Compatriotas:
Tenemos un cerco interno para impedirnos que salgamos de la tiranía
comunista. Consiste en encallejonarnos en unas elecciones sucias por el
ventajismo y el fraude, descarados y groseros. Para que nos metamos a
juro por este callejón sin salida, nos extorsionan amenazándonos con el
cerco externo de la Santa Alianza, como el que sufre Paraguay. ¿Cuál es el cerco externo?
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El cerco externo lo ha montado la Santa Alianza entre la Internacional Comunista de América (Foro de Sao Paulo) y el imperialismo brasileño, que tiene por instrumento el sindicato de presidentes (UNASUR).
La llamo Santa Alianza por su semejanza con la formada por las
monarquías del siglo XIX que tuvo por objetivo primordial mantener el
absolutismo en Europa e impedir el surgimiento y propagación de
movimientos liberales. ¿Cómo se ha formado esta Santa Alianza y con qué
objeto?
Luego de la derrota del comunismo en Europa, Fidel Castro y Lula da Silva
decidieron llenar el vacío que aquélla dejó constituyendo en 1990 la
Internacional Comunista de América Latina, con el nombre inocente de
Foro de Sao Paulo. Al mismo adhirieron de inmediato todos los partidos
comunistas latinoamericanos y todos los movimientos guerrilleros
comunistas. Después se sumaron los socialistas radicales.
Fue un acierto sin duda, porque les permitió aprovechar dos circunstancias favorables. Por una parte, envanecido Estados Unidos
por ser única potencia mundial cometió el error de descuidar a la
América Latina para ocuparse de otras regiones. Y, por la otra, los
gobiernos democráticos se sometieron a la dictadura impolítica del Fondo
Monetario Internacional, que resultó fatal para ellos porque
desencadenó el descontento general por sus recetas neoliberales.
Vinieron entonces las victorias sucesivas de los miembros de la
Internacional Comunista de América en base a promesas demagógicas. Hoy
tienen la presidencia de Bolivia, Brasil, Ecuador, El Salvador, Nicaragua, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. Y hasta la semana pasada, Paraguay.
Elegido Lula en Brasil neutralizó
primero a los factores de poder de aquel gran país, que son
democráticos. Les aseguró que no implantaría el comunismo en Brasil,
pero en cambio utilizaría la Internacional Comunista como un instrumento
de dominación colonial al servicio del imperialismo brasileño. Todos
conocemos, porque nos lo enseña la historia, la vocación expansionista e
imperialista de Brasil. Es lo que sus geopolíticos denominan el
“Destino Manifiesto Brasileño”.
Lograda la alianza con los factores de
poder de Brasil, bajo la promesa de respeto a la democracia en lo
interno y de poner a la Internacional Comunista al servicio del
imperialismo brasileño, tal como la III Internacional fue instrumento de
dominación colonial de la Unión Soviética, Lula vendió a Estados Unidos
la idea de ceder a su país la función de gendarme de América del Sur
para aliviar su carga mundial. Los factores de poder de Brasil sirvieron
de garantes, ilusionados con el expansionismo imperialista. Y Estados
Unidos cayó en la trampa.
Pisando ya terreno firme, Lula procedió
a neutralizar por si acaso a la OEA. Efectuó una maniobra envolvente
que culminó exitosamente con la elección de un miembro de la
Internacional Comunista (Insulza, de PSCh), que fue su instrumento en la
crisis de Honduras. Pero el desenlace de esta crisis le hizo ver la
conveniencia de crear un organismo regional para Sur-América que le
sirva de corral a su ganado. Lo llaman UNASUR. Y para ponerle una careta
democrática atrajo a los dos gobiernos que todavía no son de la
Internacional Comunista (Colombia y Chile) dándole la forma atractiva de
un sindicato de presidentes, que gozan de inamovilidad en virtud del
fuero sindical.
El secretario general del sindicato de presidentes (UNASUR) es el comunista Alí Rodríguez Araque,
quien, por ser de la confianza absoluta de Fidel Castro, co-presidente
de la Internacional Comunista de América, cumple el rol del Príncipe
Metternich. Es el operador de la Santa Alianza formada por la
Internacional Comunista de América Latina y el Brasil imperialista,
teniendo de copartícipe a Cuba. Esta Santa Alianza no acepta, por ningún
respecto, perder una presidencia que haya tomado. Su voluntad está por
encima de la Constitución de cada país. A su imposición imperialista la
han bautizado “Cláusula Democrática”, una violación flagrante y
descarada del principio de no intervención, consagrado en la Carta de
las Naciones Unidas como regla fundamental del Derecho Internacional.
La Santa Alianza comunista-imperialista
de América es el más grande y peligroso enemigo externo que tenemos
porque es el sostén de las tiranías comunistas y sus afines. Pero
Honduras antes y Paraguay ahora nos han demostrado que podemos
derrotarla. Si ellos pudieron, también nosotros.
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