5/7/12

JESUS PETIT DA COSTA: EL CERCO EXTERNO

Compatriotas: Tenemos un cerco interno para impedirnos que salgamos de la tiranía comunista. Consiste en encallejonarnos en unas elecciones sucias por el ventajismo y el fraude, descarados y groseros. Para que nos metamos a juro por este callejón sin salida, nos extorsionan amenazándonos con el cerco externo de la  Santa Alianza, como el que sufre Paraguay. ¿Cuál es el cerco externo?
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El cerco externo lo ha montado la Santa Alianza entre la Internacional Comunista de América (Foro de Sao Paulo) y el imperialismo brasileño, que tiene por instrumento el sindicato de presidentes (UNASUR).  La llamo Santa Alianza por su semejanza con la formada por las monarquías del siglo XIX que tuvo por objetivo primordial mantener el absolutismo en Europa e impedir el surgimiento y propagación de movimientos liberales. ¿Cómo se ha formado esta Santa Alianza y con qué objeto?
Luego de la derrota del comunismo en Europa, Fidel Castro y Lula da Silva decidieron llenar el vacío que aquélla dejó constituyendo en 1990 la Internacional Comunista de América Latina, con el nombre inocente de Foro de Sao Paulo. Al mismo adhirieron de inmediato todos los partidos comunistas latinoamericanos y todos los movimientos guerrilleros comunistas. Después se sumaron los socialistas radicales.
Fue un acierto sin duda, porque les permitió aprovechar dos circunstancias favorables. Por una parte, envanecido Estados Unidos por ser única potencia mundial cometió el error de descuidar a la América Latina para ocuparse de otras regiones. Y, por la otra, los gobiernos democráticos se sometieron a la dictadura impolítica del Fondo Monetario Internacional, que resultó fatal para ellos porque desencadenó el descontento general por sus recetas neoliberales. Vinieron entonces las victorias sucesivas de los miembros de la Internacional Comunista de América en base a promesas demagógicas. Hoy tienen la presidencia de Bolivia, Brasil, Ecuador, El Salvador, Nicaragua, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. Y hasta la semana pasada, Paraguay.
Elegido Lula en Brasil neutralizó primero a los factores de poder de aquel gran país, que son democráticos. Les aseguró que no implantaría el comunismo en Brasil,  pero en cambio utilizaría la Internacional Comunista como un instrumento de dominación colonial al servicio del imperialismo brasileño. Todos conocemos, porque nos lo enseña la historia, la vocación expansionista e imperialista de Brasil. Es lo que sus geopolíticos denominan el “Destino Manifiesto Brasileño”.
Lograda la alianza con los factores de poder de Brasil, bajo la promesa de respeto a la democracia en lo interno y de poner a la Internacional Comunista al servicio del imperialismo brasileño, tal como la III Internacional fue instrumento de dominación colonial de la Unión Soviética, Lula vendió a Estados Unidos la idea de ceder a su país la función de gendarme de América del Sur para aliviar su carga mundial. Los factores de poder de Brasil sirvieron de garantes, ilusionados con el expansionismo imperialista. Y Estados Unidos cayó en la trampa.
Pisando ya terreno firme, Lula procedió a neutralizar por si acaso a la OEA. Efectuó una maniobra envolvente que culminó exitosamente con la elección de un miembro de la Internacional Comunista (Insulza, de PSCh), que fue su instrumento en la crisis de Honduras. Pero el desenlace de esta crisis le hizo ver la conveniencia de crear un organismo regional para Sur-América que le sirva de corral a su ganado. Lo llaman UNASUR. Y para ponerle una careta democrática atrajo a los dos gobiernos que todavía no son de la Internacional Comunista (Colombia y Chile) dándole la forma atractiva de un sindicato de presidentes, que gozan de inamovilidad en virtud del fuero sindical.
El secretario general del sindicato de presidentes (UNASUR) es el comunista Alí Rodríguez Araque, quien, por ser de la confianza absoluta de Fidel Castro, co-presidente de la Internacional Comunista de América, cumple el rol del Príncipe Metternich.  Es el operador de la Santa Alianza formada por la Internacional Comunista de América Latina y el Brasil imperialista, teniendo de copartícipe a Cuba. Esta Santa Alianza no acepta, por ningún respecto, perder una presidencia que haya tomado. Su voluntad está por encima de la Constitución de cada país. A su imposición imperialista la han bautizado “Cláusula Democrática”, una violación flagrante y descarada del principio de no intervención, consagrado en la Carta de las Naciones Unidas como regla fundamental del Derecho Internacional.
La Santa Alianza comunista-imperialista de América es el más grande y peligroso enemigo externo que tenemos porque es el sostén de las tiranías comunistas y sus afines. Pero Honduras antes y Paraguay ahora nos han demostrado que podemos derrotarla. Si ellos pudieron, también nosotros.

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