando por el solio de Miraflores.
Diosdado presidente
La procesión va por dentro. La dura batalla por lograr la nominación oficialista es despiadada y sin cuartel. Los aspirantes se mueven subrepticiamente, sumando piezas y activando sus estrategias mientras Hugo Chávez, lucha denodadamente contra un terrible carcinoma que vino para cambiar dramáticamente sus ansias de perpetuarse en el poder. Sin embargo, aunque parece insólito, la complicación orgánica le sirve para los dos frentes. Genera lástima y neutraliza el ataque opositor, creando la sensación de un limbo en donde se puede pensar lo que quieran. Igualmente, el tumor le dio la posibilidad al Presidente de saber quiénes en verdad le son leales, como ellos nacieron políticamente traicionando a la Constitución y las leyes de la República, irrumpiendo contra un Presidente elegido mediante elecciones libres; conocen de sobra como se disfraza la verdadera intención que oculta el corazón.
Diosdado Cabello es distinto a los otros, sabe controlar huestes y no tiene miedo de mostrar sus verdaderas intenciones. Maneja el perfil agresivo que gusta tanto en el seno del partido, organización que vomita odio y sed de venganza. Sus numerosas actividades proselitistas buscan proyectarlo como el único que tiene guáramo para enfrentar al candidato opositor Henrique Capriles, quien viene en alza, más allá de la burda manipulación de encuestas pagadas. La realidad es que los sectores populares comienzan a sentir que tienen la posibilidad de cambiar en positivo.
La aparición de un afiche con el rostro de Diosdado Cabello, es simplemente la punta del iceberg. Está creando las condiciones para darle a entender a Hugo Chávez y sus adláteres que sus días de gloria los calcinó su pésimo gobierno y la arremetida feroz de las quimioterapias, y más cuando un joven vigoroso recorre el país llevando un mensaje aglutinador, mientras el Presidente accidentado y envejecido está reducido a mensajes vía Twitter, llamadas telefónicas y una que otra cadena grabada. El trasfondo es mostrar los dientes de verdadero contendor, los otros son personajes adulantes que vagan pegados a los testículos presidenciales.
Era lógico que negara el afiche y que diera demostraciones extrasensoriales de lealtad absoluta. Que llenara de babas sus palabras para realzar su sumisión a Hugo Chávez, sólo que las ambiciones humanas viajan por el torrente sanguíneo y se alojan en el alma indetectable. Puede que se hagan exclamaciones para su líder. Es la realidad que caracteriza a la jauría. Una cruenta guerra que decidirán el tamaño y la gravedad de las dentelladas, eso escríbalo con el bolígrafo que quiera. Dentro del PSUV se están matando por el solio de Miraflores.
Afortunadamente, Henrique Capriles Radonski no librará esta lucha entre compadres buchones. Los que han asaltado al país en nombre del socialismo malandro. El 7 de octubre Venezuela sale de esta pesadilla.
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