12/7/12

ESCUELA VS GENDARME NECESARIO



Tristeza produce el convencimiento de la poderosa fuerza de la ignorancia sobre las decisiones políticas que afectan el ejercicio de  nuestra ciudadanía: Un pueblo aplastado por el peso histórico del paternalismo, que siente profundo terror ante la posibilidad de perder su cordón umbilical que lo conecta a la supervivencia basal, es fácil presa de la codicia de quienes buscan el poder como fin y cuyo discurso incentiva las falencias que lo mantienen en la precariedad, bien alejado de la cultura liberadora, con el fin de generar de manera espontánea la sumisión a la mítica figura del “gendarme necesario”, burda copia del déspota ilustrado, cuyas credenciales más importantes son la codicia desmedida y la absoluta falta de escrúpulos para satisfacerla.
“Un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción… - se canso Bolívar de gritar mientras araba en el mar - …la ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad; la traición por el patriotismo; la venganza por la justicia”, tal cual, vívida premonición de la actualidad, con mas ignorancia porque hay más población que en su deprimente entonces que dio al traste con sus anhelos de una patria grande y lo hizo exclamar: “Este país caerá infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada, para después pasar a tiranuelos casi imperceptibles, de todos colores y razas. (…) Si fuera posible que una parte del mundo volviera al caos primitivo … “. (A Juan José Flores, Barranquilla 9 de Noviembre de 1830).
Y es que en este tierrero sin conceptos en el cual ha convertido la codicia a Venezuela, produce vergüenza que a estas alturas de la evolución social un  gran porcentaje de nuestro pueblo continúe aferrado a la idolatría política que lo mantiene en la dependencia propia de la minoría de edad – “muchacho” aplicado a hombre significa inferioridad y subordinación – lo que pensamos habíamos enterrado junto al cadáver de Boves, el primer demagogo de estas tierras, hasta que Chávez nos demostró que no estaba muerto, estaba de parranda, a pesar de los ingentes recursos invertidos en la educación, que a la vista presenta su estruendoso fracaso, pues no ha logrado formar ni la conciencia inteligente ni el espíritu crítico imperativos para generar una ciudadanía emprendedora, capaz de crear y transformar desde las potencialidades naturales, en el ejercicio pleno de su libertad, como espacio impune para el pensamiento ascensional.
La escuela, como totalidad, da tristeza, con las honorables excepciones que logran la proeza de evadir su mediocridad: Ni el simple destello de una promesa se vislumbra. En sus baños se devela la verdad en toda su magnitud: El hombre de Neanthertal de toga y birrete con una banderita “uh, ah” en una mano y una garrafa de “trago bueno” en la otra, invocando desesperadamente a su gendarme necesario que le prohíba caer en la tentación de ser: La libertad le produce vértigo.
Cultura es conciencia de libertad
Por eso creo que hay que dar paso a la cultura - limitada en estos predios a “bailecito nicaragüense”, como ácidamente escribiera Cabrujas - talento sin inteligencia es artesanía - como el compendio de herramientas intelectuales  fundamentales para el desarrollo de las potencialidades del individuo para lograr el progreso colectivo.
Si no hay cultura, es decir la conciencia necesaria para determinar el objetivo real y apelar a la fuerza interior, llámese voluntad o interés propio,  parta hacer lo conducente para el logro, inútil será tratar de educar para la productividad: Se puede enseñar carpintería pero solamente la cultura creará el ser eficiente carpintero.
Cuando el ser humano toma conciencia de sí, rompiendo el yeso que lo sujeta a la sumisión por la supervivencia,  comienza a edificar el ser interno que lo posicionará por encima del banal “estar” de los conformistas y desidiosos  que nutren las estadísticas de la marginalidad, que en su síntesis es exclusivamente mental, pues también la habitan altos niveles salariales,  y por ello la parálisis que los encierra en el mito de la pobreza – “son pobres – y viven como pobres - porque son ignorantes”, no al revés. La idiotez romántica de la igualdad, que se estrella una y otra vez contra la realidad de la naturaleza humana, insiste en convocar a una transformación imposible - cual vendedores de parcelas en el cielo - obviando que a los hombres para hacerlos honrados y felices hay que practicarles un severo cerebriqiur. Porque, señores, no solo lo que “natura  no da no lo gradúa Salamanca”, sino que nadie es lo que no ha sido.
Y lo lamentable es que esta modorra enchinchorrada afecta a portadores de talentos en bruto que se marchitan tirados en una acera por falta de voluntad o de la fuerza poderosa de una escuela capaz de interpretar la dinámica de los tiempos y formar para insertar en ellos oleadas generacionales con los sentidos debidamente adiestrados.
La escuela japonesa ha dado el primer paso para edificar al hombre del futuro, eliminó los viejos paradigmas y asumió el reto de educar a sus pobladores, ya tecnologizados, en idiomas y diversidad cultural, para convertirlos en ciudadanos del mundo. Y aquí seguimos tapuzando los cerebros infantiles con necedades como que la tierra es redonda, una vaina que se ve en vivo por televisión.      
En conclusión
Porque la patria es la gente, este pueblo solamente tendrá salida cuando la escuela deje de ser una cabina de información, que puede obtenerse hoy por Internet, y se transforme en una incansable localizadora de potencialidades individuales para dotarlas de la energía necesaria para transmutarlas en fuentes de desarrollo, estimulando la cultura del trabajo, del estudio y de la responsabilidad. De lo contrario, pásame la banderita y la garrafa y dile al gendarme que voy pa´llá. 

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