Venezuela es un país de tránsito para las drogas producidas en el área andina, así como de reciclaje de las ganancias producidas por los distintos negocios del crimen organizado.
En el país operan células o representaciones de ocho grandes grupos
criminales. De Colombia las más importantes son las FARC, las Águilas
Negras, los Rastrojos y los Urabeños. A los dos últimos también se les
denomina bandas criminales emergentes, o bacrim. De México llegaron
representantes de los carteles del Golfo, de Juárez y los Zetas.
En el país, además, existen desde finales de los años setenta del siglo
pasado operadores de la Cosa Nostra siciliana y más recientemente de la
mafia calabresa (´Ndrangheta), que trabajan con grupos basados en los
Balcanes. También se ha detectado la llegada de clanes de diversas
provincias de China.
Debido a su ubicación al norte de Suramérica, y gracias a la ausencia de
una vigilancia constante, el país ha pasado a ser el principal punto de
partida de los vuelos sospechosos de llevar drogas a Centroamérica y a
las islas del Caribe.
El director de la Cátedra Libre Antidrogas, Hernán Matute, afirma que el
paso constante de drogas por el país ha ocasionado un incremento en el
consumo de estas sustancias calculado en 30%. Los usuarios frecuentes u
ocasionales son cada vez más jóvenes.
“Antes no teníamos laboratorios y ahora el Gobierno divulga videos en
los que aparecen los militares destruyéndolos. No teníamos problemas de
grandes capos aquí, y ahora están. Ahora se habla aquí de carteles y
minicarteles. Los sembradíos también aparecen en Zulia, Táchira, Apure”,
dijo.
La ex presidente de la Comisión Nacional contra el Uso Ilícito de las
Drogas (Conacuid, actual ONA) Mildred Camero señaló que la actividad del
crimen organizado ha penetrado el estamento político nacional.
“Ya la veía cuando estábamos en la Conacuid, en los años 2003 y 2004.
Veía con angustia la infiltración, y eso lo ha confirmado el coronel
retirado Eladio Aponte Aponte (ex presidente de la sala de Casación
Penal del TSJ). Cuando estaba en la Conacuid tuvimos que hacer
inteligencia pues en algunos órganos de seguridad guardaban droga en los
techos. Fueron penetradas”, recordó.
Camero considera que los episodios de entonces ahora se han convertido en una práctica común.
“La infiltración de las instituciones se ha estructurado. Cuando se
habla de narcoestado se habla de funcionarios que actúan como tales y
como traficantes al mismo tiempo”, afirmó.
El corredactor de leyes sobre drogas y delincuencia organizada, Bayardo
Ramírez Monagas, expresó su preocupación por la implicación de
funcionarios en altos puestos del Gobierno actividades ilícitas.
Ramírez Monagas cree que el problema ya no consiste en la ausencia de voluntad política para combatir a las redes criminales.
“El Gobierno está cooptado por organizaciones criminales de Rusia, China
y otros países. Algo parecido a lo que ocurre con Corea del Norte,
donde todo el alto poder vive de la corrupción. Hay un error en ver las
drogas como el principal delito. Es la corrupción sistemática la que
permite los distintos tráficos”, explicó.
Ramírez Monagas y Matute indicaron que las declaraciones de Walid Makled
(enjuiciado por tráfico de drogas, lavado de dinero y sicariato) y de
Aponte Aponte reflejan el grado de corrupción al que han llegado los
poderes públicos del país.
La Cifra
300 toneladas métricas de cocaína circulan anualmente por el país, según
cálculos del International Crisis Group. Venezuela es además el segundo
país latinoamericano en uso de armas de fuego en homicidios (90% de los
casos) y el quinto país del mundo en ese tipo de crímenes.
LosDatos
*La legislación antidrogas venezolana ha sido modificada cinco veces
durante el actual gobierno. Las reformas han sido contradictorias en
aspectos como el tratamiento de los detenidos por posesión y, en algunos
ámbitos, han sido consideradas violatorias del debido proceso.
*Los últimos sondeos indican que 5,06% de la población venezolana ha
consumido marihuana alguna vez; 1,61% ha usado cocaína y 0,6% alguna
droga sintética.
*La mayoría de las personas atendidas en centros de tratamiento para
adictos pertenece a los estratos C, D y E. Las crisis en los usuarios
frecuentes de las clases A y B suelen ser tratadas en centros privados.
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